Bushra Abou Sharar: "La palabra es el pulso de la verdad, y el ojo de la verdad nunca duerme"
Bushra Abou Sharar, la majestuosidad del nombre es suficiente. Si añadimos su filiación palestina profundamente arraigada en sus escritos, obtiene un valor agregado. Tanto en sus escritos, como en su nombre, se delinea la buena nueva (Bushra) de la victoria segura que vendrá, aunque sea después de un tiempo. Así como su magnífico ser, su humanidad, dignas de la libertad bajo el resplandeciente sol del cielo de Dios.
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Bushra Abou Sharar: "La palabra es el pulso de la verdad, y el ojo de la verdad nunca duerme"
Bushra Abou Sharar hija de Palestina, más bien su nieta, es hija de un combatiente veterano de dos épocas, quien murió llevando a Palestina en el corazón y en cuyos labios quedó grabada una oración que pronunciará ante la presencia de Dios su creador.
Bushra Abou Sharar, la querida hija de Palestina, hermana del sueño de uno de sus hijos, aferrada profundamente a su patria, faro de heroísmo y olivo cuyas raíces resisten y que no pueden ser arrancadas por el odio de los asesinos e invasores.
Bushra Abou Sharar, es hermana del heroico mártir palestino Majed Abou Sharar, asesinado por la mano traicionera en la noche oscura de Beirut. La sangre de Majed cubrió los limoneros de Jaffa y los olivos de Gaza y Ariha (Jericó) regando los frutos de la vida que se convirtieron en levantamientos en el sur del Líbano, las fronteras de el Golán y en otras latitudes; que se convirtieron en una revolución masiva provocada por su martirio, una revolución que su asesino no logró apagar, convirtiéndose en una chispa (Sharara) que ha logrado una victoria tras otra y ha iluminado los caminos de su hermana como escritora, culminando en la victoria del ser humano.
Bushra Abou Sharar, el nombre de la victoria frente a la derrota. El orgullo del martirio frente al asesinato traicionero. Bushra, quien logró tejer con el chal de la paciencia y el pañuelo de la sangre martirizada relatos extraordinarios y trasladó la causa palestina sobre las alas de sus novelas a las conferencias del universo y a los simposios del mundo.
Su pluma no se quebró en las fronteras de Palestina. Ella escribió para la Siria herida y para la resistencia victoriosa del Líbano y el eco de su escritura profunda alcanzó Túnez, Egipto y otros países del mundo. ¿Qué nos dirá en esta entrevista sobre su gran experiencia en la escritura?
En nuestra infancia nos enseñaron que la lectura hace el escritor que llevamos por dentro, ¿cuál es su opinión al respecto y cuáles fueron sus primeras fuentes?
Sí, es cierto, porque en mi niñez y juventud estuve inmersa en el mundo de la lectura, en el piso superior de nuestra casa en “Gaza”; me encontraba yo con mis libros y alcanzaban mis oídos las voces de mis hermanas y vecinos, mientras me encontraba en mi mundo donde solo había libros.
Mis primeras fuentes fueron mi amor por la idea y el asombro que se produce a través del mundo de la lectura.
El mundo de la lectura era el mundo de mi madre, ella me elevó al mundo de la narración, nos relataba el cuento a su manera, una y otra vez, y cada vez lo tejía desde su mundo y desde su alma que resplandecía de belleza; me enamoré de la idea y quería distinguirme en su seno, así fue el querer alcanzarla desde el mundo de la lectura.
En su cuento “Partida” hace una pregunta que mucha gente se ha hecho: "¿A quién le dejaré mis pertenencias, el arete de mi madre y sus pañuelos? ¿A quién le dejaré mi cuarto?", Te acusó mi amiga de contener la Patria entre las cuatro paredes de tu ser, o es que convertiste esta esencia delicada tuya en una habitación íntima, que se hizo tan grande como para convertirse en una Patria. Elige una de estas dos acusaciones. y defiéndela, y deja que tu defensa esté a la altura del hermoso lenguaje de tu maravillosa novela, “Partida”.
En la novela “Partida”, era yo y mi alma agotada, era yo y las estaciones de la partida, y todos los detalles de mis necesidades en mi tierra natal, el chal de mi madre y su abrigo, que fue su regalo, el día que crucé hacia ella desde las puertas del puesto de control, volví con el chal de seda hecho con hilos de Canaán, volví con su abrigo que me da el calor y el espíritu de la Patria, la Patria que no se separa de nosotros, ni nosotros de ella, la Patria que vive dentro de nosotros dondequiera que estemos, con su sol eterno que no se desvanece.
La fuerza de la trama de su novela, “Ciudades con sabor a pólvora” nos seduce en nuestros sueños abatidos, brilla clara y resplandecientemente y luego parpadea con el fulgor de sangre que une a Beirut con Damasco, y el que une a Bagdad con la primera capital, conectando los dolores de Palestina con sus sufrimientos, arraigados por siete años, multiplicados por mil siete eternidades ¿Cómo tuvo éxito en encontrar una trama que no fuese fastuosa sino espontánea y que esté a la altura del impacto del suceso tan imponente como lo es el sonido del derrame de la sangre de nuestros mártires?
En “Ciudades con sabor a pólvora”, viví la Décima de Fuego ¿Cómo podría redactar su trama cuando yo me encontraba tejida en esa trama con todos sus detalles?
Una novela que se escribió a sí misma a partir de la epopeya de una Patria; una novela que es la verdadera voz del derecho y el espíritu de la verdad.
Amanecía haciendo seguimiento a los acontecimientos y escribía para que las letras no se marchitaran y desaparecieran bajo el fuego del bombardeo. Escribí desde la elegía de una Patria que vive con un espíritu de constancia, desafío y resistencia, donde los mártires dieron su alma por una Patria a la que amaban.
“Ciudades con sabor a pólvora”, la escribí sin tener un plan al comienzo, como parte de una trilogía novelada: “Una botella de perfume”, “Una corona de Jazmín”, “Canción Cananea”; así se completó la trilogía de “Ciudades con sabor a pólvora”, y quien tiene el mérito de ello es el Dr. Nizar Bani al Marjah; un día que hablé con él señalando que los hechos no terminaron en la Décima de Fuego y que terminé de escribir “Ciudades con sabor a pólvora”, y que el deseo de redacción y seguimiento de los hechos no me abandonaba, me dijo: “sigue adelante y no te detengas” y así fue la trilogía de “Ciudades con sabor a pólvora”.
En “Ciudades con sabor a pólvora”, también menciona una postura del combatiente Saleh al Ali, el líder de los alauitas, y resumiendo su respuesta a su interlocutor, quien le pregunta sobre el porcentaje de sunitas entre las confesiones de la sociedad siria: “ellos componen el cien por ciento de esa población” y aclara ante el asombro de quien le pregunta diciendo: “todos somos sunitas, si son expuestos a lo que los perjudique”. Sobre lo anterior pregunto a Bushra: ¿Acaso sufre nuestra literatura contemporánea de males irreparables, así como lo sufre nuestra sociedad?
La literatura es un mensaje, es un enfoque y se basa en constantes. La palabra es la luz, y todo verdadero literato, pensador y escritor, no permitirá que la tinta de su pluma olvide su causa, nosotros admiramos a cada escritor que dio por su país y su causa, en cuanto a los que han sido afligidos con los males, estos no serán recordados, y su palabra no vivirá.
Una pregunta, por fuera que se rebela a la tiranía de los números, una pregunta por la vía libre por así decirlo ¿qué hay de tu maravillosa literatura...?, ¿Cómo la evalúas en medio de la aglomeración literaria a las puertas de la escritura?
En mi caso la novela me escribe, yo obedezco a mi pluma y a mi escritura, pero me evalúo como una causa, estando ahí a las puertas del sol, donde se encuentra mi Patria querida. Me preguntaban: “Tú siempre escribes sobre la causa palestina, ¿por qué no cambias el enfoque en tus escritos?! Yo les respondí: ¡Acaso he regresado a Palestina, acaso ha retornado a Palestina su pueblo que fue desplazado y que se encuentra en los campamentos de refugiados!
Un reclamo del tamaño del cariño. Damasco, la ciudad del Jasmine agonizante, también abrazó a mártires de Beirut y Bagdad en plena juventud. ¿Dónde hay algo que guarde su memoria? ¿Dónde se mencionan sus historias? ¿Las añoranzas de las mujeres que los amaron? ¿La espera de sus madres? ¿Dónde hay un monumento que los recuerde en “Ciudades con sabor a pólvora”? Y esta pregunta es la introducción a otra pregunta más estratégica, así que prepárate para la misma.
De la pregunta anterior continúo, tu literatura es humanitaria, internacional y fiel a las ciudades que mencionas, ciudades que la abrazaron como icono de pasión, lujuria y belleza. ¿Acaso atravesar estas capitales le otorga a la literatura un carácter internacional y global?, o sea: ¿Acaso celebrar una conferencia honorífica en Bizerte o redactar la tragedia del primer mártir del fuego en la tragedia de la Primavera Árabe, es lo que le otorga este privilegio?
La comunicación entre los pueblos es un mensaje importante que permite hacer llegar la voz, y mi viaje a Túnez por invitación de la “Asociación de Escritores Libres” la rama de “Bizerte” fue un gran éxito porque conocí a personalidades patrióticas pertenecientes a nuestras causas justas.
Allí conocí a personajes que aman nuestra Palestina, me encontré con corazones que laten con la pertenencia y por ello mi alegría no tenía límites.
Como si fueras la bella Palestina, y hay en Palestina lo suficiente y abundante como para escribir; me di cuenta en “Ciudades con sabor a pólvora” que hacías de Damasco, Alepo y al Zabadani, los collares de tu novela, y los símbolos de tus palabras. ¿Cuándo se convierte la palabra en símbolo de la literatura y cuándo se convierte la literatura en símbolo de una nación?
La palabra es el pulso de la verdad, y el ojo de la verdad nunca duerme. Estas son las manifestaciones de la literatura y lo que ofrece para desarrollar la conciencia, en particular cuando una idea disipa la oscuridad del tiempo, una idea que vence las conspiraciones que se tejen contra nuestros pueblos, una idea que se asemeja a la luz de nuestro sol eterno.
Dice Sayyid Qutb: “Nuestras palabras siguen siendo muñecas de cera, hasta que seamos martirizados a causa de estas palabras, entonces estas se mueven y cobran vida”; según Bushra ¿Dónde fluye la sangre de los mártires de la palabra, acaso en las arterias de sus naciones o en las arterias de su legado? Y, ¿Hace el martirio con la literatura lo que hace con las naciones?
La sangre de los mártires abraza el suelo de su Patria, la sangre de los mártires corre por las venas de su nación, es como el despertar que disipa la oscuridad. La sangre de los mártires es la epopeya de heroísmo de todos los que se sacrificaron para que seamos bendecidos con la vida.
Tu prosa es más hermosa que un poema. ¿Por qué no escribiste poesía y no estuviste inmersa en sus rimas? ¿No tenías al comienzo de tu escritura, un deseo ardiente de manipular los esquemas de rima? De nadar hasta el fondo, en los dieciséis esquemas de rima, ¿o al menos en uno de estos?
Amo el lenguaje poético, adoro el verso, siendo yo quien floreció en la primavera de su vida con los poemas de “Mahmoud Darwish”; adoro el abecedario y pertenezco a mi lengua árabe.
Amo escribir desde un mundo libre, que sea libre y que no se rige por los reglas de la poesía y el mundo de las rimas, el lenguaje de la poesía me habita, y me escribe desde el espíritu de un poema.
Que esta pregunta sea tradicional: ud escribió la novela y el cuento ¿Cuáles son sus novelas más cercanas a su alma y también sus cuentos?
Como dice la mayoría de los escritores, “todos son mis hijos”; pensé en una respuesta, y me encontré con la novela “Shams” que escribí sobre mi infancia en Palestina. Cuando la repaso se hace presente mi abuela “Fariza” y mi abuelo que sufría de dolencia en los ojos; se hacen presentes las aventuras de Shams la niña jugando con la amada tierra de su ciudad “Gaza”, una novela en la que dibujé mi ciudad; en la misma “Gaza” se hizo presente fresca sobre el papel, emanada de una memoria que fue abrumada por los colores más extremos de la opresión y la alienación y escribí la dedicatoria en sus primeras páginas “a la ciudad del prolongado sueño… Gaza”.
¿Hace un llamado a la especialidad en la escritura para enfocar la creatividad en un aspecto determinado, o cree que el creador es capaz de expresar su creatividad en todos los campos… y ante la pantalla del canal al Mayadeen?
Para un verdadero creador, escribir no necesita de un plan, más bien el escritor se deja llevar por la idea que se le presenta y que le inquieta, motivándolo para que la escriba, entonces va a por ella controlando su pluma, pero el escritor es idea, talento, esfuerzo. y un mensaje, el escritor es un viaje por la vida, y así como lo expresó la poetisa palestina Fadwa Toukan, “la novela es un difícil viaje de montaña”.
El escritor encarna la idea del mensaje en todos los campos y ante la pantalla del canal al Mayadeen.
Alguna pregunta que se te haya ocurrido responder y que nadie te la haya hecho hasta el día de hoy. Por favor hazla y la respuesta es suya…
Las preguntas que nadie me hizo no pueden limitarse en el yo humano, pero mi padre se hace presente aquí.
¿Es el primer maestro en su vida, aquel que le acompaña en su viaje a pesar de su ausencia?
Es mi padre el primer maestro de mi vida. Él fue quien me dio la fuerza para animar mis pasos, me inspiró la confianza en mí misma y me inculcó las ideas.
Me llevaba con él a los tribunales militares, cuando defendía a los fedaeyines (los combatientes), en el camino de regreso, me preguntaba qué opinaba de su defensa, y yo le contestaba, ¿acaso mi opinión importa? Y él decía con firmeza y confianza: si por supuesto que es importante. En aquel entonces solo tenía quince primaveras, de ahí comencé con él a recoger mis ideas y a dar mi opinión; una vez que estábamos debajo del puente de la ciudad de Isdūd (Ashdod), que brillaba intensamente, tomó mi mano y señaló hacia la parte superior del puente, diciendo “este ente desaparecerá… este ente desaparecerá”.
Mi padre fue el primer maestro en mi vida; el día del martirio de mi hermano “Majid Abou Sharar” y habiendo sido enterrado en el cementerios de los mártires en “Beirut”, me dijo: colocamos sus restos en un ataúd de metal para devolverlo a la Patria el día que desaparezca la entidad ocupante y así poder enterrarlo en nuestra aldea “Dura” en al Khalil (Hebrón).
Él me enseñó el valor de la constancia, la firmeza, el orgullo y la dignidad frente a los contratiempos, fue el príncipe de la presencia, en presencia de la ausencia; al alma de mi querido padre y mi primer maestro, que la paz sea mil veces con él.