El 7 de octubre y su impacto en Bahréin y Emiratos Árabes Unidos
La vuelta de la cuestión palestina al centro de la agenda regional e internacional repercutirá de manera negativa en la integración de "Israel" en la economía de Medio Oriente y en las perspectivas de las relaciones "pueblo a pueblo" entre "Tel Aviv" y sus vecinos árabes, señaló un artículo publicado en Foreign Policy.
La guerra de Gaza plantea un reto importante para aquellos gobiernos árabes con relaciones diplomáticas con “Israel” o camino a ello.
De acuerdo con un artículo publicado en Foreign Policy, hay probabilidades de que el conflicto en Gaza no afecte a los Acuerdos de Abraham o la normalización entre “Israel” y los Emiratos Árabes Unidos (EAU), por un lado, y Bahréin y Marruecos, por otro.
Pero según el reporte, en los Emiratos Árabes Unidos y Bahréin hay serias críticas a la reacción de “Israel” ante el ataque de Hamas del pasado 7 de octubre.
Varios observadores manifiestan preocupación por la extensión del conflicto en la región, cómo la inquietud de la opinión pública contraria a la guerra pueda limitar las opciones del gobierno y la creciente desconfianza hacia el primer ministro Benjamín Netanyahu y su gobierno.
Por otro lado, analistas bahreiníes y emiratíes muestran escepticismo sobre si “Israel” tiene, o es capaz de articular, un escenario final viable en Gaza.
En opinión de la publicación, la vuelta de la cuestión palestina al centro de la agenda regional e internacional repercutirá de manera negativa en la integración de “Israel” en la economía de Medio Oriente y en las perspectivas de las relaciones con sus vecinos árabes.
¿Hay futuro para los Acuerdos de Abraham? Para Foreign Policy, la operación Diluvio de Al-Aqsa y la continuada guerra en Gaza ponen en agudo contraste dos tendencias opuestas existentes en la región.
Por un lado, el reconocimiento de la permanencia de la presencia de “Israel” en la región y la necesidad de iniciar su lenta integración en el sistema regional; y por otro, la negación continua del derecho de “Israel” a existir y la hostilidad implacable hacia él por parte del Eje de la Resistencia.
A criterio del medio, Diluvio de Al-Aqsa estaba calculado, entre otras cosas, para poner en tela de juicio la dinámica de normalización de “Israel” y hacer caer en desgracia a los Estados moderados relacionados con “Tel Aviv”.
También consigue resaltar la continua relevancia de la cuestión palestina y enardece a la opinión pública árabe y musulmana en apoyo de la negación de la legitimidad de “Israel” y en contra de las políticas de sus dirigentes.
Para algunos funcionarios de Bahréin y los Emiratos Árabes Unidos la guerra en Gaza complica las políticas interior y exterior de cada uno de sus países.
Si bien en ambos países dicen estar dispuestos a no retractarse de la decisión de establecer relaciones diplomáticas formales con “Israel”, los dos últimos meses hacen retroceder años la percepción pública y la aceptación popular de la normalización con “Israel”.
Por otro lado, en la opinión pública de ambos países hay poca o ninguna empatía por el sufrimiento israelí el 7 de octubre; pocos en Bahréin o los Emiratos responsabilizan a Hamas de la crisis en Gaza.
Asimismo, apuntó Foreign Policy, en gran medida Hamas y los palestinos están más unidos en el discurso árabe desde el 7 de octubre.
En los últimos tres meses, los pobladores en ambos países consideran desproporcionada y poco meditada la respuesta israelí a Hamas.
También las críticas emiratíes y bahreiníes a “Israel” suelen formularse como condenas al actual gobierno dirigido por Benjamín Netanyahu.
La mayoría de los funcionarios ponen en duda la capacidad de las autoridades de la entidad ocupante de articular su estado final preferido en Gaza e invitan a pensar en un nuevo liderazgo.
Además subrayan la necesidad de un alto el fuego inmediato y de un rápido cambio hacia un proceso diplomático que conduzca a una solución de dos Estados para sofocar la creciente radicalización de las calles árabes y musulmanas.
Tanto en los Emiratos Árabes Unidos como en Bahréin, los partidarios de la normalización, y quienes mantienen lazos abiertos con “Israel” experimentan una importante presión en el orden interno.
Las críticas a la política israelí crecen junto al desencanto con la política estadounidense en Medio Oriente.
El declive del apoyo público a los Acuerdos de Abraham en los países pertinentes ya era perceptible antes de la conflagración más reciente. La reafirmación de la cuestión palestina en el centro de la agenda regional e internacional también endurece las tendencias antiisraelíes de la opinión pública.
A juicio de Foreign Policy, todo ello repercutirá en las futuras relaciones económicas, en la integración de “Israel” en los próximos proyectos regionales de infraestructuras y conectividad a largo plazo y en las perspectivas de las relaciones "entre personas".
La ampliación del círculo de normalización, que en vísperas del 7 de octubre parecía bastante plausible, puede haberse aplazado de manera indefinida, concluye el medio.