Estados Unidos: Trump lleva su rebaño al matadero
Estados Unidos supera los 3 millones de casos de coronavirus y las 131 mil muertes, algo que en parte se debe a la incompetencia del presidente Donald Trump, quien como anti-Cristo moderno lleva su rebaño al matadero.
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Estados Unidos: Trump lleva su rebaño al matadero
Mientras tanto, las autoridades advierten que el brote está repuntando en la mayoría de los estados del país y que está afectando especialmente a los jóvenes
El martes 7 de julio las autoridades sanitarias estadounidenses confirmaron que hasta las ocho de la noche (hora del este) se registraron en el país 60,209 nuevos contagios y 1,114 nuevos fallecimientos. Es la primera vez en casi un mes que la mortalidad por COVID-19 supera los 1,000 fallecidos en un solo día. Hace ya más de dos semanas que el epicentro de la pandemia se trasladó a estados del sur y el oeste del país como Florida, Texas, California, Arizona y Georgia.
A pesar de la crudeza de los datos y de las advertencias de las autoridades sanitarias, el presidente Trump insiste en abrir las escuelas con el comienzo del nuevo curso el próximo otoño ya que, según él, toda la comunidad educativa está deseando volver a los salones. La Academia de pediatras estadounidenses recomendó encarecidamente las clases presenciales porque, según argumentan, tiene mayores beneficios para los menores.
"Subimos, nunca bajamos a la línea de base, y ahora estamos volviendo a subir, así que es una situación grave que tenemos que abordar de inmediato", estimó el doctor Anthony Fauci, el principal experto en enfermedades infecciosas de la nación, quien se mantiene a la carga pese a que Trump no lo mira con buenos ojos.
"Otros países se lo han tomado en serio (la pandemia) y nosotros no", dijo Ashish Jha, director del Instituto de Salud Global de Harvard, afirmación contrastante con lo que desde un inicio dijo a su rebaño el “Pastor Trump” que restó importancia al problema.
Según señala el diario La Opinión, de California, uno de los estados más afectados, los expertos señalaron la falta de mensajes claros y de liderazgo de Trump y de algunos líderes estatales por llevar a la confusión y a mensajes confusos que hacen más difícil que la gente siga orientaciones importantes como el uso de máscaras.
"En lugar de una comunicación clara y sostenida, hemos tenido una cacofonía", dijo William Schaffner, experto en enfermedades infecciosas de la Universidad de Vanderbilt. "Hemos tenido tensiones reales entre el liderazgo político a nivel nacional y estatal y los médicos."
Pero, el número de estadounidenses alarmados crece, mientras el país tiene una elección presidencial en apenas cuatro meses, una economía en crisis, un país divido y en ebullición por la violencia racial. ¿Qué podría cambiar entre ahora y noviembre?, es una pregunta que flota en el ambiente cuando muchos esperan un cambio en el timón de la Casa Blanca.
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Nathaniel Rakich, un analista electoral que participó en un foro debate del sitio FiveThirtyEight.com que utiliza el análisis estadístico al abordar historias convincentes sobre las elecciones, la política, los deportes, la ciencia y la economía, entre otros temas, considera interesante esa pregunta.
La pandemia podría estar totalmente bajo control y la economía podría volver a rugir. O podríamos estar en medio de una segunda ola de la Covid-19 y la tasa de desempleo podría estar como en los años 20, cuando la llamada Gran Depresión, aunque existen pronóstico que dan cifras devastadora del desempleo, incluso hasta de un 50 por ciento, según valoraciones de analistas.
A finales de 2019 nadie anticipaba una situación como la actual pese a la derrota republicana en las elecciones de medio término de noviembre de 2018. Trump se vanagloriaba de su “estupenda” gestión económica que, aunque era una herencia, ocurría bajo su mandato.
Nadie podía imaginar la pandemia, la contracción económica y las protestas que incrementarían la crisis y polarizaría a los estadounidenses, causada por las respuestas erróneas de un mandatario que presiona para su reelección.
Según Rakich no conoce a nadie que esté planeando votar por Trump que piense que ha hecho un buen trabajo y merezca un segundo mandato, más cuando se le puso a prueba, repetidamente, y fracasó, un ejemplo de ello es su respuesta a la pandemia de la Covid-19.
Un reciente artículo de opinión en el diario The Hill de Juan William, analistas político de Fox News, enumera una lista de eventos para los fans del "más grande de todos los presidentes" (Trump, según él).
¿Dónde está el muro, y México lo está pagando?, ¿Dónde está el fabuloso plan para reemplazar a ObamaCare?, ¿Dónde está el acuerdo con Corea del Norte para terminar con su amenaza nuclear?, ¿Dónde está la curación racial al retwitear a un partidario gritando "poder blanco"?, ¿No te dijo en febrero que el virus iba a desaparecer mágicamente y luego te lo repitió la semana pasada después de que más de 125 mil estadounidenses murieran por él?, pregunta Williams.
Eso es un récord de fracaso, subraya, al señalar que la base de Trump comienza a agrietarse, algo que no es novedoso y que desde llegó a la Casa Blanca comentan los medios de prensa y analistas políticos.
La posición de Trump con los evangélicos comenzó a deshilacharse ante las decisiones de la corte. Primero, el fracaso en proteger al país del virus lo perjudicó, especialmente con los ancianos.
Luego, los evangélicos de todas las edades vieron la falta de empatía cristiana en sus ataques a las personas que se unieron, a través de las líneas raciales, para protestar contra la brutalidad policial.
"Somos una raza y necesitamos amarnos unos a otros", dijo Pat Robertson, un importante líder evangélico, cita Williams.
Precisa el analista que Trump ganó el 57 por ciento del voto blanco en 2016. Un tercio de ese apoyo vino de los evangélicos blancos. Otro 20 por ciento de la base de apoyo de Trump en 2016 vino de los católicos blancos, según un análisis del Centro de Investigación Pew, algo que es una parte importante del rebaño que marcha hacia el matadero.
Eso significa que los evangélicos blancos y los católicos blancos constituyeron la mitad de la gente que votó por Trump en 2016, aunque ahora hay señales de que algunos, en especial las mujeres, se están volcando en su contra.
"En marzo, casi el 80 por ciento de los evangélicos blancos dijeron que aprobaban el trabajo que estaba haciendo el Sr. Trump, [según las encuestas del PRRI]", informó el New York Times a principios de junio, citado por el comentarista.
"A finales de mayo, con el país convulsionado por la discordia racial, la favorabilidad del mandatario entre los evangélicos blancos había caído 15 puntos porcentuales al 62 por ciento, de acuerdo a una encuesta del PRRI", según un artículo del Times, de Jeremy W. Peters. El artículo señaló que el apoyo de los católicos blancos a Trump bajó 27 puntos desde marzo, agrega.
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David Brody, el principal analista político de la Red de Radiodifusión Cristiana, dijo recientemente a Politico que "cualquier desliz" del apoyo de Trump entre los votantes evangélicos lo condenaría a la derrota en noviembre, asegura Williams.
Desde finales de mayo, Trump ha perdido 15 puntos porcentuales de apoyo entre los blancos sin título universitario, según un promedio de encuestas del Washington Post. Tenía una ventaja de 37 puntos porcentuales entre esos votantes sobre Hillary Clinton en 2016. Ahora ha bajado a una ventaja de 22 puntos sobre Biden.
Puntualiza que hay consecuencias políticas mortales para la reelección de Trump en esos números.
No pocos consideran la situación en el país como impredecible pese a que según el promedio de encuestas de RealClearPolitics, Biden actualmente lidera a Trump en seis estados que el mandatario ganó en 2016: Wisconsin, Michigan, Pennsylvania, Florida, Arizona y Carolina del Norte.
Asegura Williams que si unos pocos evangélicos deciden que no vale la pena sacrificar sus más preciados principios de amor y moralidad cristiana, pueden terminar votando por un católico blanco. Su nombre es Joseph Biden.
En este escenario de preocupaciones surge una más. ¿Y si Trump no deja la Casa Blanca?, pregunta el sitio www.theamericanconservative.com.
Hay temor en Estados Unidos en diversos sectores dada la arrogancia mostrada por el mandatario que desde hace meses está hablando de fraude en su contra para sacarlo de la Casa Blanca.
Ahora nadie se atreve a predecir, ni los más entusiastas pitonisos, eso que dicen ser adivinos, lo que está por venir con un anti-Cristo en la Casa Blanca.
Según theamericanconservative.com hasta el mismo Joseph Biden, el virtual candidato demócrata a la Casa Blanca, manifestó sus temores sobre cómo reaccionará Trump si es borrado en las urnas. El retador está "absolutamente convencido" de que los militares podrían tener que sacarlo de la Casa Blanca si se niega a irse después de perder las elecciones de noviembre. Biden ha estado diciendo esto durante meses.
Incluso, los opositores al mandatario también expresan su "preocupación" de que Trump pueda usar la crisis del coronavirus para retrasar o deslegitimar la elección, algo también impredecible.
En un libro que debe salir el próximo 14 de julio publicado por Simon & Schuster, Mary Trump pinta un cuadro inquietante de su tío Trump, donde lo acusa de "crueldad e incompetencia" y una inclinación a la mentira y al engaño que se remonta a cuando era un joven adulto, época en la que aparentemente formó su carácter de “narcisista, arrogante y grandioso”.
La sobrina de Trump advierte descarnadamente que “si se le permite un segundo mandato, sería el fin de la democracia americana", algo así como que llegará el Apocalipsis.