Grupo BioCubaFarma apuesta por proyectos conjuntos universidad-empresa
Dos de los resultados más significativos de la cooperación entre el Grupo Empresarial BioCubaFarma y varias instituciones de la educación superior cubana son la reciente apertura de un laboratorio de Síntesis Química en la Facultad de Química de la Universidad de La Habana y la introducción y extensión del uso del sistema informático Xavia/Sidec, desarrollado por la Universidad de las Ciencias Informáticas.
Potenciar el desarrollo conjunto de proyectos investigativos y la más estrecha integración en la búsqueda de resultados que beneficien a la economía y a la sociedad, es el propósito de este fortalecimiento de los vínculos entre dichas instituciones cubanas, mediante la firma o actualización de convenios de colaboración, dijo a Granma el doctor en Ciencias Rolando Pérez Rodríguez, director de Ciencia e Innovación de BioCubaFarma.
En este sentido —añadió Pérez Rodríguez—, el programa comprende una carpeta de proyectos administrados de manera conjunta y constituyen un vehículo para la aplicación de la norma jurídica, recientemente aprobada, que establece las relaciones universidad-empresa.
Entre otros proyectos, mencionó la creación de una red nacional de Computación de Alto Rendimiento entre la Empresa de Tecnologías de la Información (ETI), de BioCubaFarma, la Universidad Central Marta Abreu y la Universidad de Oriente; el desarrollo de una formulación objeto de solicitud de patente, en colaboración con la UH, de la vacuna de cáncer de pulmón (CIMAVax) y la creación de una formulación novedosa, objeto de solicitud de patente, en colaboración con la UH, de una vacuna conjugada contra el SARS-COV-2 (Soberana 2).
El reconocido investigador subrayó que dos principios básicos sustentan este vínculo: el sistema de innovación se organiza por la demanda de conocimientos de la industria, y no a partir de la oferta de conocimientos por parte de la academia, y también que debe ser un vehículo que genere ingresos a las áreas universitarias, tanto en divisas, como en moneda nacional.
Sin embargo —dijo—, en el siglo XXI está ocurriendo otra transición y es la participación de las universidades en el proceso de innovación, con las incubadoras de proyectos, las oficinas de propiedad intelectual y los parques científico-tecnológicos, entre otros.
Comentó que BioCubaFarma ha reaccionado a este nuevo contexto, diseñando y construyendo un modelo de gestión de la innovación en los proyectos conjuntos con las universidades, a partir de una larga tradición de intercambio entre estas y las instituciones que conforman la industria biotecnológica, farmacéutica y de tecnología médica, centrada, sobre todo, en la docencia, tanto de pregrado como de posgrado, con un alto impacto en la formación del capital humano de la industria.