Papa Francisco convoca a fraternidad y solidaridad en tiempos de pandemia
En una plaza desierta, envuelta en silencio y mojada por la lluvia incesante, Jorge Bergoglio regaló a los fieles católicos del mundo una ceremonia inédita, una homilía y una bendición posterior que los creyentes católicos tuvieron que seguir a través de los medios de comunicación.
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Papa Francisco convoca a fraternidad y solidaridad en tiempos de pandemia
El papa Francisco invitó a toda la humanidad a reflexionar en medio de esta crisis sobre la importancia de la fraternidad y de la solidaridad, frente al individualismo y el egoísmo durante una histórica bendición "Urbi et Orbi" -a la ciudad y al mundo- en soledad, desde una plaza de San Pedro del Vaticano totalmente vacía como consecuencia de la emergencia de la pandemia de la Covid-19, que ha causado en Italia más de nueve mil fallecidos.
Durante su sermón este viernes, el Sumo Pontífice opinó que las personas han avanzado durante años sintiéndose "fuertes y capaces de todo, codiciosos de ganancias", dormidas "ante guerras e injusticias", sin escuchar a los pobres y los enfermos, y pensando en que estaban "siempre sanos en un mundo enfermo".
En una plaza desierta, envuelta en silencio y mojada por la lluvia incesante, Jorge Bergoglio regaló a los fieles católicos del mundo una ceremonia inédita, una homilía y una bendición posterior que los creyentes católicos tuvieron que seguir a través de los medios de comunicación.
La Santa Sede ordenó el cierre hasta el 3 de abril de la plaza y la basílica de San Pedro, como medida de precaución ante la propagación de esta pandemia, que ha dejado ya al menos cinco casos positivos en el interior del Vaticano.
La bendición "Urbi et Orbi" se imparte habitualmente en tres ocasiones: cuando el papa es elegido sucesor de Pedro, el 25 de diciembre por Navidad y en Pascua.
Pero también se ofrece en ocasiones muy puntuales, como en 1942, cuando Pío XII lo hizo con motivo de su Jubileo episcopal y del XXV aniversario de las apariciones de Fátima.
El papa Francisco ha querido tener ahora un gesto extraordinario, cuando el mundo sufre la expansión de este virus que se ha cobrado ya la vida de más de 25 mil personas a nivel global.
"Desde hace algunas semanas parece que todo se ha oscurecido. Densas tinieblas han cubierto nuestras plazas, calles y ciudades; se fueron adueñando de nuestras vidas llenando todo de un silencio que ensordece y un vacío desolador que paraliza todo a su paso: se palpita en el aire, se siente en los gestos, lo dicen las miradas. Nos encontramos asustados y perdidos", dijo el papa al comenzar su homilía.
La de este viernes fue una cita de oración universal, que propuso el propio Jorge Bergoglio el pasado domingo tras el rezo del Ángelus y que ha tenido otra característica particular: todos los católicos han tenido la oportunidad de obtener la indulgencia plenaria, tal y como estableció recientemente Francisco en el decreto de la Penitenciaría Apostólica.
En este documento, el papa otorga indulgencias a todos los enfermos con coronavirus, a sus familiares, a quienes les cuidan y a todo el que reza "para pedir el cese de esta pandemia, el alivio de los que sufren y la salvación eterna de los fallecidos".
Francisco dedicó unas palabras a los "médicos, enfermeros, encargados de reponer los productos en los supermercados, limpiadoras, cuidadoras, transportistas, fuerzas de seguridad, voluntarios, sacerdotes, religiosas" y a todos aquellos "que comprendieron que nadie se salva solo". De ellos dijo que son ejemplo de valentía y generosidad porque "ante el miedo, han reaccionado dando la propia vida".
Son "personas comunes -corrientemente olvidadas- que no aparecen en portadas de diarios y de revistas, ni en las grandes pasarelas del último show, pero, sin lugar a dudas, están escribiendo hoy los acontecimientos decisivos de nuestra historia", expuso.
También tuvo un recuerdo especial para los "padres, madres, abuelos y abuelas, docentes" que enseñan a los niños, "con gestos pequeños y cotidianos, cómo enfrentar y transitar una crisis readaptando rutinas, levantando miradas e impulsando la oración".
El pasado 25 de marzo, todos los fieles del mundo fueron convocados por el papa a rezar juntos un "Padre Nuestro".
También debido a la pandemia, el papa Francisco oficiará los ritos de la Semana Santa del Vaticano sin la presencia de fieles y dentro de la basílica de San Pedro, mientras que el tradicional vía crucis no será en el Coliseo sino en la desierta plaza, informó al Santa Sede.
Mientras que se cancela la misa Crismal del sábado, en la que se bendicen los olios que servirán para las celebraciones de los sacramentos durante el año, ya que cómo se indicó puede ser celebrada en otro momento.
Mientras que un vía crucis se celebrará en la plaza de San Pedro y no en el Coliseo donde se realizaba ininterrumpidamente desde 1964 y se mantendrán los textos que Francisco hizo escribir a los reclusos de la cárcel de Padua, aunque no se ha comunicado cómo se desarrollará el rito.
Tampoco se ha comunicado si Francisco estará totalmente sólo o si habrá concelebrantes y algunos sacerdotes sentados en los bancos de la basílica guardando la distancia requerida. También dentro de la basílica se celebrará la misa de Resurrección del domingo tras la cual se impartirá la bendición "Urbi et Orbi".
La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos había también sugerido que las diferentes tradiciones de Semana Santa como las procesiones anuladas estos días se celebrase el 14 y 15 de septiembre.