Boris Johnson tiene la soga al cuello
Casi el 70 por ciento de los británicos cree que debe renunciar, pero él se niega a hacerlo.
Un sondeo realizado en Reino Unido tras el nuevo escándalo que sacude el mandato del primer ministro Boris Johnson, arrojó que 69 por cinco de los electores, en su mayoría de conservadores, considera que debe renunciar, pero él sigue negándose a dejar el número 10 de la calle Downing.
La encuesta de la agencia YouGov poco después de la dimisión de dos ministros claves del gabinete, arrojó que solo 18 por ciento de las tres mil personas entrevistadas abogó por la permanencia de Johnson en el poder.
Aunque un 13 por ciento prefirió no opinar, la sorpresa está en que por primera vez desde de su elección como primer ministro en 2019, una mayoría de votantes conservadores (54 por ciento) cree que el gobernante debe salir cuanto antes del poder.
Detrás del descontento popular con la gestión de Johnson está su manejo del más reciente escándalo sexual protagonizado por un miembro de la bancada conservadora.
El "Pinchergate", que aluda al caso del legislador Chris Pincher, suspendido de su trabajo por comportarse de forma inapropiada en un bar privado londinense donde manoseó a dos hombres después de beber demasiado, se suma al "Partygate", término que utiliza la prensa local para referirse a las fiestas ilegales celebradas en el despacho del primer ministro durante la cuarentena por la pandemia.
La oficina de Johnson se dijo y contradijo varias veces sobre qué tanto sabía este sobre las quejas formuladas contra el diputado antes de nombrarlo jefe de la disciplina partidaria en la Cámara de los Comunes en febrero pasado, y al final el propio gobernante debió admitir ante las cámaras de la televisión que se equivocó, y aunque ofreció unas disculpas tardías, el mal ya estaba hecho.
A las renuncias de los ministros de Salud y Hacienda, Sajid Javid y Rishi Sunak, respectivamente, siguió una avalancha de dimisiones protagonizada por viceministros, secretarios y otros funcionarios del gabinete, mientras el número de diputados conservadores que dice no confiar en su liderazgo seguía aumentando este miércoles.
Johnson superó el mes pasado una moción de censura promovida por un grupo de diputados tories descontentos con su liderazgo, y aunque las reglas internas del partido establecen que no puede ser sometido a otro voto de confianza hasta dentro de un año, no se descarta que la directiva de la organización acceda a cambiar las normas para destronarlo.
No se va porque "los tiempos son duros", dice
Pese a los escándalos y a la de oleada de renuncias del Gabinete británico, el premier alude a la crisis existente en el país para defender su negativa a dimitir.
En una comparecencia este miércoles ante los diputados británicos, defendió su continuidad aludiendo a la guerra de Ucrania como un problema global y la presión económica como una crisis interna para justificar su negativa a abandonar su cargo.
"Los tiempos son duros" y "este es exactamente el momento en el que se espera que un Gobierno siga con su trabajo y no se vaya", ha afirmado al respecto.
Preguntado por el conservador Tim Loughton sobre si existe alguna circunstancia que lo obligue a dimitir, Johnson aseguró que renunciaría si "sintiera que era imposible continuar" como gobierno.
Por su parte, el líder del opositor Partido Laborista, Keir Starmer, ha aseverado que el Gobierno de Johnson se está derrumbando y solo un cambio real de gobierno puede dar al Reino Unido el nuevo comienzo que necesita.
Tras acusar a los miembros del Gabinete de ser cómplices de la crisis política en el país, el político ha añadido que Johnson solo está en el poder porque ha sido apuntalado durante meses por un partido corrupto que defendió lo indefensible.