Eliminar a Maduro y golpe de Estado, plan de derecha de Venezuela
Desde la misma llegada del comandante Hugo Chávez a la presidencia de la nación suramericana comenzaron los planes de la oposición, aliada incondicional del gobierno estadounidense para derrocar al gobierno del pueblo.
La estrategia de la extrema derecha de Venezuela incluye el magnicidio y el golpe de Estado como parte de sus aspiraciones de tomar el poder por cualquier vía, un camino que los hechos evidencian con creces.
Cinco de esas acciones violentas fueron planificadas en 2023, y otras cuatro en lo que va del 2024, es decir en el año preelectoral y electoral, lo cual denota para entendidos que, esa oposición reacia a las normas de civismo, mantiene las ansias de llegar al Gobierno por caminos inconstitucionales y no democráticos.
Implicados en todos estos planes estaban civiles y militares, de estos últimos algunos en retiro y otros activos, y además estaban enlazados con figuras de la derecha nacional en el exilio, funcionarios estadounidenses, colombianos y venezolanos.
El 15 de enero el presidente Nicolás Maduro inició las denuncias en su presentación de memoria y cuenta del 2023 ante la Asamblea Nacional, y luego el fiscal general de la nación, Tarek William Saab, amplió con innumerables pruebas y evidencias de estas operaciones.
Las cinco acciones golpistas e intentos de asesinato -el último de ellos previsto para el 1 de enero de 2024-, además del jefe de Estado, incluían al ministro de Defensa Vladimir Padrino y otros líderes civiles y militares, como al gobernador del estado de Táchira, Freddy Bernal.
Maduro afirmó entonces que las conspiraciones fueron planificadas desde Miami (Estados Unidos), y Colombia, en los meses de mayo, agosto, noviembre y diciembre de 2023 y en las mismas participaron componentes extranjeros.
Responsabilizó a la Administración de Control de Drogas (DEA) con base en Colombia y a la Agencia Central de Inteligencia (CIA), y apuntó que la DEA en el país vecino y sus funcionarios principales “siguen actuando junto a los grupos del narcotráfico y conspirando contra Venezuela”.
El jefe de Estado indicó que informó al gobierno colombiano sobre la base de la CIA en esa nación, establecida durante los gobiernos de Álvaro Uribe, Juan Manuel Santos e Iván Duque, la cual “continúa sus actividades de manera secreta e impune”, intrigando contra la República Bolivariana.
Dichas operaciones tenían por objetivo crear “un caos y conmoción” en el país para cortar el proceso de paz, estabilidad y de recuperación y no llegara el 2024 en paz, expresó.
Conocida como Brazalete Blanco, la última intentona del pasado año era asaltar en horas de la madrugada del 1 de enero de 2014 una unidad militar en San Cristóbal, estado de Táchira, con la intervención de desertores, traidores, militares traídos de Miami, Perú y Colombia, según las denuncias.
Según reveló, participaron algunos oficiales, “pocos, un puñado”, captados en 2020 y 2021, comprados por parte de la CIA.
Todos están presos, convictos, confesos, todos declararon su traición y crimen, los descubrimos, gracias a la inteligencia, a la investigación, subrayó.
Otro elemento común de estas maniobras fue que para su desmantelamiento intervinieron la Dirección General de Contrainteligencia Militar, el Servicio Bolivariano de Inteligencia, la Fuerza Armada Nacional y la inmensa unión cívico militar policial, a quienes Maduro agradeció por su “enorme lealtad probada”.
Saab en varias comparecencias públicas mostró videos, testimonios y pruebas contundentes obtenidas mediante las delaciones, que aportaron información extraordinaria de lo que llamó “plan brutal” contra la gran mayoría del pueblo venezolano y la sociedad democrática.
A modo de demostrar que estos hechos no son aislados ni nuevos, el fiscal general manifestó que tienen el antecedente histórico de las acciones iniciadas en el 2001 con el comienzo del gobierno del comandante Hugo Chávez (1954-2013), y afirmó que la derecha volvió con lo mismo de la “mala voluntad brutal”.
“Conspiración continuada” denominó el titular del ministerio Público a los cinco momentos de acciones criminales, con el propósito de llenar de sangre a toda Venezuela y apuntó que los convictos y confesos “delataron a sus cómplices con nombres y apellidos”.
Los implicados por estos complots están acusados por los delitos de traición a la patria, homicidio intencional en grado de tentativa contra el presidente Nicolás Maduro y otras autoridades, terrorismo, conspiración y asociación, entre otros.
Moral de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana
La Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) reaccionó de inmediato ante los intentos de magnicidio y acciones terroristas para desestabilizar al país y en un comunicado fijó su postura al asegurar que ante cualquier intento desestabilizador “responderemos contundentemente” en perfecta fusión cívico militar.
En un documento leído en cadena nacional por el ministro para la Defensa, Vladimir Padrino reafirmó “combatir a cualquier tipo de organización delictiva que afecte la seguridad de los ciudadanos”.
Lamentó la captación en esas acciones de profesionales de la FANB, algunos activos y otros en reserva activa, quienes de forma abiertamente mercenaria se prestaron a la vileza y la traición.
No permitiremos “bajo ninguna circunstancia” subrayó el general en jefe, que el imperialismo y sus aliados subordinados a lo externo e interno del país, de cara a las elecciones presidenciales del 28 de julio, pretendan sabotear la paz nacional, la recuperación económica y social en marcha.
Remarcó que tendrán cero tolerancia “con los inescrupulosos traidores”, por lo que solicitaron al comandante en jefe Nicolás Maduro, la “inmediata degradación y expulsión de la FANB”, a los implicados en esos actos conspirativos.
Dos días después, el alto mando de la Fuerza Armada Nacional, en el Patio de Honor del Ministerio para la Defensa, en el Fuerte Tiuna, en Caracas, procedió a la degradación y expulsión de 33 militares en activo y reserva activa, implicados en las conspiraciones contra el Estado, pueblo y Gobierno venezolanos.
Entre los defenestrados estuvieron un general de división, dos coroneles, seis tenientes coroneles, nueve mayores, dos capitanes y seis primeros tenientes, entre otros.
Otras acciones y planes de magnicidio
En una continuación de sucesivos planes conspirativos, magnicidas y terroristas, el 25 de marzo últimos fueron aprehendidos los ciudadanos Jerry Ostos Perdomo y Carlos Castillo en la céntrica Plaza Diego Ibarra, en Caracas.
Ese día el jefe de Estado presentaba ante el Consejo Nacional Electoral (CNE) su postulación de candidato a presidente para las elecciones del 28 de julio.
Ambos individuos, (posteriormente fue apresado un tercero Carlos Julio Rojas), fueron detenidos por su actitud sospechosa a escasos 20 metros donde estaba instalada la tribuna presidencial y hablaría Maduro.
De acuerdo con Saab, se trataba de un suceso “muy delicado” al ocurrir en pleno proceso de inscripción del Presidente ante el CNE, y la ocupación a Ostos y Castillo de sendas pistolas de nueve y 7,65 milímetros con sus respectivos cargadores.
Pero, ambos individuos están vinculados al partido de derecha Vente Venezuela: uno como coordinador y el otro identificado como activista político de la misma organización opositora, liderada por la inhabilitada y “aspirante” a presidente María Corina Machado.
Los dos fueron puestos a disposición inmediata del Ministerio Público bajo los delitos de terrorismo, asociación, magnicidio en grado de tentativa, instigación al odio y porte ilícito de arma de fuego en lugares prohibidos.
“Con total desparpajo asumieron ser responsables de esos hechos”, enfatizó el fiscal, y anunció que como parte del curso de las investigaciones se realizaron diversos allanamientos.
Como revelación de las intenciones magnicidas y golpistas, el fiscal expresó en abril que en “menos de un mes identificaron supuestos militantes de partidos políticos en la planificación de acciones directas” que incluían el asesinato del mandatario de la nación.
En respuesta a estos complots, el gobierno anunció la activación de un denominado Plan Furia Bolivariana, que incluye a todas las fuerzas revolucionarias y chavistas, para responder de manera contundente a “cualquier intentona terrorista”.
No tengo dudas de que cualquier alternativa violenta y sorpresiva, recibiría la respuesta apabullante del pueblo con el surgimiento de un “poderoso movimiento popular” que conduciría a la radicalización de la Revolución bolivariana, afirmó.
Llamó, en ese sentido, a la “máxima vigilancia, unión y preparados para cualquier agresión interna o externa contra el decoro, la cohesión y la lealtad absoluta constitucional de la Fuerza Armada Nacional”.