La opción nuclear de "Israel" contra Irán
Mientras las negociaciones nucleares sigan estancadas, más centrifugadoras iraníes seguirán girando, lo que aumentará la presión sobre "Israel" para que tome cartas en el asunto. A falta de buenas opciones, su única estrategia viable puede ser jugar la carta que tiene en la manga desde hace décadas, apunta un artículo de Bennett Ramberg publicado en Project Syndicate.org.
En un reciente artículo publicado en el sitio digital Project Syndicate.org, Bennett Ramberg, exfuncionario de asuntos exteriores de la Oficina de Asuntos Político-Militares del Departamento de Estado de Estados Unidos, y autor de Nuclear Power Plants as Weapons for the Enemy, señaló que hace 14 años el primer ministro israelí, Ehud Olmert, le dijo a Goerge W. Bush: "George, te pido que bombardees la planta".
Olmert reclamó a Bush que atacara Al Kibar, un presunto reactor nuclear con fines militares que la inteligencia israelí había descubierto en la remota región de Deir Ezzour, al noreste de Siria.
En sus memorias, Bush relata que el 13 de julio de 2007, tras amplias consultas con su personal de seguridad nacional, transmitió su respuesta a Olmert. "Le dije que me había decidido por una opción diplomática respaldada por la amenaza de la fuerza". La respuesta de Olmert fue directa: "Debo ser honesto y sincero con usted. Su estrategia me resulta muy inquietante". Dos meses después, la aviación israelí atacó y destruyó el reactor.
Lo que a primera vista parece una nota histórica a pie de página adquiere un nuevo significado a la sombra de la reunión de agosto de 2021 en la Casa Blanca entre los actuales dirigentes estadounidenses e israelíes. El programa nuclear de Irán fue el tema principal de la agenda mientras el presidente Joe Biden y el primer ministro israelí Naftali Bennett respondían a las preguntas de los periodistas. En sus bromas, Biden y Bennett ocuparon posiciones inquietantemente similares a las de Bush y Olmert. Biden quiso poner "la diplomacia en primer lugar y ver a dónde nos lleva", añadiendo que "si la diplomacia falla, estamos preparados para recurrir a otras opciones". Bennett dejó claro que el objetivo de Israel "es impedir de forma permanente que Irán pueda llegar a tener un arma nuclear.... Nunca externalizaremos nuestra seguridad".
Unas semanas después de esa reunión, "Israel" adoptó un tono aún más alarmante cuando el jefe de sus fuerzas armadas, Aviv Kohavi, anunció que los planes militares del país contra el programa nuclear de Irán se habían "acelerado enormemente". Poco después, el ministro de Defensa israelí, Benny Gantz, comentó que la "acción militar" seguiría sobre la mesa en el caso de que fracasaran los esfuerzos diplomáticos de EE.UU. para poner el programa nuclear de Irán "de nuevo en una caja". Y en su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas a finales de septiembre, Bennett dijo que "el programa nuclear de Irán ha llegado a un momento decisivo. Y también lo ha hecho nuestra tolerancia. Las palabras no impiden que las centrifugadoras sigan girando". ¿Está prevista una versión a mayor escala de la operación Al Kibar?
Curitas encubiertas y convencionales
Por muy amenazantes que suenen estos comentarios, la pregunta que hay que hacerse es si "Israel" tiene siquiera los medios militares convencionales para detener indefinidamente el programa nuclear iraní. La respuesta corta es un no rotundo.
Cualquier evaluación de las capacidades de "Israel" debe comenzar con su campaña encubierta de años para sabotear los sitios nucleares de Irán."Israel" ha lanzado una serie de ciberataques contra Irán, incluyendo los ataques Stuxnet de 2010 y Flame de 2012 que, respectivamente, destruyeron cientos de centrifugadoras en el centro de enriquecimiento de Natanz e infectaron otras instalaciones nucleares. También ha asesinado al menos a cinco científicos iraníes, entre ellos Mohsen Fakhrizadeh, el célebre padre del programa encubierto de armas nucleares de Irán. Y es probable que esté detrás de las recientes explosiones que dañaron la planta de piezas de centrifugado cerca de Karaj, así como de otro ciberataque que interrumpió las operaciones en Natanz.
Estas y muchas otras operaciones encubiertas han obstaculizado la empresa nuclear de Irán, pero no la han detenido. Esto no debería sorprender, ya que "Israel" no logró detener la construcción del presunto reactor nuclear iraquí de Osirak por medios similares a finales de la década de 1970 y principios de la de 1980. Israel asesinó a un científico, intentó eliminar a otro, saboteó el núcleo del reactor cuando estaba en un almacén francés y bombardeó las oficinas de un fabricante italiano de unidades de reprocesamiento químico. La construcción no se detuvo hasta que Israel llevó a cabo ataques aéreos contra las instalaciones de Osirak en 1981. Pero el ataque no detuvo el esfuerzo de Iraq en materia de armas nucleares. Más bien provocó el nacimiento de un programa secreto de enriquecimiento de uranio.
Teniendo en cuenta esta historia, la cuestión táctica pertinente hoy en día es si "Israel" debería finalmente levantar el velo de su propio arsenal nuclear como una advertencia a los líderes de Irán para que se lo piensen de nuevo. La respuesta corta es que sí, si las conversaciones entre Estados Unidos e Irán se prolongan mientras las centrifugadoras iraníes siguen girando. Después de todo, los líderes israelíes pueden no tener una alternativa mejor.
Aunque los anteriores ataques aéreos contra los emplazamientos de Al Kibar y Osirak resultaron eficaces, no son buenas plantillas para el desafío actual. Esas plantas eran instalaciones solitarias sin búnkeres y con pocas o ninguna defensa. Fueron fácilmente superadas por ataques aéreos que sorprendieron completamente a los países anfitriones. Irán, por el contrario, protege sus plantas de enriquecimiento en ubicaciones subterráneas fuertemente reforzadas y rodeadas de sofisticadas defensas aéreas. Y los demás elementos de su programa nuclear -como el almacenamiento y la fabricación de centrifugadoras- están repartidos por todo el país.
Sin duda, las bombas israelíes de destrucción de búnkeres podrían dañar significativamente las instalaciones nucleares "visibles" de Irán, aunque con el riesgo plausible de perder aviones. Pero no pueden impedir la reconstrucción, algo en lo que Irán es muy bueno. Anticipándose a la acción militar israelí, Irán ya habrá escondido elementos enriquecidos para su posterior procesamiento hasta convertirlos en material apto para la fabricación de armas en sitios ocultos más pequeños.
La cuestión de la escalada
Por último, está la cuestión de las represalias. Mientras que no hubo represalias por los ataques de Israel a Iraq y Siria, lo más probable es que no ocurra lo mismo tras un ataque a Irán. Es cierto que la respuesta a la campaña encubierta de "Israel" parece haber sido limitada, aunque el asunto es intrínsecamente turbio. Pero, como demostró Irán con un ataque con misiles balísticos a la base aérea de Al Asad del ejército estadounidense en Iraq tras el asesinato del general Qassem Suleimani en enero de 2020, sólo tolerará un límite antes de emprender una acción agresiva. Los recientes ataques a los buques de carga israelíes podrían haber sido una respuesta a cualquier número de cosas, desde los ataques de Israel a las fuerzas iraníes en Siria y la interrupción de las entregas de municiones marítimas a la Resistencia libanesa hasta sus ataques a los sitios nucleares iraníes.
Si Irán optaría por una respuesta severa a los ataques aéreos israelíes contra sus plantas nucleares es una cuestión de especulación. Aunque Irán tiene un número limitado de misiles balísticos de alcance intermedio que pueden alcanzar a Israel, también puede desplegar miles de cohetes a través de la Resistencia, su aliado y cliente en Líbano. Esta combinación puede ser suficiente para sobrepasar los cacareados sistemas de defensa antimisiles de "Israel", abriendo la puerta a una guerra aérea y de misiles, acompañada de un combate terrestre en el Líbano.
Una complicación añadida sería el cumplimiento de las amenazas de Irán de atacar la propia infraestructura nuclear de "Israel", empezando por el reactor de Dimona y el lugar de almacenamiento de residuos. Si esa instalación resultara dañada hasta el punto de que los elementos radiactivos se extendieran por gran parte del país, "Israel" podría decidir atacar la central nuclear iraní de Bushehr, mucho más grande, arriesgándose a una contaminación radiactiva que podría extenderse por el Golfo. Esto reduciría radicalmente las exportaciones de petróleo, lo que podría desencadenar una crisis económica mundial.
La restante solución militar probada para la proliferación nuclear -guerra total, victoria y ocupación- está muy lejos del alcance de "Israel". El país sencillamente no dispone de los efectivos ni de la capacidad logística para enfrentarse a un país grande, densamente poblado y armado a miles de kilómetros de su frontera. No se puede imitar lo que Estados Unidos y sus aliados lograron en 1991, cuando cerraron el programa nuclear iraquí, o en 1945, cuando acabaron con los esfuerzos nucleares de la Alemania nazi.
En la Guerra del Golfo, Estados Unidos y sus aliados reunieron cientos de miles de tropas para expulsar a las fuerzas de Saddam Hussein de Kuwait y derrotarlas en el sur de Iraq. La victoria permitió a los inspectores internacionales entrar en Iraq bajo el mandato del Consejo de Seguridad de la ONU para encontrar y eliminar el programa de armas de destrucción masiva de Saddam. Esto puso fin a las actividades secretas de enriquecimiento nuclear, que, según algunas estimaciones, estaban a punto de producir material apto para la fabricación de armas. (De hecho, esa es la razón por la que Estados Unidos encontró un armario nuclear vacío tras la invasión de 2003).
Décadas antes, las potencias aliadas también descubrieron que la única forma de eliminar el temido programa de armas nucleares de Hitler era derrotar y ocupar Alemania. Sólo entonces se descubrió que la iniciativa nuclear nazi se había tambaleado, mermada por la falta de recursos materiales e intelectuales.
Las pocas opciones que quedan
Para "Israel" hoy en día, la falta de opciones militares probadas deja tres alternativas: la disuasión nuclear; la activación de una escala de medidas nucleares preparatorias y de intimidación diseñadas para inducir a Irán a reconsiderar su irrupción nuclear; o un impulso diplomático exitoso. Cada una de ellas conlleva retos de enormes proporciones.
En las ocho décadas transcurridas desde el inicio de la era nuclear, la disuasión ha sido el eje de la prevención de la guerra nuclear. A los Estados con armas nucleares les aterra apretar el gatillo por miedo al caos que se produciría. Algunos analistas suponen que este temor generalizado ha impuesto un tabú duradero al uso de armas nucleares. Pero "Israel" confía poco en el poder de los tabúes.