Acuerdo estratégico ruso-turco crea una barrera cortafuego contra posibles sanciones de EE.UU. y Occidente, sostiene diplomático indio
El objetivo final de la presunta aceptación de la invasión turca por parte del Kremlin es que Erdogan acepte los planes de Moscú para el futuro de Siria, por medio de los cuales el presidente Bashar al-Assad pueda reafirmar el control en toda Siria.
La retirada de Estados Unidos del norte de Siria ha recibido críticas generalizadas. Algunos dicen que Washington está poniendo en peligro a sus socios kurdos sobre el terreno y desencadenando consecuencias impredecibles para Siria. Otros advierten que el conflicto sirio se está intensificando justo cuando las brasas se estaban enfriando.
Según algunos medios de prensa, parte de esas críticas pueden ser ciertas. Porque Turquía es vengativa. Durante mucho tiempo ha querido cruzar la frontera hacia el norte de Siria, donde ve a las fuerzas sirias kurdas o YPG como fuerzas terroristas que ponen en peligro se seguridad nacional.
Pero de acuerdo con los criterios vertidos por el diplomático indio, M. K. Bhadrakumar, en su blog Indian Punchline, está el factor llamado factor "X": ¿Va a entrar Turquía sola en esta empresa? Mucho depende de la respuesta, que a su vez se relaciona con la alquimia del entendimiento estratégico general turco-ruso que va mucho más allá de Siria.
En un acontecimiento poco notorio –revela Bhadrakumar– el martes pasado, horas entre el anuncio de Trump de la retirada de tropas de Siria y el inicio de la invasión turca, el Ministerio de Finanzas ruso anunció que Moscú y Ankara llegaron a un acuerdo sobre el uso de rublos rusos y liras turcas en pagos y acuerdos mutuos.
Según informes, RT informó que el acuerdo tiene como objetivo "ampliar y fortalecer la interacción interbancaria, así como asegurar pagos ininterrumpidos entre las entidades comerciales de los dos países".
En pocas palabras, sostiene el diplomático indio, Moscú y Ankara han creado un cortafuego contra posibles sanciones de EE.UU. y/o Occidente contra Turquía en el futuro.
RT explicó que el nuevo sistema de pago turco-ruso conectará a los bancos y empresas turcas con el análogo ruso de la red de pago SWIFT, "mejorando al mismo tiempo la infraestructura en Turquía que permitiría utilizar las tarjetas de pago rusas MIR, diseñadas por Moscú como alternativa a MasterCard y VISA".
El informe subrayó: "El nuevo acuerdo es parte del impulso de las dos naciones para reducir su dependencia del dólar estadounidense... Erdogan anunció el año pasado sus planes de poner fin al monopolio del dólar estadounidense a través de una nueva política que tiene como objetivo el comercio no dolarizado con los socios internacionales del país".
Así las cosas, el acuerdo con Turquía se convierte en el modelo más nuevo en el ambicioso proyecto del Presidente Putin para deshacerse del dólar estadounidense en el comercio exterior de Rusia. (El volumen de negocios entre Turquía y Rusia es sustancial; el año pasado creció un 16 por ciento, alcanzando los 25 mil 500 millones de dólares). Claramente, el sistema de pagos turco-ruso es un paso importante de la política exterior de ambos países.
Al día siguiente, el miércoles, comenzó la incursión militar turca en Siria. Significativamente, justo antes de la operación, el presidente turco Recep Erdogan habló con Putin por teléfono.
La lectura del Kremlin decía: "A la luz de los planes anunciados por Turquía para llevar a cabo una operación militar en el noreste de Siria, Vladimir Putin instó a nuestros socios turcos a sopesar cuidadosamente la situación para no dañar nuestros esfuerzos conjuntos para resolver la crisis siria".
Añadió que los dos presidentes subrayaron "la importancia de garantizar la unidad y la integridad territorial de Siria y el respeto de su soberanía".
En opinión de Bhadrakumar, la reacción rusa a la operación militar turca fue matizada. El jueves, el ministro de Asuntos Exteriores ruso Serguei Lavrov dijo a los periodistas durante una visita a Turkmenistán: "Desde el comienzo de la crisis siria, insistimos en que comprendemos las preocupaciones de Turquía sobre su seguridad fronteriza".
Lavrov echó la culpa de la invasión turca directamente a las políticas estadounidenses. Recordó que Rusia había advertido a EE.UU. de que no jugaran la "carta kurda" y que las tribus kurdas y árabes se enfrentaran cara a cara.
Y lo que es más importante, añadió Lavrov, "los oficiales militares rusos y turcos están en contacto sobre la operación. Ahora intentaremos establecer un diálogo entre Damasco y Ankara. Creemos que esto es en interés de ambas partes".
El mismo día, jueves, cuando las naciones occidentales querían que el Consejo de Seguridad de la ONU condenara a Turquía, Rusia se abstuvo de hacerlo, argumentando que quería que también se abordara la "presencia militar ilegal" de otras naciones. Rusia instó al "diálogo directo" entre Ankara y Damasco.
La suave reacción de Rusia tiene en cuenta las garantías turcas de que la operación no se dirige a las tierras tradicionales kurdas y que no va a haber una guerra épica con los kurdos. Sin embargo, las cosas pueden ir mal en una operación militar. Ya hay informes contradictorios de víctimas turcas.
De hecho, el destino de los terroristas de Daesh en zonas controladas por los kurdos es una cuestión de enorme importancia para la comunidad internacional. Trump le pone la responsabilidad a Turquía. Rusia también está preocupada.
Putin dijo el viernes que Turquía podría no ser capaz de contener a extremistas de Daesh activos en el norte de Siria.
Rusia y Estados Unidos necesitan coordinarse sobre el terreno para asegurarse de que Daesh no vuelva a levantar la cabeza. Trump lo favorece.
Sin embargo, señala Bhadrakumar, el objetivo final de la presunta aceptación de la invasión turca por parte del Kremlin es que Erdogan acepte los planes de Moscú para el futuro de Siria, por medio de los cuales el presidente Bashar al-Assad pueda reafirmar el control en toda Siria.
Moscú no tolerará que la operación transfronteriza de Turquía se transforme en una violación a largo plazo de la soberanía territorial siria. Basta decir que Rusia está sosteniendo la mano turca con la esperanza de que la sinergia ayude a dar forma a la Siria de la posguerra.
Paralelamente, Rusia espera encontrar una respuesta a las preocupaciones kurdas de Turquía alentando a los kurdos a iniciar un diálogo con Damasco para garantizar la seguridad en la frontera turco-siria.
Por lo tanto, la invasión turca es, en cierto modo, útil para el Kremlin, ya que permite presionar a los kurdos para que se replieguen a Siria.
Para el diplomático indio, en este intrincado equilibrio de intereses contradictorios, el resultado final es que Rusia sigue alimentando los cálidos lazos con Turquía. El gran trofeo del Kremlin es que un gran país de la OTAN está saliendo de la órbita estadounidense.
El acuerdo sobre el nuevo sistema de pagos del martes subraya que tanto Moscú como Ankara son conscientes de una posible ruptura de las relaciones de Turquía con Occidente. La declaración del jueves de los miembros de la UE del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas tiene connotaciones ominosas, concluye Bhadrakumar.