Complejo panorama para elecciones palestinas
Abbas puede decidir posponer la votación dadas las fisuras internas de Fatah, la unidad relativa de sus rivales y el daño que ciertos resultados podrían hacer a las relaciones palestinas con Occidente.
Aunque obstáculos significativos puede descarrilar las elecciones del Consejo Legislativo Palestino (PLC) programadas para el 22 de mayo, el proceso formal de registro de candidatos avanza y las listas las publicarán en abril, refiere un comentario del “Washington Institute”.
Los contornos del mapa electoral también están tomando forma, con Hamas más cohesionado que Al-Fatah. Algunos factores clave han cambiado desde 2006, la última vez que se celebraron elecciones, pero el panorama general es similar.
Pese a tensiones internas, Hamas muestra un frente unificado al entrar en el ciclo electivo que también puede incluir un voto presidencial y otras contiendas a finales de este año.
Las dos principales figuras que impulsan al grupo a participar en el proceso son Saleh al-Aruri, subdirector de su Buró Político, y Yahya al-Sinwar, su principal funcionario en Gaza.
Si bien ambos aspiran a liderar en última instancia a Hamas y, por lo tanto, están destinados a chocar en algún momento, por ahora han establecido relaciones de trabajo efectivas en una serie de cuestiones, incluidas las elecciones.
Cuando Hamas celebró elecciones internas el mes pasado, Sinwar enfrentó un serio desafío de Nizar Awadallah, una figura de la vieja guardia incómoda con la apertura de Sinwar para establecer entendimientos funcionales con “Israel” y Egipto, entre otras cuestiones.
Las tensiones comenzaron a surgir en público y Hamás anunció rápidamente que Sinwar había ganado la votación de Gaza, aunque su margen de victoria fue pequeño y puede indicar dificultades para controlar Gaza, su poder local es indiscutible por ahora.
Con Sinwar seguro y su asociación con Aruri intacta, Hamas está listo para ingresar a las elecciones unificado y disciplinado. Mientras, la actual desunión de Fatah está evocando malos recuerdos de su derrota en las elecciones de 2006.
Después de ese revés, el presidente de la Autoridad Palestina y líder de Fatah, Mahmoud Abbas, trató de consolidar su control con represiones y exclusiones de cualquier punto de vista disidente dentro de las filas del movimiento y pese a establecer control total sobre las estructuras del partido, su enfoque coercitivo produjo alejamiento de electores importantes.
Con los próximos comicios a la vista, Abbas ha estado usando tácticas similares para imponer disciplina y prohibió a los miembros de sus órganos de liderazgo competir por escaños en el PLC y los amenazó con expulsarlos si se postulaban.
Ese enfoque no está influyendo en ciertos distritos electorales decisivos en la consulta, pues estigmatiza al destacado exjefe de seguridad de Gaza Mohammad Dahlan y al popular político Marwan Barghouti.
Dahlan ya ha sido expulsado de Fatah y vive en el exilio en los Emiratos Árabes Unidos, por lo que ve el proceso electoral y su entorno como un primer paso en su regreso a la política oficial palestina, un camino que puede incluir una eventual oferta para la presidencia.
Sin embargo, no puede postularse para un puesto en el PLC porque fue declarado culpable de cargos de corrupción en ausencia en 2014, pese a lo cual sigue disfrutando de un apoyo significativo en Gaza y partes de Cisjordania.
En la Franja, Hamas le ha dado a Dahlan y sus seguidores más espacio para operar que el que les dio a los miembros oficiales de Fatah, por ejemplo, le entregó vacunas para combatir la Covid-19, y algunos de sus principales lugartenientes, sobre todo el exjefe de seguridad Rashid Abu Shabak, pudieron regresar por primera vez desde 2007.
En cuanto a Barghouti, quien cumple cinco cadenas perpetuas en la cárcel israelí, pero a quien las encuestas de opinión aún identifican como el político palestino más popular, es poco probable que presente una lista para la votación de mayo porque está considerando una posible carrera presidencial.
Aun así, él y sus partidarios han sido cada vez más críticos con el enfoque de Abbas y es poco probable que brinden un fuerte apoyo a la lista oficial de Fatah, especialmente si los excluye como se esperaba (se han sentido cada vez más marginados desde la última conferencia general de Fatah en 2016).
Abbas probablemente predijo tales complicaciones con Dahlan y Barghouti, pero ha surgido un desafío sorprendente de Nasser al-Qudwa, quien anunció su intención de formar una lista y postularse.
Sus credenciales de Fatah son difíciles de desacreditar: sobrino de Yasser Arafat, se convirtió en un miembro prominente del movimiento en la década de 1970, dirigió la Unión General de Estudiantes Palestinos en 1974, se desempeñó como representante de la Organización de Liberación de Palestina ante la ONU y luego se convirtió en Ministro de Relaciones Exteriores de la Autoridad Palestina.
Más recientemente, se desempeñó como miembro del Comité Central de Fatah y director de la Fundación Yasser Arafat.
Algunos lo ven como un elitista que carece de un toque populista, pero su historial está libre de acusaciones de corrupción o violaciones de derechos humanos.
Abbas reaccionó al anuncio de candidatura de Qudwa en su forma habitual; lo expulsó de Fatah y de la Fundación Arafat y acosó a algunos de sus ayudantes.
Sin embargo, esas reacciones parecen reforzar la narrativa de Qudwa, es decir, que es un imán para varios electores descontentos con Fatah y más allá.
Recientemente se acercó al campamento de Barghouti, incluso con la promesa de ceder el liderazgo de su lista si Barghouti se postula.
Y aunque se distanció de Dahlan y sus principales ayudantes debido a sus vulnerabilidades, Qudwa se ha acercado repetidamente a sus partidarios de base.
También está apuntando a ciertos activistas independientes y de la sociedad civil. Si alguna de estas alianzas potenciales se materializa, la lista de Qudwa podría representar un desafío significativo para la de Fatah.
Incluso estará tenso el proceso de formación de la lista oficial del movimiento probablemente dadas sus implicaciones para la eterna pregunta de quién sucederá a Abbas.
El secretario general Jibril Rajoub fue la fuerza impulsora detrás de la decisión de Fatah de convocar elecciones y probablemente tratará de aprovechar este impulso para fortalecer su base de apoyo, una medida a la que inevitablemente otros aspirantes se opondrán.
Abbas se ha apresurado a socavar durante mucho tiempo a cualquier líder de Fatah que muestre signos de volverse demasiado fuerte, incluido el propio Rajoub. La composición final de la lista oficial de Fatah indicará si este patrón continúa.
El ex primer ministro de la Autoridad Palestina Salam Fayyad, a quien obligaron a exiliarse después de desempeñarse en ese cargo, anunció su intención de encabezar una lista independiente.
Al carecer de la maquinaria de una organización política establecida, es poco probable que obtenga muchos escaños, pero incluso una presentación modesta le permitiría regresar a la vida política formal.
Además, varias organizaciones de izquierda manifestaron su deseo de unirse en una lista electoral. Sin embargo, hasta ahora, los esfuerzos hacia ese fin no han mostrado mucho progreso.
Aún con las similitudes entre la dinámica actual y 2006, existen diferencias y es difícil emitir un pronóstico de quién ganará el ejercicio comicial.
Si la votación se lleva a cabo este año, se regirá por una ley que dificulta la obtención de mayoría absoluta y aunque Hamás sigue siendo disciplinado internamente, lo culpan de perpetuar la división con Fatah, gobernar Gaza de manera corrupta y no mejorar el pésimo desempeño socioeconómico del territorio.
Con ese historial, el Grupo puede tener problemas para presentarse como el partido de una gobernanza buena y limpia, como lo hizo en 2006.
Otro inconveniente es la posible aparición de una lista conjunta de Fatah-Hamas, una idea que sigue viva, pese a la oposición interna de ambos grupos. Quizás lo más significativo es que no está claro si las elecciones del PLC se llevarán a cabo a tiempo.
Las divisiones dentro de Fatah pueden exceder lo que anticipó Abbas. Asimismo, las posibles implicaciones negativas de la política exterior se están enfocando más claramente, especialmente en lo que respecta a las relaciones de la AP con Estados Unidos.
Esos factores pueden llevar a Abbas a aplazar la votación. Tal como están las cosas, Hamas parece estar mejor posicionado para disputar las elecciones, y si los miembros de ese grupo al que Estados Unidos designa como terrorista, ganan la entrada a un PLC resucitado, los resultados tendrán implicaciones sustanciales para la política estadounidense hacia la Autoridad Palestina y el proceso de paz de Oriente Medio.
Para evitar cualquier error de cálculo palestino, el gobierno de Joe Biden debe vigilar de cerca estos desarrollos y dejar claras las consecuencias bilaterales.