El líder del Movimiento Sadr de Irak, Muqtada al-Sadr, expresó su rechazo a la invasión de símbolos religiosos, edificios científicos y misiones diplomáticas, y manifestó que aquellos no atacaron la aborrecible misión de Estados Unidos no atacarán a otros.

Señaló que lo está sucediendo en Irak es una lucha ciega entre un gobierno corrupto y manifestantes que no se han comprometido con la paz.

Asimismo, aconsejó al gobierno iraquí que "renunciara inmediatamente para preservar  la sangre". También aconsejó a los manifestantes que "respeten la moral pública y castigar a algunos abusadores y mantenerlos alejados de sus plazas de inmediato".

Varios jefes de los servicios de seguridad iraquíes le enviaron una carta al líder del movimiento Sadr, pidiéndole que pidiera a los manifestantes que salieran de la calle.

La carta dirigida a Sadr decía que "los servicios de seguridad están en un estado de quiebre y se convirtieron en víctimas de un conflicto político".

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