La historia del jabón de Al Nabulsi y el pueblo de Palestina
Diversas escenas cuentan la historia de la ciudad palestina Naplusa. Las más destacadas son las fábricas de jabón, conocidas localmente como sabbanat.
El jabón Al Nabulsi (perteneciente a la ciudad de Naplusa) es considerado el más antiguo del mundo. De hecho, su industria lleva la fragancia del presente y los recuerdos del pasado, pues cada familia poseía una fábrica.
En la actualidad no se sabe con certeza quién innovó la industria del jabón en Naplusa y si nació aquí o se trasladó desde otra ciudad. Lo cierto es que encontró en este lugar el ambiente y las condiciones adecuadas.
Además, se dice que la fama de Palestina por el jabón se debe a la abundancia del aceite de oliva, ingrediente principal para la fabricación del producto.
Durante la ocupación cruzada a Palestina, Naplusa ganó un importante lugar. Desde entonces, esta industria se convirtió en monopolio del rey, quien se sentía responsable de ella e impedía a los dueños de las fábricas la producción de jabones, excepto con un contrato otorgado por el señor de "Bayt al-Maqdis".
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Los cruzados no quedaron satisfechos con esa situación y trabajaron duro para transferir el oficio a Europa. Como consecuencia, establecieron fábricas a partir del aceite de oliva en Marsella. Estas solían preparar el producto de una manera similar al método de Naplusa.
En cambio, durante la era otomana, la industria se limitó a aquellos con riqueza y poder; pues generaba un ingreso muy alto.
A principios del siglo XX, egipcios y sirios se dieron cuenta de la popularidad del jabón y, por eso, comenzaron a producirlo bajo el nombre de "Jabón Al Nabulsi".
¿Cómo hacer el producto?
El jabón Al Nabulsi, pasa por tres etapas principales: cocción, corte y envasado. La primera etapa consiste en colocar el aceite de oliva y soda en un recipiente grande que puede contener alrededor de cuatro toneladas, y luego se le prende fuego en un proceso que dura hasta cinco días.
Una vez preparado el caldo, se transporta manualmente en recipientes de hierro, donde se vierte sobre un suelo rodeado de un marco de madera para que el jabón no resbale mientras está caliente, se deja secar en el lugar por varios días, y entonces comienza la etapa de corte.
Los trabajadores raspan la superficie exterior del jabón y la barren para limpiarla de impurezas. Luego comienzan a planear la capa en forma de pequeños cuadrados y, después de tres días, las pastillas del producto están dispuestas en forma de una pirámide o un tandoor (cónico para que las piezas se sequen más rápido).
Posteriormente, se deja durante un mes o más hasta que el producto gane dureza y se vuelva apto para el envasado. Este proceso es similar desde hace más de 200 años.
Así se obtiene el jabón y, aunque su camino es algo agotador, muchos habitantes de Naplusa insisten en preservarlo.
Declive de la industria
Entre sus dos famosas montañas, Ebal y Gerizim, Naplusa contaba en los años setenta del siglo pasado con más de 40 sabbanat (fábricas tradicionales para la producción), de las cuales solo quedan tres funcionando a la antigua usanza.
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Durante 1927, un fuerte terremoto destruyó muchas fábricas antiguas, y luego la ocupación israelí en Naplusa empeoró la situación debido a los altos impuestos y sus procedimientos para la importación y exportación. A ello se le suma la llegada al mercado de varios tipos de jabones extranjeros.
No obstante, los encargados de la artesanía tradicional palestina están tratando de preservar estas industrias, por todos los medios y métodos, especialmente, ante los esfuerzos de la ocupación por robar y atribuírselo.
El Centro para el Desarrollo de Recursos Comunitarios del Municipio de Naplusa trabaja para conservar el patrimonio cultural a través de talleres, conferencias, seminarios y cursos prácticos, que buscan enseñar a la comunidad palestina cómo mantener las industrias tradicionales.
La institución implementa muchos proyectos relacionados con la fabricación antigua, sin olvidar los esfuerzos de los palestinos para preservar su patrimonio cultural, que enfrenta el espectro de la extinción y los intentos de robarlo por parte de la entidad de ocupación israelí.