¿Qué pasa entre Ruanda y el Congo?
Ambos países se culpan por la inseguridad en esa zona africana.
La violencia se intensifica en el este de la República Democrática del Congo (RDC) y los temores de un conflicto más amplio aumentan en una de las regiones más volátiles de África.
El presidente Felix Tshisekedi acusa a su homólogo en la vecina Ruanda, Paul Kagame, de apoyar al grupo rebelde Movimiento 23 de marzo (M23).
Kagame niega las acusaciones y culpa a la incapacidad de Tshisekedi para controlar los acontecimientos en su país, los cuales —dijo— representan un riesgo para la seguridad de Ruanda.
Las tensiones alcanzaron nuevos niveles a finales de enero, cuando el ejército ruandés disparó contra un avión congoleño que violó su espacio aéreo
Una escalada de violencia retrasará aún más el desarrollo en el este del Congo, rico en recursos, y exacerbará la penuria en una de las regiones más pobres del mundo, consideró Bloomberg.
La naturaleza de la crisis.
Para Kigali su mayor preocupación son las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), uno de los más de 120 grupos armados que operan en el este del Congo.
Hutus de la etnia ruandesa crearon esas organizaciones y se vinculan a los perpetradores del genocidio de 1994 contra los tutsis.
Por otro lado, está el M23, el cual lucha para proteger a los tutsis congoleños.
Según la administración Tshisekedi lo realmente importante para Ruanda son los abundantes minerales del Congo, y cualquier otro problema es solo una cortina de humo, agregó Bloomberg.
Si bien la guerra total se considera poco probable, ninguna de las partes parece estar lista para dar marcha atrás.
Naciones Unidas expresó su preocupación por el deterioro de la situación humanitaria, mientras Kenia y Angola tratan de mediar en el fin de la lucha.
La última guerra a gran escala en la región ocurrió en 1998 cuando Ruanda y Uganda invadieron el Congo, recuerdó Bloomberg.
Actualmente más de 5,6 millones de congoleños están desplazados por los conflictos, el mayor número de toda África.
La RPDC prevé celebrar elecciones presidenciales y parlamentarias el próximo 20 de diciembre, pero el conflicto en curso dificultaría el registro de votantes en el este, afirmó el gobierno.
A pesar de los intentos de Tshisekedi de culpar a Kigali y al M23 por la inseguridad, otros grupos sin vínculos con esa nación son responsables de gran parte de la violencia y los disturbios.
Su incapacidad para mantener la estabilidad socavará sus posibilidades de ganar un segundo mandato, aseguró el sitio web noticioso.
Los opositores de Tshisekedi con seguridad lo usarán en su campaña electoral, consideró la publicación.