El teatro sirio en 2018, logros y desafíos
Cuando un espectador asiste a una representación teatral producida por un Ayman Zedan, un Ghassan Massoud, o un Ali Sattouf, por sólo 150 libras sirias (menos de 1 dólar), se sorprende y se le ocurren muchas interrogaciones sobre la situación del teatro en Siria, su alcance, sus logros y desafíos.
Un teatro rico y ambicioso al alcance de todos

Desde siempre, y en cualquier país del mundo, ir al teatro ha sido siempre un lujo. ¡Qué suerte poder ver a los artistas en directo, explotando lo más profundo de su cuerpo y de su alma! En el escenario, “cada artista es rey y lo más importante en el teatro es la presencia y la expresión del artista y la manera de como utiliza su cuerpo, su voz y su mirada”, lo recalcan actores como Rana Riche o Ayman Abdelsalam.
Claro que hay que respetar la producción final y las consignas del productor, sin embargo, el artista dispone de un espacio libre que se relaciona con su espontaneidad y habilidad. Y como se suele repetir siempre por parte de los profesionales: "el teatro hace mover, nacer y revivir la parte muerta de nuestro cuerpo”. En Siria, el teatro desempeña un papel particular. La regla es siempre la misma sea cual fuera la obra: el teatro es para todos. El arte cultural teatral en Siria es un arte al servicio de la gente, del público. Es casi gratis a pesar de los 6 meses de preparación y las 2 semanas de presentación. El trabajo teatral pasa por la Dirección General de Teatro y del Ministerio de Cultura. Son dos entidades gubernamentales sin fines de lucro que llevan a cabo todo el desarrollo de las diferentes escuelas de arte teatral del país: la simbólica, clásica, expresiva, romántica y surrealista.
Aseguran a los actores todo lo necesario para la producción, y el trabajo se hace más por satisfacción moral que material. ¿Entonces merece la pena todo el esfuerzo y toda esta preparación?
Producir una obra significa documentarse sobre todo lo que rodea el tema como tal, tales como los detalles históricos y literarios, y todo sobre el autor también. Es una puerta abierta para la cultura y el mundo intelectual. Además, es un trabajo de equipo, es un conjunto: el tema, los actores, el escenario, la música, la ropa, el acto y el público.

Aquí, interviene la famosa actriz Rana Riche, licenciada del Instituto Superior de Artes en 2007, y dice:
“Me encanta el teatro, ahí me siento en casa, es mi lugar predilecto. Busco siempre lo mejor, lo difícil, quiero siempre desafiar mi capacidad. Y porque el teatro representa algún episodio o conflicto de la vida, he aceptado el papel que me ha dado Ali Sattouf en su nuevo espectáculo ‘Ibn…árabe’ (Hijo de árabe). Se dirige a cada ciudadano sirio que ha vivido esta guerra. Es una obra teatral de nuevo tipo, original, lejos de la forma tradicional y común, no es un monólogo, aunque se trata de un personaje único en la obra, él desempeña dos papeles en el escenario: uno que sigue la actuación de su cuerpo en movimiento frente a tal o tal circunstancia, y el otro que se conforma con la mente. El texto analiza diferentes estaciones y etapas de la vida cotidiana de cualquier sirio. En una hora se desfilan siete años de guerra con todo lo que les rodea. Es la historia de este ‘Ibn árabe’ que vive la muerte, el matrimonio, la evacuación de Duma, el mortífero de Jaramana, o la fiesta, lejos de su madre, hermana, esposa o novia. Representa a cada cual, desde sus entrañas, una mezcla de lucha, contradicciones, paradoja, dualidad y duplicación”.
Pero en este contexto, se destacan muchos obstáculos debido a la coyuntura y a todos esos factores exteriores que influyen el arte sirio y árabe en general.
Problemas pendientes pese a todos los apoyos

“Nosotros, los artistas necesitamos más ánimo, presencia, voluntad de los Ministerios de cultura y de Comunicaciones así como del Instituto Superior de Arte. Resistimos frente a la crisis que vive nuestro país desde hace más de 7 años, por eso, queremos más implicación, sobre todo que las oportunidades en el exterior están limitadas” así expresó el actor Ayman Abdelsalam de la obra “Como si fuera un escenario”.
Hoy, se nota que se pierde una parte del público, por falta de publicidad, o a causa de la tele que gana más terreno, con las novelas televisivas y los temas propuestos, además los actores piden un apoyo adicional por parte de las instituciones, y más presupuesto. “Especialmente en una época en la que se mezcla la cultura con la política, y en la cual estamos completamente desconectados con el mundo exterior, con los festivales, y con esos intercambios que solíamos tener a lo largo de muchos años antes del bloqueo y de las sanciones internacionales, con Francia y en particular con Avignon, lugar predilecto del teatro” añade Ayman.
Por todas esas razones, nadie del mundo teatral puede saber cómo ha evolucionado o evoluciona el teatro árabe a lo largo de esos últimos años. Sin embargo, si por casualidad algún productor tiene una doble nacionalidad o si tiene la oportunidad de poder presentarse en el exterior, gasta de su propio bolsillo, porque los gastos son exorbitantes y no hay ningún patrocinio. Como fue el caso de la presentación en El Líbano de la obra “Las Bodas de Fígaro”, “Histeria” o “Statu quo”, o “Secuestro” en Túnez y Kuwait. Todo a cargo del productor y sólo para salvaguardar el teatro sirio a los ojos del mundo, y desafiar esa política que sigue librando su guerra contra la cultura.
El teatro sirio es el pilar de todos los artes, y la cultura teatral, apenas ha nacido, iba cayendo. Pero en 2018, se siente y se vive un nuevo nacimiento tras esta larga estagnación. ¡Ojalá siga este restart!
“El teatro es mi vida”, Ayman Zedan

En este contexto de gusto y disgusto, aparece “Fabrica”, la última obra del famoso productor Ayman Zedan. Inspirado de “Parlamento” obra del autor serbio Branislav Nochitch escrita en 1885, Ayman Zedan la cambia, endulzando el título y transformándolo en “Fabrica” para hacerla más divertida ¡Es la fábrica de las elecciones parlamentarias! Se relaciona con tantos aspectos sociales: la manera de reflexionar, de actuar, los problemas sociales y políticos de nuestros tiempos…. Trata los problemas más profundos de nuestra vida. Fue un “remake” total. Un tema atrevido especialmente hoy día.
“35 años de producción teatral, aun durante la guerra en siria, porque el teatro es mi vida y mi formación principal. Es una experiencia muy vieja y fundamental desde que me gradué en 1981, del Instituto Superior de Artes Teatrales. No siento ninguna obligación, pero produzco por amor al teatro, al contacto directo con el público. ¡A pesar del precio ridículo de las entradas! No produje nada para la tele hace más de 4 años por estar en conflicto con la producción televisiva, sólo una película cinematográfica que va a salir muy pronto”.
De verdad, el trabajo teatral es muy distinto de todos los otros trabajos. Hay que olvidar la fama y la rentabilidad. En la tele, el actor es un elemento dentro de otros numerosos, entra en la máquina de la producción televisiva. En el teatro, el actor es integral y un participante de pleno derecho. Hay un entusiasmo personal. Una voluntad personal.
Y añade diciendo: “Sentimos una ausencia total del teatro privado sirio en los últimos años. Por falta de financiamiento, de innovaciones y de un verdadero desarrollo de las condiciones de producción. En cuanto al público, pues está sediento de diversiones y novedades. Como en este inmenso teatro El Hamra de Damasco, a sala llena cada día, durante las 17 representaciones. Mi frase cotidiana es: ‘A quien me dirijo esta noche?’ Porque en realidad, no hay un público, hay diferentes grupos sociales. Cada espectador busca algo. Yo prefiero atraer a una familia de la clase media, de educación media, la que más representa a todos los sirios. Y sea cual fuera la audiencia, el público siempre es un colaborador. Tenemos una relación mutua, una interacción mágica.
Solo el teatro propicia esta relación estrecha con el espectador, haciéndolo parte del espectáculo. Y cada noche, en cada presentación, nace una nueva relación, y se entrelazan nuevos contactos” concluye el gran artista integral sirio Ayman Zedan.



