La confrontación estratégica en Asia (II y final)
Occidente está pendiente de los acontecimientos en esta región con el objetivo claro de introducirse para conducirlas hacia objetivos geopolíticos que nada tienen que ver con las demandas populares.
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La confrontación estratégica en Asia (II y final).
Ha sido este año 2025 cuando Estados Unidos ha intensificado sus acciones en Asia hasta alcanzar niveles nunca antes vistos. En el mes de abril, India y Pakistán dieron continuidad a su largo historial de conflictos tras el ataque del Frente de Resistencia (TRF), una rama del grupo terrorista pakistaní Lashkar-e-Tayyiba en Cachemira que ocasionó la muerte de 26 turistas hindúes y de un trabajador local e hirió a más de 20 personas.
En respuesta, India acusó a Pakistán de apoyar el terrorismo transfronterizo y expulsó diplomáticos y retiró los propios de Islamabad. Así mismo, se suspendió la emisión de visas, se cerraron las fronteras, al tiempo que Nueva Delhi se retiró del Tratado de las Aguas del [rio] Indo. Pakistán negó las acusaciones y respondió con restricciones al comercio, cierre del espacio aéreo, cruces fronterizos, y suspensión del tratado de paz firmado el 2 de julio de 1972 entre los dos países conocido como Acuerdo de Shimla.
Entre el 24 y el 29 de abril, los ejércitos indio y pakistaní se enfrentaron e intercambiaron disparos con armas pequeñas, pero el 6 de mayo de 2025, India lanzó la Operación Sindoor, que implicó ataques con misiles, contra lo que denominó "infraestructura terrorista" en la Cachemira pakistaní.
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El 10 de mayo hubo un acuerdo, que puso fin a los combates. Sin embargo, mantienen medidas de tensión, como la suspensión de acuerdos comerciales y de tratados bilaterales. Ambos se atribuyeron la victoria, pero mientras el primer ministro paquistaní, Shehbaz Sharif, agradeció el "papel proactivo" de Estados Unidos para negociar el pacto, el primer ministro indio, Narendra Modi, dejó en claro al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que el alto al fuego se logró por conversaciones entre los dos ejércitos y no por mediación estadounidense, como lo había anunciado al mundo sin rubor el mandatario de EE. UU.
El secretario de Relaciones Exteriores de India, Vikram Misri, en un comunicado de prensa fue enfático: “El primer ministro Modi le dijo muy claro al presidente Trump que, durante este período, no hubo conversaciones en ningún momento sobre temas como el convenio comercial entre India y Estados Unidos o la mediación de Washington entre India y Pakistán”. Esto, unido a las presiones de la Casa Blanca para que Nueva Delhi deje de comprar petróleo a Rusia, ha tensado las relaciones bilaterales y distanciando a las dos naciones que en el pasado han sido sólidos aliados.
Cabe destacar que, en marzo, Pakistán anunció la compra de una participación en el Nuevo Banco de Desarrollo (NDB), la institución financiera del grupo BRICS. Así mismo, ha expresado su voluntad de unirse a este. De igual manera, desde 2017 forma parte de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS). Por su parte, India es miembro fundador de BRICS y también participa desde ese mismo año 2017 en la OCS.
Mas recientemente, en julio de este año estallaron combates en la frontera entre Tailandia y Camboya, los más graves en más de una década. La violencia reavivó una disputa territorial de larga data y puesto a prueba la capacidad de la ASEAN para gestionar crisis de seguridad repentinas con consecuencias económicas directas.
El conflicto tiene sus raíces en las demarcaciones de la época colonial y la disputada soberanía del Templo de Preah Vihear. Si bien la Corte Internacional de Justicia falló a favor de Camboya en 1962 y reafirmó la decisión en 2013, las ambigüedades sobre las tierras adyacentes siguen generando tensión.
La Asociación de Estados del Sudeste de Asia (ASEAN,) desempeñó un papel fundamental para ayudar a detener el conflicto fronterizo pero sus manos estaban atadas en gran medida, debido a que las causas profundas del enfrentamiento están arraigadas en la dinámica interna de ambos lados.
Aunque pareciera que tanto China como Estados Unidos intervinieron para calmar las tensiones, lo cierto es que los dos países confrontados son activos miembros de la Ruta de la Seda.
Además, desde 2014 Tailandia tiene un mayor acercamiento a China que ha hecho grandes inversiones en el país. Vale decir que se unió al bloque BRICS como País socio a partir del 1° de enero de 2025 tras aceptar una invitación de Rusia entonces presidente pro tempore de la agrupación.
Por su parte, Camboya ha sido un tradicional y antiguo aliado de China. Sus vínculos se acentuaron desde el año 2010 cuando Beijing construyó un puerto marítimo de aguas profundas a lo largo de 90 km. de costas en el golfo de Tailandia que puede ser utilizado por cruceros, graneleros o buques de guerra.
El apoyo diplomático de Camboya a China ha sido inapreciable para los esfuerzos de Beijing por reclamar zonas en disputa en el Mar de China Meridional. Dado que Camboya es un firme aliado, actúa como contrapeso a las naciones del sudeste asiático que mantienen lazos más estrechos con Estados Unidos.
Más hacia el oeste y en los límites entre Asia y Europa, pero también en el trazado de la Ruta de la Seda, el 8 de agosto de 2025 se firmó un acuerdo de paz entre Armenia y Azerbaiyán para poner fin al conflicto del Alto Karabaj, prolongado durante 37 años. El documento incluyó disposiciones para la delimitación de fronteras, la cooperación en materia de seguridad y medidas para la normalización de las relaciones entre ambos países.
Hasta ahí todo parece normal y positivo para el logro de la paz en esta zona bastante conflictiva del Cáucaso meridional. Pero en paralelo a este acuerdo, el gobierno de Estados Unidos afirmó que Armenia le concedería durante 99 años los derechos exclusivos para desarrollar el corredor de Zangezur, rebautizado como la Ruta Trump para la Paz y la Prosperidad Internacional (TRIPP), con el objetivo de conectar el ahora enclave de Najichevan con el resto de Azerbaiyán a través de Armenia, sin pasar por puestos de control armenios.
Este corredor permitiría el tránsito de personas y mercancías desde Europa hacia Azerbaiyán y el resto de Asia Central sin necesidad de pasar por Rusia o Irán. Este podría considerarse el logro más importante -y tal vez el único- logrado por la diplomacia estadounidense y un golpe a los intereses tanto de Rusia como de Irán.
Casi cerrando este recuento es válido señalar que el pasado 25 de agosto comenzaron protestas en Indonesia como consecuencia de un malestar social más amplio que tuvo su origen a principios de 2025 debido a la situación económica general y la propuesta de aumentar subsidios de vivienda para los parlamentarios. Las demandas que se concentraron principalmente en torno a la capital Yakarta, se intensificaron y extendieron a toda la nación.
El fin de las movilizaciones, las cuales impidieron que el presidente Prabowo Subianto asistiera a la Cumbre de la OCS en Tianjin, China a comienzos de este mes no implican el fin del conflicto. En la historia de Indonesia, los procesos sociales y políticos (incluso el más importante de ellos que condujo al fin de la dictadura de Haji Suharto en 1998) se producen a partir de la acumulación de fuerzas y experiencias que conducen a estadios superiores de lucha.
Pero en el plano geopolítico, es importante consignar que Indonesia se unió formalmente al bloque de países emergentes BRICS el 7 de enero de este año como miembro de pleno derecho, y se convirtió en el décimo miembro y el primero del Sudeste Asiático en unirse al grupo.
Finalmente, es necesario referirse a Nepal, el segundo país más pobre del sur de Asia antes de Afganistán. Es una república nueva que accedió a esa condición solo en 2008 tras una década de guerra civil liderada por una fuerza militar autodenominada “maoísta” que cobró la vida de más de 17 mil personas. Sin embargo, no han logrado la estabilidad económica y política deseada.
El poder ha sido distribuido entre el Partido Comunista y el Congreso Nepalí que han dilapidado el capital político adquirido en la lucha contra la monarquía, todo lo cual estuvo en el germen de las protestas que se iniciaron el 8 de septiembre y que condujeron a la renuncia del primer ministro. Sharma Oli, al costo de más de 50 muertos, casi todos jóvenes y pérdidas financieras que podrían ascender a unos 21 mil 300 millones de dólares, casi la mitad del PIB del país.
Según el periodista y escritor srilankés residente en Hong Kong Nury Vittachi, lo cierto es que Estados Unidos gastó recientemente más de un millón de dólares para capacitar periodistas que acusaran al gobierno de corrupción, así mismo, a jóvenes de la llamada generación Z en activismo político. Todo ello, como respuesta a la decisión del gobierno de establecer un modelo independiente de internet, de similar forma a como lo ha hecho China.
La inestabilidad en Nepal afecta de forma opuesta a sus poderosos vecinos China e India. Una primera mirada apunta a que el gran ganador es India toda vez que la primera ministra interina, Sushila Karki, nombrada tras la renuncia de Oli pertenece a la élite que se formó en India, además dos de los tres ministros interinos que se han elegido para gobernar Nepal hasta las elecciones, son próximos a los intereses indios.
Por el contrario, China que fortaleció las relaciones con la nueva República del Himalaya tras el fin de la monarquía y que recientemente firmó importantes acuerdos de cooperación con el primer ministro Oli, ha visto mermada su influencia en la nación vecina. Una de las instituciones incendiadas por la furia de los manifestantes fue la sede de la Nueva Ruta de la Seda en Katmandú.
Por su parte, la embajada de Estados Unidos expresó “estar satisfecha por el vuelco político de Nepal”, aunque confía en estarlo aún más tras las elecciones previstas para dentro de seis meses.
Más allá de que algunas de estas protestas tienen su origen en justas demandas del movimiento social en contra de la crisis económica, la corrupción y el nepotismo, es necesario alertar que aun cuando no todas tienen su origen en la voluntad desestabilizadora de Estados Unidos y Europa en la región, es evidente que Occidente está pendiente de los acontecimientos a fin de introducirse en el corazón y el cerebro de estos para conducirlas hacia objetivos geopolíticos que nada tienen que ver con las demandas populares.
Cualquier persona de buena voluntad tiene el derecho a suponer que todos estos hechos son casuales y que no tiene validez enlazarlos como parte de una acción imperial desequilibrante, pero como dice un dicho popular atribuido a Miguel de Cervantes: “Las brujas no existen, pero de que vuelan…vuelan”