Reino Unido: Falta de previsión tras el Brexit, provoca crisis de combustible
Escasez de conductores para los camiones. Requisitos de visado más estrictos. Falta de previsión del mercado laboral, son algunos de los problemas que enfrenta hoy Inglaterra.
La crisis del combustible en el Reino Unido amenaza con superar los tristes momentos de la pandemia del coronavirus. Largas filas en las gasolineras, desabastecimiento en las bombas, trabajadores de los sectores imprescindibles pidiendo prioridad para ripostar el carburante se han convertido en el pan nuestro de cada día.
El coronavirus y los meses de parón económico que forzó, enmascararon lo que vendría después: las formas en que el Brexit perturba el comercio británico. Ese disfraz cayó el pasado fin de semana, cuando las gasolineras de todo el país empezaron a quedarse vacías, desatando el pánico en el país.
Aunque el Brexit no es el único culpable de la situación, si lo es la falta de unos 100 000 camioneros, unos 20 000 no británicos que abandonaron el país durante la pandemia y no han regresado en parte debido a los requisitos de visado más estrictos para trabajar en el país, que entraron en vigor este año.
El pasado fin de semana entre las medidas adoptadas por el primer ministro, Boris Johnson, para paliar el déficit de conductores fue poner en espera a los del ejército, algo que aún no ha puesto en práctica. Pero si dio marcha atrás al requisito de visado estricto y ofreció 5 000 visados de tres meses a conductores extranjeros para intentar reponer las filas.
Según expertos Inglaterra de repente ha reducido el mercado laboral a una octava parte del tamaño que tenía antes, lo presupone un efecto Brexit en los modelos de negocio que simplemente no han tenido tiempo de ajustarse.
Las interrupciones del suministro podrían durar hasta las Navidades, aunque el martes los problemas más agudos en las gasolineras empezaron a remitir. El gobierno espera que los patrones normales de compra se reanuden ahora que los nerviosos compradores han llenado sus depósitos.
Mientras, esta no es la primera interrupción del comercio que afecta a Gran Bretaña desde que abandonó el mercado único en 2020. Los productores de marisco han perdido mercados enteros en la Unión Europea debido a la nueva normativa sanitaria. Los consumidores se han visto sacudidos por los elevados derechos de aduana sobre los envíos de café gourmet procedentes de Italia.
La situación está afectando también a las cadenas de suministro de diversos bienes y servicios, lo que ha dejado las estanterías de los supermercados vacías de algunos artículos y hace temer que haya escasez durante la Navidad.El secretario de Transporte, Grant Shapps, intentó transmitir algún viso de esperanza al indicar que hay "indicios tentativos" de que la crisis se calme, aunque admitió que ello "no se reflejará" en la situación actual.
Según Shapps "Hay primeros signos muy tentativos de estabilización en el almacenamiento de la explanada que aún no se reflejarán en las colas. Pero es la primera vez que vemos más gasolina en las estaciones de servicio".
Aunque si es la primera crisis que se produce desde que la vida volvió a una apariencia de normalidad tras 18 meses de restricciones forzadas por la pandemia. Las escuelas están abiertas; los trabajadores se desplazan a las oficinas; los estadios deportivos se llenan los fines de semana. Lo que es cierto que es la primera post-Brexit que no ha sido enmascarada por los efectos del coronavirus.
En ese sentido, hasta la Asociación Médica Británica (BMA) está pidiendo que se dé prioridad al personal sanitario y a los trabajadores esenciales para acceder al combustible, que han estado haciendo colas durante horas para llenar sus tanques.
"No podemos pasar dos o tres horas haciendo cola cuando tenemos pacientes que atender", declaró al canal Sky News el vicepresidente de la Asociación Médica Británica, David Wrigley. "Si no tenemos combustible, esto afectará a nuestros pacientes", subrayó.
Si el problema persistía algunas escuelas estaban considerando volver a la enseñanza a distancia, abandonada desde el levantamiento de las restricciones contra el covid-19. "Para muchos profesores, utilizar el transporte público simplemente no es una opción", afirmó Patrick Roach, secretario general del sindicato NASUWT.
Sin embargo, el Brexit ha figurado muy poco en el debate público. En parte, esto refleja una resaca de la pandemia. En parte se debe a que otros países, desde Alemania hasta Estados Unidos, también están lidiando con interrupciones en la cadena de suministro, escasez de mano de obra y aumento de los precios del petróleo y el gas.
Entre tanto, los periódicos progubernamentales reconocen que el Brexit ha desempeñado un papel en la escasez de mano de obra. Pero ponen más énfasis en la necesidad del Gobierno de mostrar competencia para afrontar la crisis que en los obstáculos estructurales que impone el nuevo estatus de Gran Bretaña. En un editorial del martes, The Times of London advertía a Johnson de que la crisis podría acabar con la confianza en su gobierno.
"No hay nada más visceral que el miedo a no poder acceder a las necesidades de la vida", decía The Times. "Lo que el público verá es un gobierno que ha perdido el control. Y para un gobierno elegido con la promesa de recuperar el control, eso es especialmente perjudicial".
Mientras, el primer ministro Boris Johnson en entrevista televisiva trató de calmar los nervios el martes, diciendo que la escasez de mano de obra era un problema global y no mencionó el Brexit.
"Simplemente insto a todo el mundo a que se ocupe de sus asuntos de forma normal y a que se llene de forma normal cuando realmente lo necesite", dijo.
El apoyo público al Brexit subió un poco en las encuestas a principios de este año tras el éxito de la puesta en marcha de las vacunas contra el coronavirus en Gran Bretaña.
Los políticos pro-Brexit utilizaron un argumento similar para justificar el giro de Johnson en materia de visados. Inicialmente, el gobierno se opuso a la idea porque dijo que una mayor competencia por la mano de obra haría subir los salarios de los conductores británicos. Ahora, decían, el Brexit mejoraba la capacidad de Gran Bretaña para acoger a los extranjeros en sus propios términos.