Ambiciones de EE.UU. sufren doble golpe en Irak
Según el reporte de The Times, facciones leales a Irán han estado formando una coalición rival y Al-Abadi dijo que ya no "se aferraría al poder" después de perder el respaldo de Muqtada al-Sadr, clérigo nacionalista y líder de la milicia que surgió como hacedor de reyes después de las elecciones de mayo.
Estados Unidos sufrió un doble golpe a sus ambiciones e influencia en el Irak de la posguerra luego de perder dos enfrentamientos clave con Irán.
El primer ministro, Haidar al-Abadi, respaldado por Estados Unidos, fue superado en sus intentos por permanecer en el cargo, a pesar de la fuerte presión de Washington.
Según el reporte de The Times, facciones leales a Irán han estado formando una coalición rival y Al-Abadi dijo que ya no "se aferraría al poder" después de perder el respaldo de Muqtada al-Sadr, clérigo nacionalista y líder de la milicia que surgió como hacedor de reyes después de las elecciones de mayo.
Por su parte, Mohammed al-Halbusi, ex gobernador de la provincia occidental de Anbar, que también cuenta con el respaldo de Irán, derrotó a su candidato favorito para el cargo de portavoz parlamentario.
A su vez, la cancillería iraní señaló su satisfacción, y dijo que respaldaba la "democracia, integridad territorial y soberanía nacional" de Irak, un golpe velado a los intentos fallidos de Estados Unidos.
El candidato perdedor para el orador, Khaled al-Obeidi, fue un ex ministro de Defensa y aliado de Al-Abadi, quien trabajó estrechamente con las fuerzas estadounidenses en la lucha contra el Estado Islámico.
Ambos resultados representan una victoria para el enviado de Irán, el general Qassem Soleimani, el jefe de la Brigada al-Quds de la Guardia Revolucionaria, estratega militar que estuvo detrás de la operación de influencia de Irán en el extranjero.
Soleimani pasó gran parte del verano en Irak tratando de convencer a los partidos chiítas de unirse contra la influencia estadounidense, y en particular de presionar a los partidos kurdos para que se opongan al cabildeo de Brett McGurk, el enviado de Estados Unidos a la coalición antiisraelí.
McGurk se reunió con un grupo de facciones políticas para tratar de persuadirlos de respaldar a Al-Abadi en el armado de una nueva coalición gobernante, y el mes pasado Al-Abadi pensó que tenía suficientes votos en el nuevo parlamento para ganar un segundo mandato.
Como parte de la campaña de presión de Irán, se dice que el general Soleimani pasó cuatro horas con Sadr persuadiéndolo de cambiar de bando.
Con su influencia sobre la comunidad chiita, esto le da a los iraníes una ventaja natural en comparación con los estadounidenses con los que compiten por la influencia. Sin embargo, Al-Abadi, aunque no es hostil a Irán, fue muy bien considerado por los Estados Unidos.
Ahora el consuelo de Occidente es que ahora todas las facciones coinciden en que, en aras de la estabilidad, tanto Estados Unidos como Irán deben tener un veto efectivo sobre quién se convierte en primer ministro.