Estados Unidos, la república bananera y el ladrón
Llama la atención que el 5 de noviembre, tres de los tweets del presidente y uno de su hijo Eric Trump, fueron escondidos por Twitter detrás de un descargo de responsabilidad que decía, "parte o todo el contenido compartido en este Tweet es discutido y podría ser engañoso sobre una elección u otro proceso cívico".
-
Estados Unidos, la república bananera y el ladrón
Durante meses y ante las alarmas de perder la Casa Blanca, el presidente Donald Trump en su empeño por reelegirse llevó a Estados Unidos a un escenario que nada tiene que envidiar a las llamadas “repúblicas bananeras”, algo a lo que se aproximó ese país a inicios de los 2000 cuando el republicano George W. Bush obtuvo la Casa Blanca por decisión de la Corte Suprema con una diferencia pírrica y cuestionada de 10 mil votos en Florida.
La expresión «república bananera» fue acuñada a inicios del siglo XX por O. Henry, humorista y escritor de cuentos cortos estadounidense que pasó varios años en Centroamérica, para referirse a Honduras.
Así pues, la expresión «república bananera» fue inventada originalmente como una referencia muy directa a una «dictadura servil», que favorece (o apoya directamente a cambio de sobornos) la explotación de la agricultura de plantación y monocultivo a gran escala, sin atender a mejorar las condiciones de vida de los habitantes del país, indica Wikipedia.
Posteriormente se popularizó la denominación de «república bananera» para hacerla extensiva de manera despectiva a cualquier país del mundo que se considere como plagado de inestabilidad política, corrupción e ilegalidad en su vida cotidiana, generalmente del Tercer Mundo.
Ahora, los estadounidenses viven un escenario que sin ser igual se acerca a esa denominación gracias al empeño de un presidente aferrado al poder pese a su calificada incompetencia para enfrentar problemas como la pandemia de la Covid-19.
Durante meses el mandatario sembró la duda sobre los aun no decididos comicios presidenciales en los que el voto por correo y anticipado tiró por tierra su estrategia y el propósito de robarse las elecciones.
Aun si consumarse su derrota en las urnas, Trump atacó la legitimidad de la elección, según informó el jueves el diario The New York Times. Todavía no había aparecido su comparecencia en la Casa Blanca.
Un Trump, más envejecido de lo normal pero manteniendo su arrogancia, lanzó sus últimos ataques contra el proceso iniciado semanas antes y consumado con el voto directo en las urnas el 3 de noviembre.
Insistió en cuestionar el sistema de votación en su país al denunciar "fraude", aunque sin ofrecer evidencias que lo prueben. Solo el tenía las evidencias pese a que muchos de sus correligionarios tomaron distancia.
"Si cuentas los votos legales, fácilmente gano. Si cuentas los ilegales, nos van a tratar de robar", afirmó el llamado Cesar estadounidense.
En su intervención ante la prensa, el presidente lamentó la gran cantidad de voto por correo que fue a parar a los demócratas e insinuó que son sistemas controlados por ese partido, los cuales usan a su favor, pero no ofreció ninguna prueba de ello.
"Nuestro objetivo es defender la integración de la elección. Gané por mucho Pensilvania y Georgia", indicó pese a que el conteo proseguía. Eso era parte de su diseño maquiavélico, pues desde hace meses los expertos preveían que los cerca de 100 millones de sufragios anticipado se inclinarían hacia el demócrata Joe Biden.
En una declaración escrita emitida este jueves por la tarde por su campaña, Trump hizo afirmaciones de fraude sin fundamento, diciendo que "si cuentas los votos ilegales y tardíos, ¡pueden robarnos la elección!", indicó el informe del Times, para reiterar su libreto.
Llama la atención que el 5 de noviembre, tres de los tweets del presidente y uno de su hijo Eric Trump, fueron escondidos por Twitter detrás de un descargo de responsabilidad que decía, "parte o todo el contenido compartido en este Tweet es discutido y podría ser engañoso sobre una elección u otro proceso cívico".
Precisó la publicación que uno de los Tweets ocultos simplemente decía, "¡Detengan el fraude!". Sin embargo, el fraude solo es cantado por un perdedor en un esfuerzo desesperado por retener la Casa Blanca al costo que fuera, incluso el de llevar al país a un escenario caótico y de guerra civil como alertaron hace semanas algunos medios.
No obstante y luego de conteos, la derrota del mandatario ganaba terreno y más personas esperan que sea despedido de la Casa Blanca, Trump, you are fire, dicen algunos electores en referencia a la tradicional frase del magnate inmobiliario en su programa de televisión El Aprendiz.
Eso ocurrirá si se consuman los 270 votos electorales que certificarían la victoria de Biden, que pese a los rejuegos puede ser aplastante, pues varios estados donde el conteo se ejecuta parecen que aumentarán los 264 delegados que algunos medios dan al demócrata. Son necesarios 270 para ganar.
Todo parece indicar que Trump y sus acólitos se negarán a entregar la Casa Blanca, ya que nunca se comprometió a una transferencia pacífica del poder y amenaza con llevar el caso a la Corte Suprema, un órgano al que nombró un nuevo juez hace pocos días para poner el balance a su favor 6-3 con predomino de los conservadores.
Al respecto, a Aaron Sorkin, el creador del "Ala Oeste" (West Wing) se le preguntó el durante un chat virtual como parte del Festival de San Sebastián cómo escribiría la forma en que la carrera por la Casa Blanca termina el 3 de noviembre.
"Si fuera capaz de romantizar todo el asunto, esto es lo que sucedería: En la noche de las elecciones, Donald Trump haría lo que todos asumimos que va a hacer, que es no conceder la derrota, afirmar que las elecciones fueron amañadas, afirmar que los demócratas hicieron trampa, todo eso", dijo Sorkin. "
Esa opinión de hace semanas coincide con un escenario de pesadilla, caótico y preocupante para los estadounidenses, incluso para aquellos que apoyan al Ejecutivo imperante.
Lo cierto es que dentro de pocas horas, este viernes 6 de noviembre, los estadounidenses serán testigos de la derrota de Trump y el ascenso de Biden como el 46 presidente de la nación, a no ser que se les imponga un escenario de “República Bananera”.