Elecciones en EE.UU. crean escenarios para la violencia
Los departamentos policiales más grandes en Estados Unidos realizaron simulacros en escenarios con posibles enfrentamientos entre los partidarios del presidente Donald Trump y el candidato demócrata Joe Biden, la aparición repentina de un grupo paramilitar armado, un ciberataque o una bomba, relató The New York Times.
“El ambiente está muy polarizado y mucha gente enojada”, indicó John D. Cohen, excoordinador de contraterrorismo de Seguridad Nacional con 34 años de experiencia en la aplicación de la ley.
“Nunca había visto un entorno de amenazas tan dinámico, complejo y peligroso como en el que nos encontramos ahora", agregó.
La policía de Las Vegas, como sus contrapartes en Nueva York, Detroit, Chicago, Houston, Los Ángeles y en otras ciudades, iniciaron un despliegue de muchos agentes para contrarrestar cualquier disturbio sin asustar a los votantes.
Hasta ahora, la mayoría de las ciudades se han mantenido tranquilas y funcionarios encargados de hacer cumplir la ley como John Miller, subcomisionado de Inteligencia y Contraterrorismo del Departamento de Policía de Nueva York, enfatizan que por el momento no se materializó un “desfile de terribles”.
Muchos funcionarios encargados de la ley intentaron inyectar calma, al advertir de las graves consecuencias para quienes interrumpirían la votación.
El fiscal general de Ohio, Dave Yost, un republicano, alertó que a nadie se le permitiría violar la ley al impedir que la gente votara.
"Manos fuera de los lugares de votación, manos fuera del voto", dijo en un comunicado en video.
Larry Krasner, el fiscal de distrito demócrata en Filadelfia, emitió un memorando de seis páginas sobre la ley a la policía, al señalar que cualquier persona puede enfrentar cinco años de cárcel por un delito menor si "golpean, hieren o cometen un asalto y agresión sobre la persona de cualquier elector en o cerca de un lugar de votación.
Su oficina desplegará un grupo de trabajo de 80 fiscales y detectives del condado el día de las elecciones, frente a los 60 de ocasiones anteriores.
Krasner advirtió que cualquiera que tratara de intimidar a los votantes se enfrentaría a juicio en Filadelfia.
Los estados considerados campos de batalla como Pensilvania, con un historial tanto de activistas de izquierda como de grupos armados de extrema derecha, están siendo vigilados de cerca por posibles actos de violencia.
También lo son Michigan, Wisconsin, Florida, Georgia y Oregon.
Se centra mucha atención en Michigan dado el arresto a principios de octubre de 14 hombres vinculados a un grupo paramilitar y acusados de complots violentos, incluido el secuestro de la gobernadora Gretchen Whitmer por sus órdenes de cierre por coronavirus.
En la ciudad de Pontiac, Garland Doyle, el secretario de la ciudad, dijo que cada mesa de votación colocaría a un trabajador al aire libre para monitorizar la actividad.
James Craig, el jefe de policía de Detroit, anunció que el departamento saldría "en masa", no en los colegios electorales sino cerca, y Dana Nessel, fiscal general del estado, dijo que eso sería cierto en todo Michigan.
“No habrá fuerzas del orden público en las urnas, pero estarán listas para actuar si hay malos actores que se involucran en actos de intimidación o amenaza y dispersan a la gente si están causando problemas”, acotó.
En Nueva York, las leyes locales de larga data exigen que se despliegue al menos un oficial en cada uno de los 1.201 colegios electorales, pero cientos más estarán en espera.
El jefe Terence A. Monahan puntualizó que la lección de las grandes manifestaciones de este verano fue que la policía tenía que llegar más rápido al lugar de los disturbios, y más oficiales recibieron un curso de actualización sobre capacitación en desórdenes públicos.
Los departamentos urbanos no son los únicos preocupados por las interrupciones. El alguacil David Davis del condado de Bibb, Georgia, dijo que se colocaría un diputado en cada uno de los 31 lugares de votación del condado a pedido de la Junta Electoral local.
Muchos oficiales de policía y expertos en lucha antiterrorista dijeron que estaban más preocupados por el período posterior al 3 de noviembre, especialmente si no surge un ganador claro.
Algunos partidarios de la extrema derecha ven las elecciones como una oportunidad para incitar a la violencia y acelerar su objetivo de una guerra civil.
"Para la extrema derecha, este momento es realmente un punto de inflamación", explicó Cassie Miller, analista de investigación sénior sobre grupos extremistas del Southern Poverty Law Center.
Si algún grupo paramilitar armado se moviliza, prevén los expertos, será una situación local específica, muy similar a la de los hombres que aparecieron en cuestión de horas en Kenosha, Wisconsin, a fines de agosto después que un residente emitió un llamamiento por Facebook a tomar las armas, pero mucho depende del propio presidente Trump, advirtieron.
“Si el presidente Trump o los medios de comunicación de derecha comienzan a difundir sobre fraude electoral o algo irregular, eso podría ser algo que podría llevar a la gente a los lugares de votación con bastante rapidez”, apuntó Miller.