Caminar entre las ruinas de la antigua Baalbek, en Líbano
Erigidos sobre cimientos fenicios o arameos, primero los griegos y después los romanos agrandaron el recinto.
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Caminar entre las ruinas de la antigua Baalbek, en Líbano.
Vienen de todas partes para estar, por fin, en dos mundos a la vez. Detrás queda un paisaje de encinas y olivos, de viñas y bazares a cielo abierto, con la brisa del Mediterráneo escondida tras cada esquina.
Delante, el paisaje cambia y exhibe un verdor distinto, montañas nevadas al fondo y un valle donde el trigo maduro serpentea con el viento.
Reconocida como Patrimonio de la Humanidad, la Acrópolis de Baalbek, en Bekaa, Líbano, se constituyó de enormes recintos desde hace milenios.
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Quizá erigidos sobre cimientos fenicios o arameos, primero los griegos y después los romanos agrandaron aquellas estructuras arquitectónicas para darle proporciones colosales.
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Caminar entre las ruinas de la antigua Baalbek, en Líbano
El templo de Heliopolitano, del siglo I, es de los más grandes del Imperio. De la cella, sala principal, seis columnas siguen en pie, y muchas de las que faltan sostienen los techos de Santa Sofía en Estambul o de la Gran Mezquita de Damasco.
Sobre ellas, la fachada era decorada por un friso con toros y leones, interpretados por los expertos como una alusión a Baal-Hadad y a Astarté.
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Junto al anterior, el templo de Baco, construido en el siglo II, presenta medidas similares a las del Partenón de Atenas, y es de los edificios romanos mejor conservados.
Muy cerca de allí, desde el histórico Hotel Palmira, Lord Byron contempló la luna sobre Baalbek. Con un cuaderno en la mano, el escritor inglés saltó la verja que delimitaba los templos, entonces a medio excavar, y describió las sombras de aquellas edificaciones inmensas.
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Templo de Baco.
Quienes visitan hoy el complejo arqueológico encuentran un olor a piedra milenaria, a hierba mojada; escuchan el chirriar de grillos y los pasos imaginarios de sombras, reales y soñadas.
Aquí es posible caminar por avenidas que, según se cree, presenciaron a la reina Zenobia ofrecer sacrificios, y fueron también testigos de la mezcla de caravanas árabes, nabateas, egipcias…
Durante meses, los ataques israelíes agredieron sitios históricos en todo el territorio libanés.
En Baalbek, por ejemplo, un bombardeo frente al gran complejo arqueológico destruyó por completo, el pasado 6 de noviembre, una casa tradicional otomana construida en 1910.
Ante la amenaza de perder lugares que cuentan la historia de la humanidad desde hace milenios, la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura otorgó protección reforzada provisional más de una treintena de sitios en el país de los cedros, incluido este conjunto monumental.