Anuncian inevitable salida de EE.UU. en Afganistán e Iraq
El presidente Donald Trump pasó casi todo su mandato con críticas a los despliegues de Estados Unidos a largo plazo en Medio Oriente y Asia, sobre todo en Afganistán e Iraq, y se irá del cargo sin cumplir su promesa de traer a casa a todos los soldados, indica Newsweek.
Sin embargo, parece una conclusión inevitable la reducción militar en ambos países, aunque el entrante Joe Biden y su equipo insinuaron que no seguirán adelante con una retirada total rápida.
Es más probable que cambie el despliegue convencional a misiones antiterroristas más específicas en apoyo de las fuerzas locales.
Mientras, Irán cultivó influencia a través de su frontera con esas dos naciones, ayudado por el caos sembrado por la invasión y ocupación sangrienta norteamericana.
El surgimiento y la lucha contra el Estado Islámico dio a Teherán oportunidades para expandir su influencia y red de milicias bien armadas y altamente motivadas.
Irán, Rusia, China, Pakistán y otros se están posicionando para explotar el vacío de poder que dejará Estados Unidos, asegura Newsweek.
El secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán, Ali Shamkhani, se reunió con su par afgano, Hamdullah Mohib, y enfatizó en la necesidad de que las fuerzas estadounidenses abandonen el país.
Según un acuerdo entre el Talibán y Estados Unidos, firmado por Trump, las fuerzas estadounidenses y aliadas de la OTAN deberán haber abandonado el país a fines de 2021.
En noviembre, el mandatario saliente dijo que planeaba reducir en Iraq el número de tropas estadounidenses de 4500 a 2500 para finales de enero.
Mientras, las tropas del gobierno afgano están sufriendo graves bajas en su lucha en curso contra los del Talibán y del Estado Islámico con militantes capaces de lanzar ataques significativos y mortales contra objetivos sensibles, incluida Kabul, la capital. Un ataque con cohetes en agosto incluso alcanzó el recinto presidencial en la capital.
Irán una vez proporcionó inteligencia para apoyar a las fuerzas especiales estadounidenses y los equipos de la CIA que dirigieron la invasión de Afganistán en 2001, pero ahora está ansioso por expulsar a Estados Unidos.
Un informe de la Agencia de Noticias Fars de Irán dijo que Shamkhani expresó la necesidad de "la retirada de Estados Unidos de la región" y expresó "la posición especial de Afganistán para Irán".
También alentó a "la creación de las infraestructuras necesarias para desarrollar las relaciones bilaterales, el firme apoyo de Irán al gobierno legal de Afganistán y la cooperación para destruir los remanentes de la banda terrorista".
Teherán está adoptando medidas concretas para vincular la economía y la infraestructura de Afganistán a las suyas.
A principios de este mes, por ejemplo, funcionarios iraníes y afganos celebraron la apertura de una nueva línea de tren de 136 millas que conecta la ciudad de Khaf, en el este de Irán, con la de Ghorian, en el oeste de Afganistán.
La línea es parte del gigantesco proyecto para conectar China con Europa por ferrocarril.
Teherán tiene lazos tradicionales con la minoría chiita hazara afgana y los tayikos de habla persa y trata de mejorar lazos con el Talibán.
Los líderes del Talibán incluso visitaron Teherán en los últimos años, pese a la enemistad histórica entre el régimen chiíta de Teherán y los extremistas sunitas.
El ministro iraní de Relaciones Exteriores, Javad Zarif, se reunió con Mohib en Teherán, y destacó el deseo de que las tropas estadounidenses se fueran.
"Vemos una solución política inclusiva con la participación de todos los grupos afganos como la mejor garantía de paz sostenible en el país", dijo, según la agencia de noticias Tasnim.
Y mientras Mohib estaba en Teherán, el secretario norteamericano de Defensa, Christopher Miller, dialogó en Kabul con el presidente afgano, Ashraf Ghani, para discutir sobre la oportunidad histórica de alcanzar paz, apoyo continuo de Estados Unidos a las Fuerzas de Seguridad y Defensa Nacional del país surasiático y la importancia de reducir la violencia.
Las relaciones entre Estados Unidos e Irán se derrumbaron bajo Trump, con posibilidades de ir a la guerra varias veces, y Teherán expandiendo su programa nuclear con el deterioro del acuerdo del Plan Integral de Acción Conjunta.
Uno de los momentos más tensos acaeció después del asesinato perpetrado por el Pentágono del mayor general Qassem Soleimani, considerado uno de los hombres más influyentes de la República islámica.
Teherán tomó represalias con ataques con misiles balísticos contra bases iraquíes que albergan a las tropas estadounidenses sin causar bajas mortales y si psicológicas en un centenar de militares, aunque la última palabra no está dicha, indicaron funcionarios iraníes.
Shamkhani relacionó la misión estadounidense en Afganistán con el asesinato de Soleimani.
"Estados Unidos ha intensificado sus medidas para fomentar la inseguridad en la región de Asia Occidental en el último año y el punto culminante de ese comportamiento fue el asesinato cobarde de los comandantes antiterroristas, el general Qassem Soleimani y Abu Mahdi al-Mohandes", dijo.
Mohandes era subcomandante de las Unidades de Movilización Popular (al-Hashd al-Shaabi, en árabe), una organización integrada por milicias chiitas alineadas con Irán, cuya contribución resultó clave para derrotar al grupo terrorista Estado Islámico en Iraq.
La desastrosa invasión y ocupación de Iraq por Estados Unidos marcó en la percepción popular que es la causa del caos en Medio Oriente y el deseo de los estadounidenses de un regreso a casa de las tropas.
Los jefes de las milicias iraquíes anunciaron una tregua en octubre siempre que Estados Unidos presentara una hoja de ruta para la retirada total, pero esto último nunca se materializó.
El mes pasado las milicias reanudaron los ataques y las caravanas de suministros estadounidenses son blanco de artefactos explosivos, al tiempo que los cohetes caen una vez más sobre la Zona Verde de alta seguridad de Bagdad, donde se halla la embajada norteamericana.
Biden heredará esos restos diplomáticos de Trump sobre Irán, draconianas sanciones y las consecuencias de los asesinatos de Soleimani y el científico nuclear Mohsen Fakhrizadeh.
Los líderes iraníes están ansiosos por revivir el Jcpoa, en opinión de Newsweek y que acabe la política de máxima presión del mandatario saliente que contempló medidas punitivas inhumanas, pero todavía quieren más una salida del Pentágono.