Palestinos en Gaza ven la reunión Trump-Netanyahu con excepticismo
Mientras Trump habla de una "paz histórica" y Netanyahu busca enmarcar las conversaciones como un paso hacia la estabilidad regional, los palestinos en Gaza quedan pendientes de los bombardeos, sus vidas suspendidas entre la anticipación y la sospecha.
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Palestinos en Gaza ven la reunión Trump-Netanyahu con excepticismo
Mientras el ejército israelí continúa bombardeando implacable la ciudad de Gaza y sus suburbios, la atención dentro del enclave costero sitiado se ha desplazado, aunque con cautela, a Washington, donde el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se reunieron para ultimar un plan de 21 puntos para aparentemente poner fin a la guerra genocida de dos años.
Para los residentes de Gaza, esta reunión representa tanto un posible punto de inflexión como otra ronda de maniobras internacionales que los marginan.
Mientras Trump habla de una "paz histórica" y Netanyahu busca enmarcar las conversaciones como un paso hacia la estabilidad regional, los palestinos en Gaza quedan pendientes de los bombardeos, sus vidas suspendidas entre la anticipación y la sospecha.
Un futuro moldeado en el extranjero
En una entrevista con Axios el domingo, Trump declaró que las negociaciones sobre su plan están "en sus etapas finales", subrayando que los países árabes "han sido maravillosos en su cooperación" y que Hamas ha mostrado "disposición a comprometerse a través de mediadores".
En declaraciones a The New Arab, altos funcionarios de Hamas confirmaron que su movimiento no ha recibido ninguna propuesta oficial ni de Trump ni de mediadores.
"Sin embargo, estamos listos para lidiar positivamente con cualquier propuesta que ponga fin a la guerra en Gaza", afirmò Hamas en un comunicado de prensa hace dos días.
Trump insistió en que el acuerdo podría sentar las bases de "la primera oportunidad de una paz real en la región".
El enviado de Trump, Steve Witkoff, y su yerno, Jared Kushner, se reunieron con Netanyahu en Nueva York para cerrar brechas antes de la cumbre de Washington, que Trump calificó de "decisiva".
Sobre el papel, el acuerdo incluye un alto el fuego, intercambios de prisioneros y una retirada gradual de "Israel". Pero sobre el terreno, los ataques israelíes continuaron hasta el domingo por la noche, con bloques residenciales enteros en la ciudad de Gaza reducidos a escombros.
Ese contraste entre el lenguaje diplomático en el extranjero y la devastación dentro de Gaza alimenta el escepticismo.
En el barrio de al-Rimal, en el centro de la ciudad de Gaza, Mahmoud Shalabi, de 48 años, se sentó junto a las ruinas de su casa destruida, escuchando la noticia en una radio maltratada.
"Hablan de poner fin a la guerra, pero las bombas no se detienen. Vivimos entre declaraciones vacías. Reconstruirán nuestras casas? O es sólo palabras para las cámaras?" expresó a TNA.
A pesar de perder su casa, Shalabi se niega a unirse a las decenas de miles de personas que huyeron hacia el sur.
"Qué voy a encontrar allí?" Pregunta, amargamente. "Sólo hambre y sed. Al menos aquí, me quedo con los escombros que es mío".
Sus palabras capturan el estado de ánimo en Gaza: una mezcla de resignación y sospechas mientras diplomáticos redactan planes en el extranjero y la supervivencia define la vida cotidiana dentro de la Franja.
Tony Blair y la historia se repiten
Entre las filtraciones más polémicas en torno al plan está la sugerencia de que el ex primer ministro británico Tony Blair podría ser nombrado gobernador interino de Gaza bajo una "Autoridad Internacional de Transición".
La noticia ha desatado la indignación en todo el enclave costero. Blair, recordado en el mundo árabe por respaldar la invasión de Irak en 2003, es visto como un símbolo del intervencionismo occidental.
En el campo de refugiados de Nuseirat, Mohammed Awad, de 57 años, se burló de la idea. "Es concebible que Blair nos gobierne? El hombre que destruyó Irak ahora reconstruirá Gaza?" .
"Se siente como un regreso al Mandato Británico, como si nos estuvieran devueltos a la tutela. No queremos que los extranjeros decidan nuestro destino", añadió
Awad incluso trazó un paralelismo histórico: "Me recuerda que Herbert Samuel se convirtió en Alto Comisionado en 1920. La historia se está repitiendo. Gaza está de nuevo bajo supervisión exterior".
A pesar de ese rechazo popular, algunas capitales árabes supuestamente ven a Blair como una figura que puede mediar con Israel y Occidente, lo que potencialmente acelera los fondos para la reconstrucción.
Mientras tanto, en Gaza, la propuesta no ha hecho más que profundizar la desconfianza, ya que los lugareños temen que sus voces vuelvan a quedar excluidas de la configuración de su propio futuro.
Esperas cautelosas y sospechas perdurables
Entre los analistas palestinos, las opiniones sobre la reunión de Trump-Netanyahu diverge.
El experto político con sede en Ramallah, Esmat Mansour, considera que un "escenario optimista" podría implicar un alto el fuego, la liberación de prisioneros y el anuncio de mecanismos iniciales de reconstrucción.
"Si la presión continúa sobre Israel y dado el agotamiento que enfrenta por una guerra prolongada, tal acuerdo es posible", dijo Mansour a TNA.
Sin embargo, advirtió de no ser excesivamente optimista. Netanyahu tiene un historial de uso de las negociaciones internacionales para ganar tiempo.
"Puede regresar de Washington con las manos vacías, y eso significaría que esta guerra continúa indefinidamente", opinó el analista.
Desde Gaza, el investigador político Tayseer Abed tenía un tono más escéptico. "El plan de Estados Unidos tiene fallas fundamentales", indicó.
"No hay un mecanismo claro de implementación, ni claridad sobre quién gobernará Gaza después del llamado Consejo Internacional, e Israel insiste en mantener el control militar a largo plazo. Tal plan no puede traer una paz real".
Abed argumentó que Hamas y otras facciones no cederán a un acuerdo que margine la toma de decisiones palestinas.
"No se trata sólo de ceses del fuego o de ayuda. Se trata de la soberanía. Cualquier propuesta que ignore esto colapsará", sentenció.
También subrayó la falta de garantías internacionales vinculantes. "Washington puede conformarse con anunciar entendimientos para apaciguar la opinión global", agregó. "Pero sin garantías sobre la reconstrucción, el levantamiento del bloqueo y los derechos políticos palestinos, este plan está construido para fracasar".
Para los palestinos comunes y corrientes en Gaza, la alta política se siente remota.
En un aula convertido en refugio en la ciudad de Gaza, Umm Yazan, desplazado de Shujaiya, dijo sin rodeos: "No entendemos estos planes. Lo que queremos es simple: detener el bombardeo, traernos de vuelta a casa, darnos dignidad"
Para ellos, explicó, ningún plan importará a menos que comience la matanza y comience la reconstrucción. En medio de las ruinas, la supervivencia, no la política, sigue siendo la única prioridad.
Sus palabras subrayan una cruda verdad: mientras Trump y Netanyahu hablan de paz, Gaza sigue sangrando, en gran medida.