El poder del agronegocio en América Latina y el Caribe (2021)
En 2021, el sector agrícola volvió a desempeñarse mejor que otros sectores comerciales, esta vez, apoyado por los altos precios de los productos básicos alimentarios. No colapsó el sistema agroalimentario mundial por la amenaza que representaba la pandemia, aun con impactos negativos puntales a nivel de regiones, países, localidades o algunos circuitos del sistema, mientras continuaron los récords históricos de producción.
En el año 2020, se esperaba que las fallas en el sistema agroalimentario producidos por la covid-19 condujeran a la escasez y se pusiera en peligro la seguridad alimentaria del mundo, cosa que no sucedió, y aunque el hambre en el planeta siguió en aumento, no fue en las proporciones catastróficas pronosticadas.
En 2021, el sector agrícola volvió a desempeñarse mejor que otros sectores comerciales, esta vez, apoyado por los altos precios de los productos básicos alimentarios. No colapsó el sistema agroalimentario mundial por la amenaza que representaba la pandemia, aun con impactos negativos puntales a nivel de regiones, países, localidades o algunos circuitos del sistema, mientras continuaron los récords históricos de producción.
Producción proveniente de un sistema agroalimentario basado en el agronegocio, dependiente de los hidrocarburos, el cual siguió su curso sin novedad, en lo que se refiere al acaparamiento, apropiación y control de la tierra, agua y biodiversidad.
Sobre todo, en América Latina, la región en la que más productos básicos alimentarios se produce, la mayor exportadora neta de alimentos en el mundo, principalmente desde Brasil y Argentina, que ocupan el segundo y tercer lugar con mayores hectáreas de cultivos transgénicos sembrados, después de Estados Unidos.
La mayor expansión de tierras cultivadas para el año 2050
Región donde se encuentra la mayor disponibilidad de agua, tierra, biodiversidad y abundantes recursos naturales energéticos para la producción de alimentos, bajo el modelo agrícola actual e imperante que, junto a África Subsahariana, es donde se siguen proyectando las mayores expansiones de tierras cultivadas, para el año 2050.
En medio del "agotamiento acelerado de los recursos de tierras y aguas, así como la correspondiente pérdida de biodiversidad" en el mundo, mediante factores que están ejerciendo presión sin precedentes sobre estos, y una clara competencia internacional por ellos, poniendo de relieve el uso excesivo e indebido, la degradación, la contaminación y el aumento de la escasez.
Escasez de tierras, según la FAO, impulsada por la degradación de los suelos, así como la falta de agua, que amenazan la productividad agrícola en el mundo y, por ende, la seguridad alimentaria en el futuro.
Y aunque se repita que "los modelos actuales de intensificación agrícola no están resultando sostenibles", siguen siendo las grandes empresas del agronegocio mundial las que dominan el 70% del uso de la tierra agrícola del planeta.
La Amazonía: presente y futuro de las grandes explotaciones del agronegocio
Grandes empresas asociadas al agronegocio que controlan la producción mundial de trigo, maíz, y arroz, los cuales constituyen el 60% de las calorías que consume la población del mundo. Mientras la soja es la principal fuente de alimentación animal y la segunda del aceite vegetal.
Una agricultura a gran escala que crece en la región, principalmente a expensas de la Amazonía e incrementándose cada año en Brasil, bajo el manto de la política del Gobierno de Jair Bolsonaro desde 2019, reflejada en 2021 con la promoción de la nueva regularización de tierras PL 510/2021, trayendo consigo las alertas por el beneficio que supone para el avance de la deforestación, la quema y el grilagem en el país, y por supuesto para el actual modelo del agronegocio mundial, en contra de los pequeños productores y la preservación del ambiente en la producción de alimentos.
El grilagem es el acaparamiento de tierras, a través de formas de apropiación ilegales, irregulares, por la fuerza o la intimidación; que una vez intervenidas, se destinan a la producción de rubros agrícolas básicos, destinados en su mayor parte a la exportación, a expensas del bosque, y por ende de la destrucción de la biodiversidad.
Mientras la discusión llevó todo el 2021, sin consenso aún, el Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE) estimó la deforestación de unos 13.235 km2 en la Amazonía Legal de agosto de 2020 a julio de 2021, equivalente a la mayor área degradada de selva amazónica en un período de 12 meses desde hace 15 años. Un 22% más que en el período 2019-2020.
Y aunque en este año disminuyeron considerablemente las áreas quemadas en Brasil, coincidente con Argentina, que en el último periodo registró una disminución de la quema de 1 millón 136 mil 534 hectáreas en 2020 a 331 mil hectáreas en 2021, según el mismo INPE, los incendios entre enero y septiembre de 2021 ascendieron a 13 mil 15 focos registrados por satélites, correspondientes a un 23% más en comparación con el mismo período 2020 y, en consecuencia, se registra un constante aumento en los últimos tres años. Al igual que ocurre con la deforestación en la Amazonía.
En consonancia, el último informe de WWF de 2021 destaca que en el mundo se perdieron entre 2004 y 2017, 43 millones de hectáreas de bosque en cuatro regiones (América Latina, África Subsahariana, Sureste de Asia y Oceanía) por diferentes causas.
Siendo la agricultura comercial a gran escala, especialmente para la siembra de soja y la ganadería, la principal causa de la deforestación en América Latina, particularmente en la Amazonía y el Cerrado, distintiva de todas las demás regiones. Incluso, la agricultura a pequeña escala, aunque esta última aplica sobre todo para África Subsahariana.
Sin embargo, al contrastar que el 1% de las granjas en el planeta son grandes explotaciones comerciales, que controlan el 70% de la tierra agrícola del mundo, y en contraparte el 84% son pequeñas unidades, menores de 2 hectáreas que ocupan el 12% de la tierra agrícola, refiere a una proporcionalidad con el modelo del agronegocio actual a gran escala como la mayor causa de deforestación de bosques en el mundo, sobre todo en Suramérica.
Brasil abre las puertas al primer trigo transgénico del mundo
Por otra parte, como era de esperarse, Brasil cerró el proceso abierto por Argentina en 2020, cuando liberó el trigo transgénico HB4 promocionado por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y la empresa nacional Bioceres, y que esperó por la aprobación de la Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad de Brasil (CNTBio) para iniciar su comercialización, siendo este gigante el principal comprador del trigo argentino.
Aprobación que permite las ventas del trigo transgénico de la empresa argentina en Joint Venture con Florimond Desprez. Esta última, una de las 20 compañías con más ventas de semillas en el mundo, de casa matriz francesa y, por ende, de la Unión Europea que, hasta la fecha, solo ha aprobado la siembra de maíz genéticamente modificados en sus territorios, aunque tenga otras autorizaciones para cultivos en el uso de alimentos y piensos, luego de realizar exhaustivas evaluaciones del riesgo de los Organismos Genéticamente Modificados.
Este experimento, que ha sido catalogado como inédito en el mundo, avanzó entre alertas y rechazos por la incorporación del gen glufosinato de amonio, prohibido en Europa desde 2013 y considerado un herbicida más tóxico que el glifosato, ampliamente utilizado por el agronegocio en estos países.
Sin embargo, se ha promocionado como un nuevo evento que permitirá afrontar la crisis climática durante la "transición verde" para garantizar la seguridad alimentaria del mundo, particularmente por su resistencia a las sequías y del cual, en 2021, inició la siembra de 52 mil 755 hectáreas, según el Instituto Nacional de Semillas (Inase) de Argentina, apenas el 0,8% de total de las hectáreas de trigo sembradas anualmente en el país.
La dictadura del glifosato
Y asociado al agronegocio, las siembras a gran escala o agroindustriales, está la utilización dependiente de los insumos dentro de los paquetes tecnológicos relacionados particularmente a los transgénicos, mediante la incorporación de genes en estos eventos con el fin de tener "resistencia", por ejemplo, al glifosato, herbicida de uso masivo en el mundo, sobre todo en Argentina y Brasil.
Específicamente con este herbicida, mientras en Alemania en 2021 se promocionó una ley que restringe el uso de pesticidas, particularmente del glifosato hasta 2023; y la Unión Europea decidirá si renueva la licencia de este, el cual vence a finales de 2022; en México, por su parte, se desató una guerra judicial en contra del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador tras la publicación del decreto que sugiere la eliminación progresiva y total del uso del glifosato hasta 2024.
En todo caso, grandes corporaciones del agronegocio, encabezado principalmente por Bayer/Monsanto, intentaron invalidar el decreto presidencial de 2020, logrando la suspensión parcial de la disposición que prevé la eliminación gradual y progresiva del glifosato y del maíz transgénico en el país.
Medida de amparo que posteriormente fue revocada por otro tribunal, lo que no quiere decir que la transnacional se dio de brazos cruzados, por el contrario, intenta ir contra el Estado mexicano haciéndolo responsable de las pérdidas ocasionadas y, aun así, en 2022 México estima una reducción de la importación de glifosato en un 50% menos.
En contraparte, en Brasil, uno de los principales actores del agronegocio mundial y, por ende, uno de los mayores consumidores de pesticidas del mundo, marcó récord en la liberación de productos agrotóxicos. En esta oportunidad, con la cantidad de 550 marcas comerciales en 2021 y nada diferente a lo ocurrido consecutivamente en los últimos tres años en el país.
En 2022 se podrá conocer si Bayer/Monsanto, propietaria del herbicida glifosato (Round Up), el más vendido del mundo, permite las regulaciones parciales o totales en los diferentes países donde actualmente se intenta controlar su uso, aun cuando es de conocimiento su prohibición en otras naciones y se sigue utilizando, llevándose por delante legislaciones nacionales, sobre todo en América Latina y el Caribe.
Planteamientos finales
En Argentina, por ejemplo, gracias al poder del agronegocio, la agroindustria cerró con un aporte récord a la economía correspondiente al 16% del PBI en 2021, acompañado por el alza de los precios internacionales de los productos básicos alimentarios, ocupando el 67% de todas las exportaciones del país, prácticamente el único sector oferente de divisas en medio de la crisis económica que enfrenta la nación ante el endeudamiento con el FMI, y en medio de las consecuencias de la pandemia mundial.
Por su parte, en Brasil la agroindustria obtuvo resultados récord de exportaciones en 2021, un aumento del 19,8% en comparación al año anterior por el orden de los US$ 120,59 millones, el 43% del total nacional, el mejor desempeño del sector, aun cuando la participación de estas cayó en 5,1 puntos porcentuales con respecto al año anterior. Siendo el complejo sojero el principal grupo de las exportaciones agroindustriales con el 39,8% del total.
Razones por las cuales la agroindustria es considerada, en medio de la pandemia mundial y la crisis económica que atraviesa el país, la impulsora de la economía brasilera, que alcanzó en 2020 el 26,6% del PBI y se estima llegara próxima al 30% en 2021.
Pareciera ilógica la forma como avanza el poder del agronegocio en América Latina y el Caribe, sobre todo en Brasil y Argentina, sin embargo este modelo de agricultura a gran escala, basado principalmente en transgénicos y en desmedro de la tierra, del agua y la biodiversidad, con profundas consecuencias sobre la Amazonía, tiene un componente económico sin precedentes para estos países, y las crisis económicas que enfrentan en tiempos de pandemia lo dejan claro.
Finalmente, si este modelo agrícola a gran escala es el que hace uso excesivo, indebido, degrada, contamina y causa escasez de tierras y agua, afectando la biodiversidad, ¿por qué no es responsable de poner en riesgo la seguridad alimentaria del mundo en el futuro? ¿O la vida en planeta? ¿O es que solo es importante la productividad?