Slogan
Periodista y escritor chileno. Analista internacional, Máster en Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense, Madrid. Especialista en temas de Latinoamérica, Medio Oriente y el Magreb. Colaborador de varias cadenas de noticias internacionales.
El recuerdo de Hassan Nasrallah es rememorar al guardián, no sólo de Líbano, sino también de Palestina, de Yemen, de Asia occidental en su conjunto, y se amplía a Latinoamérica.
Washington y el sionismo violan en forma flagrante y crónica el derecho internacional, el humanitario, y los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas.
"Israel" es un peligro, lo sabemos en forma indudable y ello hace necesario afianzar a los países y movimientos que forman parte del eje de la resistencia para acumular fuerza política y militar que permita asestar un golpe demoledor que termine con este régimen.
Calificar a "Israel" como una sociedad de genocidas es acertado, justo y necesario. No hay posibilidad alguna de errar al señalar al ente israelí como criminal contumaz, infanticida, un símil superlativo del régimen nazi.
Este es el mayor genocidio que haya presenciado la humanidad en los últimos 80 años. Esto, en el marco de gobiernos que se han convertido en meros espectadores de un exterminio transmitido en tiempo real.
Latinoamérica enfrenta una oportunidad histórica para romper con la hegemonía unipolar de Estados Unidos y avanzar hacia una multilateralidad soberana, fortaleciendo alianzas regionales y globales con potencias como China y Rusia, y bloques como los BRICS.
Putin con este llamado deja claro que Moscú no se niega al diálogo, no evade la decisión de avanzar a la resolución pacífica de una contienda que ha significado miles de muertos.
El Día de la Tierra es un símbolo, una fecha que representa un hito histórico, de dignidad pues, no sólo es un recordatorio para los habitantes originales de una tierra milenaria.
La narrativa de los medios occidentales sobre la situación en la guerra entre Rusia y Ucrania dista mucho de reflejar la verdad. Las fuerzas de la federación rusa avanzan y recuperan posiciones en las regiones que Kiev da como consolidadas.
La rusofobia alcanza niveles monumentales en una Europa ciega ante la posibilidad de construir relaciones sostenibles y beneficiosas con Moscú en lugar se convertirse en el patio trasero de Washington con una indigna pérdida de su soberanía y autodeterminación. Moldavia es hoy, como Ucrania desde el año 2014 un peón adecuado en ello.