Los niveles de actividad del virus SARS-CoV-2, causante de la Covid-19, en aguas residuales en Estados Unidos alcanzaron su punto más alto desde julio de 2022.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, el 10 de agosto, el índice de presencia del patógeno alcanzó 8,82, un valor ligeramente inferior al máximo de 9,56 registrado hace dos años.

A pesar de este aumento, los expertos advirtieron que los datos más recientes son incompletos y cambiables, pues la cifra estaba en 1,36 hace unos meses. 

"Tal parece que la ola de este año llegará antes que la del 2023, producida a principios de septiembre", señaló el Dr. Jonathan Yoder, subdirector del Programa de Vigilancia. 

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Junto a esto, las visitas a urgencias, hospitalizaciones y muertes aumentaron, aunque en menor medida que los contagios, según los CDC. 

Desde principios de mayo, los reportes por la enfermedad se elevaron de manera constante en Europa, Singapur, Nueva Zelanda y Australia.  

Los organizadores de los Juegos Olímpicos de París 2024 confirmaron que cerca de 40 atletas participantes contrajeron el padecimiento. 

Científicos de todo el mundo relacionaron el problema principalmente a un nuevo conjunto subvariantes, conocidas como "FLiRT", descendientes de la variante JN.1.

Esta última tiene como característica la presencia de 41 mutaciones que la diferencian de Omicron XBB.1.5, una estructura ya de por sí inusual.