Hallan fosa de antigua masacre indígena perpetrada en Argentina
La responsabilidad del Estado Nacional en este genocidio de pueblos originarios nunca será olvidada.
Por primera vez en la historia de Argentina salió a la luz una fosa vinculada con una masacre de nativos ocurrida hace más de un siglo en la ciudad de San Antonio de Obligado, al noroeste de Buenos Aires, la capital.
Para muchos, la responsabilidad del Estado Nacional en este genocidio de pueblos originarios nunca será olvidada.
Bajo las órdenes de la Fiscalía Federal, el Equipo de Antropología Forense y descendientes de las personas asesinadas encontraron los restos el pasado 27 de septiembre.
Sin embargo, el grupo no continuó con las excavaciones debido a la orden de las autoridades de detener los trabajos una vez descubierto el sitio de enterramiento.
En este momento, el siguiente paso es “abrir todo el predio para retirar todos los cuerpos”, afirmó el antropólogo Fernando Pepe, citado por Radio Che Guevara.
Hacia 1884, cinco comunidades de los pueblos moqoit y qom llegaron a la reducción religiosa San Antonio de Padua de Obligado, tras firmar un acuerdo con el Gobierno nacional para obtener las escrituras de esas tierras.
Después de su arribo, los pobladores no solo trabajaron en los campos cercanos, sino también en los ingenios azucareros de localidades vecinas y en la guarnición militar.
Sin embargo, las condiciones de vida en la misión empeoraron con epidemias, abusos físicos, castigos de las autoridades militares y falta de alimentos.
La relación entró definitivamente en crisis durante el verano de 1887, cuando el Ejército Nacional raptó una niña nativa a solicitud del gobernador del Territorio Nacional de Misiones y hermano del presidente Julio Argentino Roca, Rudecindo.
Ese incidente derivó en la sublevación de una parte de los afectados, quienes asesinaron a un comandante del Ejército y a uno de sus soldados.
En respuesta, las fuerzas armadas fusilaron a 16 individuos que no participaron de la revuelta y durante los siguientes 10 días continuaron con sus crímenes en un número indeterminado.
Sin embargo, la historia oficial diría luego que las muertes fueron una respuesta al asesinato del sacerdote Ermete Constanzi, fallecido en realidad una década después, según datos del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas y del Grupo Universitario de Investigación.