Asunción y caída de un poderoso príncipe saudita
Un nuevo capítulo sombrío en la batalla en Arabia Saudita por el control del Reino parece estar en marcha, ya que el príncipe heredero Mohammad Ben Salman (MBS) prepara cargos de corrupción y deslealtad contra su predecesor y rival anterior, Mohammad Ben Nayef (MBN), quien con anterioridad fue el campeón de Estados Unidos en la guerra contra el terrorismo islamista.
Ese enfrentamiento de la familia real se ha estado construyendo desde que MBS, como se le conoce, depuso a su predecesor en junio de 2017.
Fuentes sauditas y estadounidenses dicen que el comité anticorrupción de MBS está a punto de completar una investigación detallada de acusaciones sobre el presunto desvío de miles de millones mediante una red de compañías de fachada y cuentas privadas cuando servía en el Ministerio del Interior.
Como asistente principal de su padre, el fallecido rey Adbullah, Nayef fungió como titular de esa cartera de 2012 a 2017.
Los partidarios de MBN dicen que estos cargos son falsos y están en contradicción con un decreto real de 2007 que autorizó todas las actividades de MBN y proporcionó un informe anual detallado sobre sus gastos.
Según documentos revisados por The Washington Post, en los documentos saudíes internos proporcionados hay un respaldo legal para aquellas actividades financieras, aprobadas al menos en líneas generales por el difunto rey.
Un decreto secreto emitido el 27 de diciembre de 2007, que lleva la firma distintiva de Abdullah, afirma que el asistente del ministro del interior [MBN] continuará en la administración de este fondo y de sus gastos, de manera que apoyen los esfuerzos contra el terrorismo.
El decreto también autorizaba a MBN a crear vehículos apropiados dentro del sector privado para disfrazar actividades delicadas y especificaba que al final de cada año fiscal se rendiría cuenta de los gastos.
Un informe de 2013 de MBN a Abdullah, revisado por The Washington Post, resume el gasto antiterrorista secreto ese año fiscal.
El documento, con fecha del 20 de mayo de 2013, solicita la aprobación para gastar 5 mil millones de riales sauditas (alrededor de 1.3 mil millones de dólares) en ocho proyectos, incluidos 378 millones de riales para aeropuertos secretos", 1.6 mil millones de riales para servicios de transporte aéreo y 1.5 mil millones de riales para recursos de seguridad.
La referencia de aeropuertos secretos deriva de un informe de la BBC, trasmitido en febrero de 2013, sobre la construcción de una base de drones.
Esos documentos están en poder de los abogados de MBN en Reino Unido y Suiza y estarán disponibles en cualquier procedimiento legal internacional que pueda surgir.
Ex funcionarios de la CIA (Agencia norteamericana de Inteligencia) dicen que estaban al tanto del control de MBN de esas cuentas secretas contra el terrorismo y las usaron para financiar proyectos conjuntos entre Estados Unidos y Arabia Saudita.
John Brennan, ex director de la CIA que trabajó en estrecha colaboración con MBN durante más de una década, explicó que el Ministerio del Interior recibió un presupuesto para desarrollar capacidades, reclutar personal y desarrollar contactos de servicios de inteligencia y penetrar en todo el mundo.
Brennan aseguró que en el transcurso de su interacción con MBN, él no era alguien que yo creía que "estaba involucrado en actividades corruptas o estaba desviando dinero".
George Tenet, quien era director de la CIA cuando MBN tomó el control de la cartera antiterrorista en el Ministerio del Interior en 2003, habló bien sobre el ex príncipe heredero en su libro “En el centro de la tormenta: Mis años en la Cia, publicado en 2007".
“Es alguien en quien desarrollamos una gran confianza y respeto”, escribió.
La historia de MBN, narrada por sus amigos y asociados, ilustra el lento giro del Reino hacia la modernización, incluso a pesar de los celos y las disputas familiares.
El príncipe, ahora de 60 años, creció en la política dinástica del Reino. Tenía un rostro gentil y con gafas y era un hijo obediente. Su padre, hijo del legendario fundador rey Abdul Aziz ibn Saud, sirvió como ministro del Interior durante 37 años asombrosos, de 1975 a 2012.
Nayef encarnaba a la vieja guardia saudita. Era conservador, insular y atento al establecimiento religioso Wahhabi del reino. Bajo su liderazgo, el Ministerio del Interior era una burocracia lenta, sin las herramientas de un servicio de seguridad moderno.
Esas debilidades se volvieron peligrosas cuando los combatientes muyahidines sauditas comenzaron a regresar de Afganistán a casa en la década de 1990 y se incorporaron a la red terrorista al-Qaeda.
El ministerio necesitaba una sacudida, y Abdullah, entonces príncipe heredero, pero que en los hechos dirigía el reino para el enfermo Rey Fahd, alentó a MBN a unirse al ministerio en 1999 como asistente de su padre.
Como joven príncipe, MBN había vivido una vida típica de la familia real, vendiendo bienes raíces familiares en Jiddah y en incursiones en empresas conjuntas con ricos socios sauditas.
Los amigos recuerdan que le gustaba hacer y gastar dinero. Pero tenía algunas credenciales que impresionaron al rey: había asistido a la universidad en Estados Unidos, hablaba bien inglés y había tomado algunos cursos de lucha contra el terrorismo con el FBI y Scotland Yard.
El primer proyecto de MBN en 1999 fue la reforma de la Academia de Policía de Arabia Saudita, un centro de capacitación formal cuyos candidatos a menudo se reclutaban a través del nepotismo y el patrocinio, pero él la renovó.
Después de modernizar la academia, MBN se enfrentó a su primera prueba real para manejar un levantamiento en 2000 en Najran, una ciudad en la frontera sur del reino con Yemen que tenía una gran población de musulmanes ismaelitas.
Después de que un clérigo ismailí fue arrestado por brujería, decenas de oficiales militares desertaron y la residencia del gobernador provincial fue atacada. La vieja guardia del ministerio quería una represión severa, pero MBN negoció un acuerdo pacífico. Ese estilo conciliador se convirtió en una marca registrada.
La reforma costó dinero y el presupuesto del Ministerio del Interior se consumió en gran medida por los costos de personal. Entonces, Abdullah le dio autoridad a MBN, aproximadamente en 2003, para usar 30 por ciento de los ingresos del Ministerio de multas en pasaportes y tarifas de residencia y otros ingresos para financiar actividades especiales.
Ese fue el comienzo de los arreglos financieros especiales que condujeron a la investigación actual, según The Washington Post.
La seguridad saudita estuvo sonámbula en los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos. Nayef estaba convencido de que los ataques eran una conspiración diseñada para difamar la reputación del Reino. Esa actitud saudita se mantuvo hasta mayo de 2003, cuando al-Qaeda atacó un complejo de viviendas extranjeras en Riad en el cual murieron 35 personas, incluidos 10 estadounidenses.
Tenet corrió a Riad para advertir a Abdullah que la familia real se enfrentaba a una grave amenaza.
Él recordó la escena en una entrevista. En esa reunión participaron el rey Abdullah, Nayef y su hijo MBN, y el príncipe Bandar Ben Sultan, el embajador saudita en Washington, que actuó como intérprete.
"Tenet alertó a Abdullah que las conspiraciones de al-Qaeda estaban dirigidas contra su liderazgo familiar y religioso y lo instó a declarar la guerra", escribió en sus memorias.
Abdullah nominó a su comandante en el acto. Como Tenet recordó en la entrevista, el rey miró a MBN y dijo frente a los demás: “Vas a manejar la cuenta de contraterrorismo”.
En los años siguientes, MBN renovó el servicio de seguridad del Ministerio del Interior, conocido en árabe como Mabahith, en una moderna fuerza antiterrorista. Financió operaciones con su fondo de reserva de 30 por ciento, pero los gastos aumentaron y, en 2006, Abdullah decidió darle a MBN más dinero para operaciones secretas de inteligencia, especialmente contra Al Qaeda en la península Arábiga, o AQAP, su filial en Yemen.
El decreto real secreto de Abdullah de diciembre de 2007 comenzó afirmando que aprobó todos los gastos previos contra el terrorismo, incluido el estipendio especial de Yemen, según el documento revisado por The Post.
El decreto tenía otros tres puntos principales: MBN (el asistente del ministro) podía seguir gastando lo que se necesitaba para combatir el terrorismo, con informes anuales al rey; podría organizar empresas privadas y tendría una mayor parte de los ingresos por comisiones del Ministerio, con un aumento de 45 por ciento desde el 30 por ciento anterior.
Abdullah envió el decreto de 2007 a Nayef, todavía nominalmente el ministro y este último remitió una nota escrita a mano a su hijo que según lo revisado y traducido por The Washington Post, decía: “En realidad, este es un gran apoyo de mi maestro, el custodio de las dos mezquitas sagradas”.
El ex príncipe heredero aseguró al rey en 2013: “Quiero transmitir a su majestad que toda la información está contenida en los círculos más estrechos y cada paso se documenta y circula con alta confidencialidad”.
Para el gobierno de Estados Unidos, que sólo unos años antes había temido que Arabia Saudita pudiera ser invadida por al-Qaeda, fue una bendición que la movilización contra los extremistas fuera bien financiada por MBN.
Un ex funcionario estadounidense estacionado en Riad explicó: “Todos en el gobierno de Estados Unidos entendieron que MBN tenía la autoridad de gasto más amplia del rey”.
A través de ese canal, los sauditas financiaron muchas operaciones conjuntas contra el terrorismo entre Estados Unidos y Arabia Saudita, dijo.
El gasto a través de dichos servicios de enlace extranjeros cayó fuera de la supervisión normal del congreso o del poder ejecutivo, pero ahora los investigadores de MBS insisten en que el dinero no fue mal utilizado.
Los frutos de aquella asociación estadounidense-saudita revelaron en 2010 un complot para transportar explosivos plásticos ocultos dentro de los cartuchos de impresoras.
Esa operación, que involucró a agentes reclutados a través de los fondos de operaciones especiales de MBN para Yemen, salvó muchas vidas, según ex funcionarios estadounidenses y sauditas.
Abdullah había depositado una confianza extraordinaria en MBN. Ese compromiso se profundizó luego de un intento de asesinato contra MBN el 27 de agosto de 2009.
Un hombre llamado Abdullah al-Asiri visitó el palacio de MBN en Jiddah con el pretexto de incorporarse al programa de rehabilitación terrorista y detonó un explosivo oculto en su recto, y MBN resultó herido en la explosión. Abdullah se apresuró a verlo en el hospital.
El apoyo de Abdullah a su jefe antiterrorista parece no haber flaqueado nunca. MBN sucedió a su padre como ministro del Interior en 2012 e, incluso después de la muerte de Adbullah y la asunción de Salman, MBN fue nombrado príncipe heredero en abril de 2015, lo que sugiere que eventualmente se convertiría en rey. Pero MBS fue nombrado príncipe heredero adjunto al mismo tiempo, un signo ominoso para MBN.
MBN entendió que su posición privilegiada bajo Abdullah había terminado, dicen sus asociados sauditas y estadounidenses, y a mediados de 2015, comenzó a liquidar su red secreta de compañías que transferían dinero al Fondo de Inversión Pública Saudita, el fondo soberano del reino.
MBN no era un derrochador, en comparación con otros príncipes mayores, según los comentarios de sus allegados estadounidenses, aunque aumentó su riqueza privada como jefe de contraterrorismo.
Es posible que haya hecho todo con la bendición del rey, como sugieren los documentos.
MBS es un gastador lujoso y sus acciones represivas contra otros príncipes y empresarios ricos es una de las razones por las que obtuvo alguna popularidad dentro del país, pese a su duro gobierno autoritario.
Lo preocupante del arresto y posible enjuiciamiento de MBN es que puede estar usando el problema de la corrupción para destruir a un rival.
La presión sobre MBN se apretó. Su esposa e hijas tienen prohibido viajar al extranjero. Las autoridades le confiscaron 21 mil millones de riyals (5,6 mil millones de dólares).
El 6 de marzo de 2020, MBN fue arrestado junto con su tío, el príncipe Ahmed.
Un deslumbrante ascenso y una trágica caída de Mohammad Ben Nayef ilustran una tragedia moderna de Shakespeare, ambientada en un reino desértico.