Medio Oriente está en la balanza de las elecciones en EE. UU.
Los debates en las redes sociales vinculan la escalada de los conflictos creados por "Israel" con los intereses de los círculos de poder detrás de ambos candidatos estadounidenses.
Ante la inminencia de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, los debates en las redes sociales vinculan con fuerza la escalada del conflicto en Medio Oriente, y en particular la intensa agresión israelí contra Líbano, con los intereses de los círculos de poder detrás de ambos candidatos.
Las recientes negociaciones sobre un acuerdo de alto al fuego en Líbano fueron, en esencia, entre Washington e “Israel”, sin la participación de Beirut, comentó en su perfil de la plataforma X el editor senior del Centro Carnegie para Medio Oriente, Mike Young.
El experto concedió la razón a quienes tomaron como un pretexto público el intento de la actual administración estadounidense de hacer razonar a "Tel Aviv" sobre la conveniencia de frenar la agresión, y en esa agenda, los intereses libaneses quedaron al margen.
Desde esa perspectiva, advirtió el reconocido editor, el plazo real concedido al régimen genocida para continuar su agresión no es el 5 de noviembre (fecha de los comicios), sino el 20 de enero, cuando una nueva figura ocupe la Casa Blanca y tal vez decida imponer el fin del conflicto en Medio Oriente.
Según fuentes diplomáticas mencionadas por Young, cuando el primer ministro, Benjamín Netanyahu, se reunió con el expresidente Donald Trump en julio de este año, el candidato republicano le comentó esa posibilidad.
Por su parte, el parlamentario libanés y exjefe de Seguridad, general Jamil Al-Sayyed, comentó en X la difícil situación ante la cual se encuentra el primer ministro interino, Najib Azmi Mikati, quien se mostró optimista respecto a un cercano cese al fuego y una posible solución política a la agresión israelí, para luego entender que había sido engañado.
La confianza de Mikati descansaba en las garantías recibidas en Londres de parte del secretario de Estado estadounidense, Anthony Blinken, pero se esfumaron tan pronto como el enviado Amos Hochstein dialogó con Netanyahu, valoró el general Al-Sayyed.
"¿Acaso Estados Unidos mintió a Mikati, o fue Netanyahu quien mintió a Estados Unidos?", cuestionó el político libanés, quien presentó como causa las maniobras del premier sionista para garantizarse el beneplácito de Washington, ya sea con Trump o con la candidata demócrata y actual vicepresidenta, Kamala Harris.
Ambos presidenciables compiten por el voto árabe e islámico en su país, y Netanyahu eligió dar un golpe ligero contra Irán para complacer a quienes están detrás de la candidatura de Harris, y favorecer a los de Trump con la continuidad del conflicto en Gaza y Líbano, consideró el experimentado parlamentario.
En opinión del politólogo ruso Alexander Dugin, de ganar Trump las elecciones, pudiera hacer muchas cosas buenas: "Pero para Estados Unidos, esto no significa que el resto de la humanidad lo disfrute".
La realidad, según describió en la red Thread el analista y director de @CenturyIntl, Thanassis Cambanis, es que ningún candidato presentó una visión innovadora sobre la situación en Medio Oriente, a pesar de toda la atención puesta en la Franja de Gaza y el creciente papel de Estados Unidos en los conflictos extendidos de “Israel”.
Con esa actitud, la potencia norteña dio un paso atrás, arrastrada a guerras interminables, en lugar de moverse en el entorno diplomático, consideró el experto y autor de libros sobre geopolítica en la región.
"Existen políticas mejores y disponibles, políticas que producirían mayor seguridad, menos sufrimiento para los pueblos de la región y fortalecerían la posición estratégica de Estados Unidos" , escribió en la plataforma X, en un llamado a invertir en diplomacia y no en soluciones armadas.
A juicio de Cambanis, cuando Estados Unidos respalda los derechos de todas las personas, todos se benefician, y eso empieza por casa.
Desde esa perspectiva, las prioridades para el nuevo presidente electo deberían ser la eliminación de las armas de su política exterior; recuperar el liderazgo moral; abordar de forma equitativa la emergencia climática y apoyar una paz justa y duradera para israelíes y palestinos, a fin de lograr un Medio Oriente "más libre, seguro y próspero", aconsejó el experto.
Hacia dónde va la guerra
Al decir del comunicador y doctorante Ahmad Yassin, la actual contienda en la región es una guerra de voluntades, no de fronteras o capacidades.
"El plan estadounidense y occidental es aplastar la voluntad de resistencia de los pueblos de la región y eliminar la idea misma de resistencia", escribió en su perfil personal de X este periodista especializado en asuntos sauditas y del Golfo.
La guerra no es contra Hamas o Hizbullah, sino contra cualquier intención de resistir, en el presente o el futuro, al mandato estadounidense e israelí en la región, y cualquier desarrollo político o diplomático debe tener en cuenta esta visión, advirtió Yassin.
Con ese propósito, los aliados sionistas están dispuestos a cualquier acto extremo, como es el actual genocidio, con tal de arrebatar la voluntad de combate y erradicar la resistencia de la conciencia de los pueblos de la región.
En ese escenario, las maniobras diplomáticas no buscan el fin de la guerra, sino la rendición, insistió el comunicador, e invitó a resistir a esos planes enemigos.
Otros argumentos suma al debate el activista en redes sociales Al Bujani, quien valoró cómo con un ataque de 70 mil soldados durante un mes, "Israel" no logró avanzar en el sur libanés ni ocupar un solo pueblo.
Lo que llamaron una "operación limitada" desplazó los colonos del norte, paralizó sus principales ciudades y empeoró la crisis interna, puntualizó el activista.
Así ilustra cómo, por primera vez en 76 años, “Israel” se encuentra en un callejón sin salida, donde "el retroceso es imposible y avanzar resulta letal".
En su criterio, "Tel Aviv" está frente a una guerra de desgaste que amenaza su existencia, y solo cuenta con su fuerza aérea para extenderla, para interés de unos pocos, o deberá reconocer su derrota y aceptar un cese al fuego basado en resoluciones internacionales.
Al Bujani resumió en su análisis las derrotas del gobierno israelí frente al eje de Resistencia tras 13 meses de agresión, pues su ejército no logró eliminar a Hamas (la lucha continúa incluso en el norte de Gaza), y su obsesión con Hizbullah incrementó su crisis, en lugar de ayudarlo a recuperarse ante la opinión pública interna.
De igual modo, el ente de ocupación se sabe impotente frente a Irán, y ahora quedó expuesto a nuevos ataques con misiles que incrementarán su debilidad, recordó Al Bujani.
En la arena internacional, enfrenta el juicio condenatorio de la mayoría de los países, y la acusación de genocidio lo aisla a nivel global. Sólo el respaldo en armas de Norteamérica y Europa han evitado su caída militar.
De igual modo, el activista analizó el rol de otros países árabes en este contexto, y llamó la atención sobre la iniciativa de Arabia Saudita de convocar una cumbre árabe-islámica para buscar una solución.
A jucio de Al Bujani, si Riad quisiera poner fin al conflicto podría hacerlo por sí sola, pues dispone de muchas cartas a su favor.
"Pero eligió, junto a Emiratos Árabes Unidos y Jordania, suministrar apoyo terrestre a 'Israel' y proporcionarle una vía de supervivencia esencial, aunque represente un contrincante en su lucha por el dominio regional.
De acuerdo con su análisis, muchos países árabes preferían erradicar a Hamas y poner fin a la causa palestina, y trabajaron en ello durante décadas; pero la epopeya del Diluvio de Al Aqsa resucitó el tema y puso fin a sus sueños.
A estas alturas, la cumbre prevista para el 11 de noviembre busca rescatar a “Israel” de su aprieto, más que brindar una solución sostenible para la región o restablecer la paz, aseveró en su comentario Al Bujani.
Desde su ángulo del asunto, “Israel” no puede aceptar la solución de dos Estados, y como la Resistencia está en una posición ventajosa en el terreno, a pesar del alto sacrificio pagado, podría imponer sus condiciones.
Las opciones ante Netanyahu son, en criterio del analista, cumplir con el documento presentado por el presidente estadounidense, Joe Biden, o anunciar un cese al fuego unilateral (antes de la cumbre), además de permitir la entrada de ayuda suficiente a Gaza y al sur del Líbano como gesto de buena voluntad.
Solo después de esos pasos pudiera discutirse una solución negociada, porque el Eje de Resistencia no está derrotado ni debilitado para aceptar presiones bajo fuego, aseguró.
Más allá de resoluciones, cumbres y declaraciones, una entidad descontrolada con un aliado obstinado sólo se doblegará por la fuerza, sin mendigar, y más cuando la historia demuestra que “Israel” jamás cumplió ningún acuerdo.