Tras más de tres meses de incendios forestales, el Gobierno de Bolivia estimó un total de siete millones de hectáreas devastadas, sobre todo en el este del país.

Según el Ministro de Defensa, Edmundo Novillo, la acción de las llamas afectó en un 66 por ciento las áreas boscosas y un 33 por ciento los pastizales. 

La nación registró los primeros focos activos durante junio y en la actualidad tiene al menos 40 puntos, confirmó la autoridad. 

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Además, refirió que la ayuda internacional llegó de varios países incluso antes de la declaratoria de emergencia, pero aún es insuficiente para acabar con las brasas. 

"Brasil, Canadá, Chile, la Unión Europea, Perú, Venezuela, Suiza y China ayudaron con bomberos, equipos de equipamiento", señaló.

Los departamentos más afectados fueron Santa Cruz, Beni y Pando, todos en el noreste, al parecer por la deforestación para cultivos de soya y arroz.

En 2023, la quema consumió 3,3 millones de hectáreas, mientras en 2019 el fuego arrasó con cerca de seis millones de hectáreas en la Amazonía. 

Los desastres naturales no conocen fronteras y parte de las llamas son compartidas con Brasil, territorio que reportó 5,6 millones de hectáreas quemadas en agosto.