Las norias de Siria relatan la vida en Hama
Como elementos icónicos del patrimonio, forman parte integral de la vida de sus propietarios, hasta el punto de llevar sus nombres.
Inmensos artefactos, vestigios de tiempos inmemoriales, se vislumbran a lo lejos en la ciudad de Hama, Siria. ¿Qué misterio esconden? ¿Cuál era su función?
En el centro del país, a orillas del río Orontes, las norias son un testimonio de la ingeniosa utilización del agua desde tiempos antiguos.
Utilizadas para irrigar campos, abastecer baños públicos, casas, mezquitas y pozos, estas estructuras, según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, son únicas, no solo aquí, sino también en Alemania, España e Irak.
Como elementos icónicos del patrimonio, forman parte integral de la vida de sus propietarios, hasta el punto de llevar sus nombres.
Su origen, en las culturas árabe y romana, ilustra la capacidad humana para aprovechar los recursos naturales a través de sistemas.
Paletas y cubos, unidos a la rueda, extraen el agua del río a medida que esta gira, impulsada únicamente por la fuerza de la corriente del Orontes.
Cerca de las norias, Hama albergaba molinos hidráulicos que aprovechaban la misma corriente para moler granos, esenciales en la economía agrícola regional.
Eran estructuras robustas, con sistemas de engranajes simples que convertían el movimiento del agua en energía mecánica.
Durante el conflicto en Siria, en especial desde 2011 y hasta 2014, sufrieron daños, pero los esfuerzos de restauración permitieron su sobrevivencia como testimonio de una época en la región.
Las norias, en particular, atraen a turistas e historiadores, interesados en la intersección de la arquitectura, la tecnología antigua y la sostenibilidad.
Hoy día, solo unos pocos conservan el conocimiento necesario para mantener estas joyas del pasado.
La época de las ruedas mecánicas data del año 1100 antes de Cristo, de la época aramea, en coincidencia con la fundación de Hama. De las 116 norias existentes en el siglo XVI, solo sobreviven 17.
El presidente de la Asociación Científica e Histórica de la urbe, Sr. Abdel Kadder Ferzat, afirmó con firmeza: "Es nuestro deber preservarlas. Son el alma de Hama; sin ellas, la ciudad estaría muerta".
Con estas palabras explicó el arduo trabajo de restauración de la noria más grande, la Muhamadiye, de 21,5 metros de diámetro: una verdadera obra maestra de la arquitectura, admirada por su diseño y magnitud.
"Nuestro mayor desafío hoy es la transmisión del saber hacer, una labor artesanal que cada vez interesa menos a las nuevas generaciones", señaló el experto.
En Hama, la noria, el molino y la casa son todos lugares identificados con su propietario. Así sucedió con la vivienda de la familia Wattar, que hace años recibió restauración en su edificio de 800 años de antigüedad. Hoy, es un museo, un orgullo regional y nacional.