ONU tampoco es inmune al racismo y mantiene distancia de las protestas
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, prohibió la participación de los empleados en las manifestaciones que tienen lugar en ciudades estadounidenses contra la brutalidad policial y el racismo.
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El secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, prohibió la participación de los empleados en las manifestaciones que tienen lugar en ciudades estadounidenses contra la brutalidad policial y el racismo.
Cuando más, se permite expresar solidaridad en las redes sociales, refiere una nota de Foreign Policy.
Las Naciones Unidas consideran que ese levantamiento popular a raíz del asesinato de George Floyd por la policía, socavan la imparcialidad del organismo mundial, según a una circular interna.
Según Guterres, muchos colegas de la ONU desearían ser más participativos en las protestas, se escucha en un video obtenido por Foreign Policy, en el cual también los llama a la contención.
“Hay una cosa que podemos hacer, que es retuitear, difundir los mensajes de la ONU relacionadas con las manifestaciones para multiplicar y amplificar los mensajes contra el racismo, la brutalidad policial, las desigualdades y la discriminación”, apuntó el secretario general.
Pero esa decisión enfrenta a defensores independientes de los derechos humanos porque afirman que se restringe así la libertad de expresión y a la reunión pacífica, consagradas en la Carta de la ONU y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
“Si bien entiendo la necesidad de garantizar imparcialidad, está claro que las ordenes internas del organismo mundial no pueden anular las amplias normas internacionales de derechos humanos aplicadas en todas las naciones”, precisó en un comunicado Clément Voule, relator especial de la ONU sobre los derechos a la libertad de reunión pacífica y de asociación.
Desde su fundación en 1945, la organización internacional ha tratado de mantener un equilibrio entre diferir con los estados miembros para administrar sus políticas internas y defender los principios de la Carta de la ONU.
El Sindicato del Personal de Naciones Unidas reconoció que sus afiliados deben cumplir con las normas de conducta que se esperan de los funcionarios públicos internacionales, aunque recomendó la concesión de mayor libertad a la hora de decidir.
“En todo el mundo, las personas salieron a las calles para expresar solidaridad, reafirmar el derecho fundamental a la vida y rechazar la violencia. Muchos de nosotros estamos conmovidos por el deseo de actuar”, apunta una declaración del gremio de la ONU.
No es la primera vez que la ONU enfrenta al dilema moral de participar en una disidencia pública pacífica.
Durante el movimiento por los derechos civiles en la década de 1960, Ralph Bunche, un afroamericano que ganó un Premio Nobel de la Paz como mediador de las Naciones Unidas para Oriente Medio, marchó del brazo con Martin Luther King Jr. en Selma, Alabama y otras ciudades.
Guterres ha sido receloso sobre medidas que puedan provocar controversia con Estados Unidos u otras grandes potencias.
Aunque dijo al personal de la ONU que abordar los problemas planteados por los manifestantes, incluido el racismo, la desigualdad y la discriminación, forman parte de las aspiraciones del organismo mundial.
El secretario general apuntó que la ONU tampoco es inmune a la discriminación, al señalar que estaban en manos de occidentales 60 por ciento de los puestos de trabajo en la oficina ejecutiva del jefe de la ONU.
Por tal motivo, sugirió un debate interno sobre el estado del racismo dentro de la organización para elaborar un plan de enfrentamiento.
“Si el racismo existe en todas partes, el racismo también existe dentro de las Naciones Unidas”, dijo.