Níquel para el mundo, destrucción para Indonesia
La mayor mina de níquel del mundo, en Indonesia, amenaza a la tribu indígena Hongana Manyawa.
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Níquel para el mundo, destrucción para Indonesia.
La mayor mina de níquel del mundo, ubicada en la selva virgen de la isla Halmahera, en Indonesia, afecta al medio ambiente y pone en peligro a una de las últimas tribus de cazadores-recolectores del país: los Hongana Manyawa.
En medio de la impresionante naturaleza, las máquinas de la Weda Bay Nickel derriban y excavan, para ampliar su alcance en un territorio de 45 mil hectáreas y satisfacer al menos el 17 por ciento de la creciente demanda del mineral en el planeta.
Las reiteradas explosiones ahuyentan a los pájaros; el estruendo de las excavadoras penetra en la espesura de los árboles y los lechos de los ríos están cubiertos de un pesado barro, prácticamente sin peces.
Una tribu milenaria
Los Hongana Manyawa cuentan con alrededor de tres mil 500 miembros, algunos viven de forma nómada y sin contacto con la civilización moderna y otros aceptan tener vínculos limitados con el exterior.
“Temo que sigan destruyendo la selva. No sabemos cómo sobrevivir sin nuestra tierra, sin nuestra alimentación”, dice Bokum, uno de los integrantes del pueblo originario, que ya no encuentra cerdos salvajes ni peces para comer.
La comunidad causó conmoción recientemente, a raíz de unos videos virales en internet, donde se aprecian miembro de la tribu, muy delgados, mendigando comida fuera de los bosques.
Aunque una corte constitucional otorgó a estas personas el control de sus territorios tradicionales, en lugar de al Estado, sin títulos de propiedad tienen escasas posibilidades de hacer valer sus derechos frente al gigante competidor.
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Aguas marinas contaminadas. Foto: Garry Lotulung.
Contradicciones mineras
En declaraciones a AFP, Weda Bay Nickel señala su compromiso con una explotación responsable y la protección del medio ambiente.
“No hay pruebas de la existencia de tribus aisladas en torno a la mina”, afirma el accionista francés Eramet, mientras la compañía solicita un aumento de su derecho de extracción.
La dirección general de carbón y minerales del Ministerio indonesio de Energía y Recursos Minerales, sin embargo, sostiene lo contrario.
Es la primera vez que Yakarta reconoce oficialmente la presencia de miembros de Hongana Manyawa en el territorio, según la Organización No Gubernamental (ONG) de defensa de los derechos indígenas Survival International, que afirma que la única forma de impedir la destrucción de la tribu es declarar prohibida una zona.
Por su parte, la asociación Save Sagea denuncia las malas prácticas de las empresas mineras, que violan los derechos humanos y aplican pocos controles.
El fabricante de automóviles estadounidense Tesla, firmante de acuerdos de inversión en el níquel, propone la instauración de lugares proscritos para proteger a los pueblos indígenas.
La compañía sueca de vehículos eléctricos Polestar declara también su intención de evitar el daño a las “comunidades no contactadas” en su cadena de abastecimiento.
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Níquel para el mundo, destrucción para Indonesia.
No obstante, el peligro continúa
Desde la puesta en marcha de la explotación minera, en 2019, los sitios cercanos se transformaron en una especie de salvaje oeste.
Cerca de ciudades aledañas como Lelilef Sawai, Gemaf y Sagea, es fácil cruzarse con empleados equipados con cascos, caminando por las embarradas carreteras llenas de escombros.
La mina tiene hoy más del doble de trabajadores que en 2020: casi 30 mil, y, por lo pronto, sigue siendo un peligro para el medio ambiente y la supervivencia de los pueblos autóctonos.