Batalla por control de gobernación yemenita de Mahra desata tensiones peligrosas en el Golfo
La presencia saudita no sólo ha agitado a la población local, sino que, según expertos y diplomáticos extranjeros, ha causado una creciente división con el vecino Omán, otra potencia regional.

Mahra es una gobernación yemenita que se enorgullece de su autonomía, cultura e idioma único, se ha convertido en la primera línea de una nueva y poco cubierta guerra por poderes.
Hombres y mujeres han organizado protestas regulares contra lo que consideran una "ocupación" de sus tierras por Arabia Saudita, que es la punta de lanza de una coalición militar que lucha contra los rebeldes hutíes apoyados por Irán en el otro lado del país.
Aislada por barrancos boscosos y paisajes lunares, Mahra se había librado de los horrores de la guerra de cinco años.
Hasta hace poco, también ha visto poca presencia de grupos extremistas como al-Qaeda y Daesh.
Sin embargo, Arabia Saudita comenzó a transportar hasta mil 500 soldados a la zona, según investigadores yemenitas, y a entrenar a las fuerzas locales para hacer frente al contrabando desenfrenado de armas a través de la porosa frontera con Omán.
Apenas unos días después de la llegada de las fuerzas sauditas que intentó hacer retroceder, el gobernador de Mahra, Mohammed bin Kuddah, fue sustituido por el candidato elegido por Riad, Rajeh Bakrit, una figura que había pasado relativamente poco tiempo allí y que aterrizó en enero de 2018 en un avión saudita.
A pesar de haber prometido inicialmente no hacerlo, Riad se hizo cargo y cerró el aeropuerto civil de Mahra, convirtiéndolo en un cuartel general militar.
Los sauditas desplegaron otras cinco bases principales, algunas aún en construcción, y según la población local, hasta 20 puestos de avanzada más pequeños, lo que provocó alarma e indignación entre los maharauis que acusan a los sauditas de acaparamiento de tierras.
Las autoridades sauditas han defendido repetidamente sus acciones diciendo que el armamento pesado era canalizado a través de la ruta marítima o de la notoriamente corrupta frontera con Omán a los combatientes hutíes que disparaban misiles que llegaban hasta Riad.
La presencia saudita no sólo ha agitado a la población local, sino que, según expertos y diplomáticos extranjeros, ha causado una creciente división con el vecino Omán, otra potencia regional.
Muscat ve la toma del control de su vecino Mahra como una amenaza interna: muchos omaníes son mahri y el territorio tribal se extiende más allá de la frontera con Yemen.
Los expertos y la población local han advertido que Omán, que una vez fue apodada la Suiza de Medio Oriente por su negativa a tomar partido en cualquier conflicto, ha comenzado recientemente a canalizar el apoyo a sus propias afiliadas sobre el terreno.
Los diplomáticos británicos en entrevistas con The Independent también expresaron su preocupación por la entrada de Muscat en la compleja guerra por poder.