Elementos decisivos de la victoria de Donald Trump en EE. UU.
El magnate consiguió 277 colegios electorales y con más de 71 millones 500 mil votos superó a Kamala Harris en el voto popular con el 51 por ciento.
Conforme a los datos electorales y en ausencia de movimientos de impugnación electoral del Partido Demócrata, el candidato republicano, Donald Trump, fue reelecto presidente de Estados Unidos, luego de una campaña calificada de hito en la política norteamericana.
De acuerdo con un informe publicado en el sitio web Misión Verdad, con tres postulaciones presidenciales, Trump logró imponer el récord único de alzarse como líder político conservador desde el año 2016.
El magnate consiguió 277 colegios electorales y con más de 71 millones 500 mil votos superó a Kamala Harris en el voto popular con el 51 por ciento.
La victoria del Partido Republicano fue abarcadora y los estados pendulares definieron la contienda.
Trump alcanzó nuevos logros para un candidato del Partido Republicano en cuanto al voto sectorial por género, raza y grupos de edad.
Un estudio analítico-electoral a boca de urna difundido por la cadena NBC arrojó datos relevantes en este sentido.
Por género el 43 por ciento de los apoyos de Harris serían hombres frente a 54 las mujeres. En el caso de Trump, ocurrió el fenómeno contrario: 54 por ciento de los votantes fueron hombres frente a 44 de mujeres.
Conforme a la identidad racial, el 43 por ciento de los blancos votó a Harris frente al 55 se decantó por Trump.
Para Misión Verdad, ese dato resultó determinante, ya que 58 por ciento de la población estadounidense es blanca y ello inclinó la balanza de manera favorable a la candidatura republicana.
En cuanto a los latinos (primera minoría en Estados Unidos), el 53 por ciento votó por Harry frente a 45 por el empresario estadounidense.
Si bien Harris consiguió la mayoría del voto latino, este resultó insuficiente. De hecho, Trump alcanzó los mejores resultados entre esta población para un abanderado del Partido Republicano en unas presidenciales.
Entre la población afroamericana, 12 por ciento de la población estadounidense, la diferencia es abismal. El 86 por ciento depositó su confianza en Harris y un 12 a Trump.
Otras minorías raciales también favorecieron a Harris. Pero la excesiva segmentación identitaria del voto favoreció a Trump por el peso demográfico y estadístico de la mayoría blanca.
En esta ocasión, a diferencia de elecciones anteriores, los demócratas no lograron posicionar al republicano como un racista.
Por edades, la mayoría de los votantes de Harris estuvieron entre 18 y 29 años, mientras el grueso de Trump era entre 45 y 53 años. Por segmentos, el votante de entre 30 y 44 años votó en un 51 por ciento a Harris y un 45 eligió a Trump.
Los mayores de 65 años optaron en un 50 por ciento por los demócratas frente al 49 por el magnate.
Respecto al nivel de formación académica, el 57 por ciento de universitarios votó por los demócratas frente al 40 por los republicanos.
En el caso de los votantes sin estudios superiores, es decir, la mayoría de los estadounidenses, el 43 por ciento eligió a Harris frente al 55 a Trump.
Al analizar otras varias políticas de peso, Trump ganó al posicionar en el centro las preocupaciones el estado de la economía, signada por alta inflación, encarecimiento del crédito y precarización laboral.
De acuerdo con un estudio de Gallup publicado el 9 de octubre, reseñado por la BBC, la economía destacó como el principal tema de esos comicios, importante para nueve de cada 10 votantes.
Para Pew Research, lo económico también fue el eje temático central de esta campaña. El 81 por ciento de los votantes registrados consultados dijeron que era "muy importante" para su decisión en estos comicios.
De acuerdo con Gallup, 54 por ciento de los votantes consideró a Trump con mayor capacidad que Harris para mejorar la economía, quien además logró capitalizar el tema como vector político.
La inmigración también fue un elemento decisivo de la campaña de Trump. Un estudio del New York Times determinó que el problema de los inmigrantes preocupó al 70 por ciento de los blancos, el 33 de los latinos y a 40 de la población negra.
Los temas de derechos sexuales y reproductivos, y la despenalización del aborto o su prohibición fueron relevantes en algunos estados. Harris logró capitalizar apoyos en torno a esto en varios lugares.
Las propuestas para ampliar la despenalización del aborto ganaron en siete de los diez estados, incluyendo en Nevada y Arizona.
En este punto, las propuestas de Trump resultaron atractivas para el contexto actual de su país. Puso en el centro la aspiración colectiva a una mejor economía y revitalizó las promesas del American Dream y el Make América Great Again, tal como lo hizo en sus candidaturas anteriores.
Además, su triunfo incorporó matices anti-inmigrantes y antiprogresistas a ultranza como parte de un mayor desarrollo de la guerra cultural.
Esto alude que el modelo ideológico woke de relaciones sociales (diversidad sexual, teorías de género a ultranza, feminismo y el "crisol" racial por la inmigración) perdió asidero como oferta política y como vehículos de las políticas públicas ejecutivas y legislativas en Estados Unidos.
Trump es rasgo de un fenómeno político superior, el cual habla de la existencia de una oleada conservadora real, de largo aliento.
Pero además es intergeneracional, policlasista y ya no está representada únicamente por los blancos. Los latinos y una parte de la comunidad afroestadounidense comparten con Trump visiones concretas sobre los temas claves (economía, migración y anti-progresismo woke, en ese orden de importancia).
Estos elementos parecieran certificar la existencia del llamado trumpismo como hecho político transversal y fuerza con cualidades propias. Pero, además, es un conglomerado político que para esta elección fue nutrido de aspiraciones concretas de grandes capas sociales, aunado a un descontento político acumulado por las políticas erráticas de la administración demócrata saliente.