Primero de enero: El amanecer de la Revolución de 1959 en Cuba
Las columnas, bajo el mando de Fidel Castro y el Comandante Juan Almeida, avanzaron sobre Santiago de Cuba. Raúl Castro entró al Cuartel Moncada. La isla se declaró libre.
La madrugada que marca el fin de un año y el comienzo del siguiente trae fiestas especiales en todo el mundo. En Cuba, desde 1959, ese amanecer también celebra el aniversario de la Revolución.
De aquella fecha, de hace más de seis décadas, el fallecido capitán Felipe Guerra Matos describió la huida del dictador Fulgencio Batista.
“Se formó una algarabía tremenda. Un grupo de rebeldes nos montamos en un carro y salimos para encontrarnos con Fidel Castro. Él estaba redactando un comunicado que leyó en Radio Rebelde: ‘¡Golpe de Estado, no! ¡Revolución, sí!’”, declaró en el libro Todo el tiempo, de Katiuska Blanco.
Añadió el llamado a la huelga general y a que los comandantes siguieran combatiendo, pues se gestaba un golpe de Estado en la capital, y el nuevo proceso no admitiría esa insurrección.
Las columnas, bajo el mando de Fidel y el Comandante Juan Almeida, avanzaron sobre Santiago de Cuba. Raúl Castro entró al Cuartel Moncada sin disparar. Camilo Cienfuegos y Ernesto Che Guevara prepararon su llegada a La Habana. Así, la isla se declaró libre.
#Video | Cuba celebra este 1 de enero el aniversario 66 de su Revolución.
— Al Mayadeen Español (@almayadeen_es) January 1, 2025
En defensa constante de las esencias conquistadas por sus líderes históricos, las nuevas generaciones luchan por la soberanía, la independencia y la unidad nacional.
Hoy volvemos sobre el pensamiento de… pic.twitter.com/TnbcMFbruu
Esa noche, desde el balcón del Ayuntamiento en el Parque Céspedes, Fidel habló a todo pueblo: “La Revolución no será una tarea fácil, será una empresa dura y llena de peligros”.
Recordó que la República no fue libre en el 95 y el sueño de los mambises se frustró a última hora, que tampoco se realizó en el 33, pero que esa vez sería diferente.
Quienes vencieron al frío, el hambre y las carencias de la vida en campaña en las montañas de Oriente, supieron enseñar el valor de tener una Cuba con niños ante las pizarras y no olvidados en los bohíos.
Con su lucha, los comandantes rebeldes, jefes clandestinos, junto a capitanes y soldados de barba crecida pusieron en los brazos de la nación la soberanía.