Planes de anexión israelíes ponen en peligro relaciones con Jordania
Tel Aviv trata a Jordania como un Estado débil cuyo régimen no es seguro y cuyo estatus en Medio Oriente es insignificante.
Jordania advirtió sobre las implicaciones en las relaciones bilaterales de los planes del primer ministro de (Israel), Benjamin Netanyahu, de anexar más territoris palestinos, comentó un artículo publicado por Al Monitor.
El pasado 24 de septiembre, el rey Abdullah de Jordania concedió una entrevista a Andrea Mitchell, de la MSNBC, y alertó de las consecuencias de la declaración de Netanyahu sobre la anexión del Valle del Jordán y las zonas de asentamiento, al mismo tiempo que añadió que su destino sería similar al de las relaciones entre (Israel) y Egipto en caso de que se llevaran a cabo estos planes.
Según con Yossi Beilin, exministro israelí de Justicia y Asuntos Religiosos, el rey jordano expresó su firme oposición a una situación en la que sólo existe un estado al oeste del Jordán: "Entonces estamos hablando de un futuro de apartheid para (Israel), que creo que sería una catástrofe para todos nosotros". Luego repitió que la solución de los dos Estados es la única solución al conflicto israelo-palestino.
Abdullah añadió que la declaración de Netanyahu de su intención de anexar el Valle del Jordán "no ayuda en absoluto, porque lo que se hace es entregar la narración a las peores personas de nuestro barrio". En ese sentido, recomendó acercar a (Israel) y a los palestinos. Expresó que, si esto no sucede, la región estaría en peligro.
Recuerda Beilin que los medios de comunicación israelíes apenas mencionaron la entrevista del rey.
Dado el estado actual de las relaciones entre los dos países, no hay muchas posibilidades de que Jordania acepte ir más allá del acuerdo de paz firmado y permitir a (Israel) utilizar estos enclaves de Naharayim y Tzofar durante décadas más.
Señala Beilin que la paz con Jordania disminuyó e incluso anuló la amenaza oriental para (Israel). La cooperación en materia de seguridad es profunda y significativa, pero no hay señales de ello entre el público jordano. Las asociaciones profesionales boicotean a Israel. Las visitas de funcionarios jordanos a (Israel) no han tenido lugar en muchos años. En el parlamento jordano se escucha un lenguaje extremadamente antiisraelí, donde se aprueban resoluciones en las que se pide al gobierno jordano que cancele el acuerdo de paz con Israel.
Y, aunque estas resoluciones no son vinculantes, siguen expresando el sentimiento de la calle jordana, que ata las manos de los responsables de la toma de decisiones en los procesos de normalización con (Israel).
Tel Aviv trata a Jordania como un Estado débil cuyo régimen no es seguro y cuyo estatus en Medio Oriente es insignificante. Lo hace en lugar de utilizar la existencia del acuerdo de paz para impulsar la Iniciativa Árabe de 2002, en la que funcionarios jordanos, como el entonces Ministro de Relaciones Exteriores Marwan Muashar, formularon negociaciones sobre la base de las cuales podrían crear una paz y una normalización reales en la región, en lugar de conformarse con una paz inestable entre los dirigentes y los funcionarios de inteligencia.
Los líderes de la derecha han susurrado durante muchos años que Jordania no quiere una solución de dos estados y que prefiere que su vecino occidental sea (Israel). Su oposición a la solución de los dos Estados, que es la única que puede garantizar que (Israel) siga siendo un Estado judío y democrático, se deriva, según dicen, del deseo de defender a Jordania.
Con todo respeto a la gran generosidad de quienes se oponen a la división de la tierra, apunta Beilin, deberían leer las palabras del Rey Abdullah y entender que lo que dice en público es mucho más importante que lo que alguien dice a puerta cerrada.