Presentan posibles escenarios para destituir a primer ministro israelí
Benjamín Netanyahu no cuenta con respaldo popular tras incumplir los objetivos de la guerra en Gaza. Maniobras en el Parlamento o la presión ciudadana pueden obligarlo a ceder el poder.
Muchas personas en "Israel" quieren la salida del cargo del primer ministro, Benjamín Netanyahu, y trazaron varios caminos para destituirlo, de acuerdo con el periódico norteamericano The New York Times.
El jefe del gabinete está en "su último suspiro" y se verá obligado a renunciar una vez terminada la guerra contra Hamas en Gaza, para lo cual existen cuatro posibles caminos, agregó el medio.
Netanyahu enfrenta el colapso de su coalición de gobierno con 64 escaños de los 120 posibles en la Knesset (Parlamento) y una deserción de cinco miembros derrocaría al gobierno y obligaría a celebrar elecciones en el plazo de tres meses.
El ultraderechista lidera el Partido Likud con 32 escaños obtenidos en noviembre de 2022, pero para formar gobierno involucró a otros cinco, dos pequeños de extrema derecha, encabezados por Bezalel Smotrich e Itamar Ben Gvir.
Si el premier aceptara el acuerdo de alto al fuego, otro partido de la oposición, liderado por Yair Lapid, podría intervenir temporalmente para salvar el acuerdo de rehenes, pero no para impedir elecciones anticipadas, analizó el rotativo.
Ese asunto enojaría tanto a Smotrich como a Ben Gvir, y podrían decidir abandonar la coalición y presentarse a elecciones al frente de sus respectivas formaciones políticas, lo cual permitiría a los colonos ampliar sus asentamientos y obstruir cualquier esfuerzo para establecer un Estado palestino independiente, indicó el diario.
Como segundo camino, la publicación estadounidense presentó la “falta de confianza constructiva”, pues en principio, cualquier parlamentario con apoyo de la mayoría puede convertirse en primer ministro.
En el actual gobierno bajo el mando del Likud, ese desafío puede provenir de un integrante del propio partido con tal de mantenerse en el poder y evitar elecciones anticipadas.
Tal salida hipotética no parece viable porque no existe un liderazgo alternativo unificado dentro de la organización y según las encuestas de opinión actuales este partido será aplastado en cualquier nueva elección.
Existe otra complicación, conocida como la "ley noruega": cualquier ministro del gabinete israelí puede ceder su escaño en la Knesset para centrarse en sus deberes ministeriales, y ese espacio lo ocuparía, de forma temporal, otro integrante de su partido.
Por lo tanto, un nuevo líder del Partido Likud debe asegurarse de contar con el apoyo de los ministros a su regreso al Parlamento, o no podría aspirar al puesto de jefe de gobierno.
La tercera vía fue nombrada como "salida de la oposición del gobierno de unidad”: los exgenerales Benny Gantz y Gadi Eisenkot pueden retirarse del gobierno de unidad en tiempos de guerra e intentar liderar un movimiento para celebrar elecciones anticipadas.
Su limitación para lograrlo en la falta de apoyo mayoritario, pues ninguno de ellos podría derrocar al actual gobierno por sí solo, y si abandonan sus escaños, Netanyahu seguiría siendo primer ministro durante la campaña electoral de tres meses sin sus opiniones y sin restricciones a sus actos durante la guerra.
Esto, además del principio de unidad en tiempos de guerra mantiene a Gantz y Eisenkot en el gobierno hasta ahora. Pero pueden decidir lo contrario si se produce un alto al fuego prolongado y la guerra termina.
Para el periódico el cuarto camino es la protesta civil: una renovación de las manifestaciones anti-Netanyahu que dividieron a “Israel” durante nueve meses antes de los sucesos del 7 de octubre.
Tal vez, la guerra creó una forma de unidad pero ya comenzó a fracturarse por cuestiones como los prisioneros en manos de la Resistencia palestina, la necesidad de poner fin a la guerra y las decisiones sobre el futuro de Gaza y los palestinos cuando cesen las acciones militares.
Dos días atrás, el exjefe del Mossad Yossi Cohen, afirmó que "Israel" necesitará cinco años después de la guerra para recuperarse, y pagará un alto precio político para recuperar a los israelíes retenidos en la Franja de Gaza.
En este contexto, los medios israelíes reconocieron una hostilidad entre el presidente estadounidense, Joe Biden, y el primer ministro de la ocupación, pues el primero describió a Netanyahu como un “joven maligno”.
Según el corresponsal de asuntos exteriores del Canal 13 Gil Tamari: "Hay rencor (hostilidad) entre Biden y Netanyahu, y hoy apareció en lo que se publicó en la revista Politico". Biden describió a Netanyahu, "y pongámoslo en lenguaje diplomático". , como un joven malicioso”.
Tamari añadió que el asesor de Seguridad Nacional en la Casa Blanca, Jake Sullivan, fue preguntado sobre la declaración del titular israelí, Itamar Ben Gvir, y sobre la relación con Netanyahu.
Sullivan manifestó que el gobierno y los políticos israelíes hablen por sí mismos y "hablamos en nuestro nombre y desde nuestro punto de vista".
En las últimas semanas, la prensa comentó diferencias entre Biden y Netanyahu, especialmente sobre la forma de gestionar la guerra en Gaza, pero estas discrepancias no afectaron el apoyo de Washington a la entidad.