El Discurso de la “Rusia histórica”: Putin por encima de Lenin y de Stalin
En el contenido del discurso y la semiótica de su producción, Putin definió su lugar entre los grandes líderes de la historia rusa, desde Pedro el Grande y Catalina II hasta Lenin y Stalin.
No se podría menos que calificar de “histórico” el discurso del presidente ruso, Vladimir Putin, pronunciado el 23 de febrero de 2022, en el que anunció el reconocimiento de la soberanía de la República Popular de Lugansk y la República Popular de Donetsk; esta descripción no se limita al contenido del discurso relacionado con el conflicto actual en Ucrania, sino que más bien, se extiende al contenido más profundo, relacionado con la historia común de las relaciones ruso - ucranianas y la historia rusa en general, con todas sus épocas, personalidades, decisiones, errores y logros, es, en definitiva, el discurso que corrige el rumbo de la historia tanto para Putin como para Rusia.
En este discurso, Putin delineó su imagen como el líder histórico del Imperio Ruso a lo largo de su dilatada historia; un imperio que existió, se transformó, se debilitó y luego resurgió; y el discurso en cuestión no es más que una expresión de ese resurgimiento, detallando sus pilares, sus hechos reales, sus móviles históricos y su necesidad para el futuro del país que se esfuerza por lograr su seguridad amenazada desde su nacimiento.
En cuanto al contenido del discurso y la semiótica de su producción, Putin definió su lugar entre los grandes líderes de la historia rusa, Vladimir Lenin y Joseph Stalin y junto con Pedro el Grande y Catalina II; explicó en pocos minutos, la historia de Rusia en detalle, desde la fundación del estado hasta la actualidad, en la que atraviesa una verdadera transformación en su capacidad para restaurar los cimientos del antiguo imperio; elaboró con este fin, las opciones estratégicas actuales sobre la base de los hechos históricos en los que cree y que según su criterio, fueron distorsionados por los enemigos y adversarios de Rusia, así como por sus propios dirigentes durante el período de la ex Unión Soviética, en sus intenciones, visiones y fracasos, que, según su visión, le costaron a Rusia mucha presencia, potencial y oportunidades.
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Es el discurso de una Rusia que retoma el curso de su futuro recuperando su historia, con todo lo que atesora de hechos y derechos, que la califica siempre para ser una potencia mundial logrando la seguridad y la estabilidad y estar presente para contribuir a moldear las realidades del mundo en el que se encuentra.
Este documento histórico contiene implícito la visión renovada de la Rusia de Putin que concierne la seguridad nacional rusa y el estatus jurídico de Ucrania, que además de ser el gemelo de Rusia, su extensión vital y el centro de su desarrollo demográfico y sociológico, ha surgido, en un sentido histórico moderno, como resultado de un error leninista que instauró una particularidad inestable, la cual aprovecharon los enemigos para apilar sobre la misma sus codicias y proyectos divisionistas y de seguridad dirigidos contra Moscú.
La retórica de Putin incluía señales en múltiples direcciones; hacia el interior ruso, habló del insulto que ha resultado el enfoque occidental con respecto a Rusia, al menospreciar dos iniciativas diplomáticas que Moscú había planteado y cuya intención era alcanzar un entendimiento con occidente; la primera fue la solicitud de garantías de seguridad, mientras que la segunda fue su pregunta sobre la posibilidad de ingresar a la OTAN el año dos mil, durante una conversación entre Putin y el expresidente estadounidense Bill Clinton.
Según el presidente ruso, la OTAN, encabezada por Estados Unidos, no solo ignoró ayer y hoy estas dos iniciativas, sino que también apoyó a los terroristas en el Cáucaso, se expandió en las cercanías de Rusia, armó y equipó a Ucrania para ser el punto de partida para su futuro ataque contra Moscú, y modificó sus documentos de seguridad, identificando a Rusia como un enemigo directo para Estados Unidos y sus aliados, de tal manera que hace que el estallido de una guerra contra Rusia, la amenaza a su estabilidad y el derrocamiento de su régimen, en preparación para su desmembramiento, sea solo una cuestión de tiempo; esto fue preparado técnica y logísticamente para reducir el tiempo requerido para su implementacion a solo unas pocas horas, lo que refuerza la importancia y la necesidad de los pasos dados por Putin en Ucrania; una Ucrania atlántica es una amenaza directa e inminente para la seguridad de Rusia, y darle una respuesta a esto no admite retraso ni descuido.
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Al mismo tiempo, Putin confirmó que occidente estaba armando a Ucrania como si fuera el centro del inminente ataque contra Rusia, citando para confirmar esto de manera incuestionable, la emisión del nuevo documento de la estrategia militar ucraniana dedicado a enfrentar a Rusia.
También con respecto a Ucrania, el discurso de Putin abarcó detalles relacionados con las decisiones erradas tomadas por el liderazgo en Kiev después del golpe de Estado de 2014; en el plano económico, Kiev se volvió hacia occidente, prefiriendo la cooperación económica con la Unión Europea y Estados Unidos juntos, siendo el provecho en números reales de este intercambio menor al monto de los retornos financieros y económicos logrados con Moscú antes del mencionado golpe ¿Por qué? Eso se debe a que una élite política y financiera ucraniana que ha perdido la tradición y la armonía con la historia de Ucrania, había sido facultada para gobernar con el fin de trazar políticas que favorecen a intereses clientelistas, separada del legado del país hasta el punto de entrar en conflicto con la historia del mismo, con su composición e intereses estratégicos, de una manera que destruye el legado de Catalina II, que cimentó los pilares de la infraestructura económica del país, y la Unión Soviética que creó a Ucrania como una unidad política independiente de Rusia.
Según esta visión rusa, occidente ha volcado, en los últimos años, la entidad ucraniana y sus opciones estratégicas, al infiltrarse en las instituciones de gobierno y el poder judicial, e implantar élites que han ampliado las crecientes divisiones entre Moscú y Kiev, a través de políticas públicas, y la práctica de la intimidación y la represión brutales, asimismo, se han dedicado a borrar los vínculos característicos ruso-ucranianos, desde el punto de vista lingüístico, cultural, étnico e histórico, hasta el político y el económicos; al mismo tiempo, Putin no ha olvidado a los perpetradores de los actos de intimidación prometiendo buscarlos y responsabilizarlos.
Corregir la historia
Putin subrayó que la situación emergente en la región del Donbass ha adquirido un carácter “crítico y urgente”, y dirigió en primer lugar su discurso a los que calificó como “nuestros compatriotas en Ucrania”, quienes, según señaló, que su país (Ucrania) no es “sólo un país vecino, sino que es parte integral de nuestra historia, cultura y espacio moral”, y que sus ciudadanos “no son sólo nuestros camaradas, colegas y amigos, sino también nuestros familiares, con quienes nos une la sangre y los lazos familiares”.
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Para aclarar la profundidad de su visión sobre las relaciones ruso-ucranianas, cuestionó las opciones de la Rusia bolchevique, a la que responsabilizó por separar parte de los territorios históricos de Rusia “desgarrándola”; el inquilino del Kremlin culpó a Lenin y a sus amigos, quienes habían actuado de manera “muy ruda en contra los intereses de Rusia”, incluyendo a Stalin, quien consolidó la Unión de la Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y transfirió a Ucrania, algunos territorios que antes habían pertenecido a Polonia, Rumania y Hungría.
Luego le tocó el turno a Nikita Khrushchev, quien en 1954 separó a Crimea de Rusia y se la dio a Ucrania, “por alguna razón”; Putin volvió a delinear los hechos de la historia rusa, incluida Ucrania y su espacio, enfatizando que el nacimiento de esta última fue el resultado de las marcadas diferencias entre los bolcheviques, quienes hicieron concesiones a los nacionalistas; y según esta visión de la historia, fueron las ideas de Lenin y las políticas de sus herederos las que formaron la base de la Unión Soviética, a partir del desarrollo de las tendencias separatistas, para asentar el establecimiento soviético.
Fueron complacidos los nacionalistas y satisfechas sus crecientes ambiciones a expensas de la Rusia histórica
Fue la introducción a través de la cual Putin cuestionó la necesidad de ofrecer regalos tan generosos, “que los nacionalistas más ardientes ni siquiera podrían soñar”, incluido el derecho a separarse de la nación unificada sin ninguna condición.
En cuanto a la explicación lógica que dio a estos hechos y acontecimientos, Putin la aclaró como relacionada con el deseo de los bolcheviques de mantenerse en el poder a cualquier costo.
La “Rusia histórica”: Putin por encima de Lenin y de Stalin
En este discurso, Putin se presentó como el líder supremo de toda la historia rusa; juzgó toda la historia soviética, con sus líderes y símbolos, sus opciones, políticas y transformaciones históricas, no solo para Rusia, sino también para sus “pueblos”, por lo que los principios leninistas, en cuanto al destino de Rusia y de sus pueblos, eran peores que calificarlos de errados; el presidente ruso habló del pasado sin ningún tipo de reservas, de una manera directa y sin “insinuaciones políticas”.
Ucrania, según él, y partiendo de esa visión, surgió como resultado de un error causado por las políticas bolcheviques, al punto que consideró que no estaba mal llamarla “Ucrania de Vladimir Ilich Lenin”; ya que este último es el diseñador y el arquitecto de la fundación de Ucrania.
Pero Putin planteó una paradoja que llama la atención, sus personajes son unos ucranianos, a quienes describió como los “nietos valientes (de Lenin)”, quienes erigieron estatuas de Lenin en Ucrania, en el marco de lo que llamaron “la erradicación del comunismo”; y se dirigió a ellos diciendo: "¿Quieren deshacerse del comunismo? Esta es una posición que también nos conviene; pero no debemos detenernos en mitad del camino, nosotros estamos dispuestos a explicarles que significa deshacerse de verdad del comunismo para Ucrania”.
La nueva o renovada observación que Putin presentó sobre la seguridad nacional rusa, se basa en la premisa de que la historia ha demostrado la imposibilidad de proteger la vasta y compleja región, sobre la cual históricamente se estableció Rusia basándose en las ideas de Lenin y de los bolcheviques, y decir que Rusia podría ser protegida a través de los principios de la confederación soviética es “romper tanto con la realidad como con la tradición histórica”; el presidente ruso llegó a hablar de la transformación de estos principios en “terror rojo”, “dictadura estalinista”, “control de la ideología comunista y monopolio del Partido Comunista”, considerando que Stalin implementó sus propias ideas y las reflejó en toda la estructura estatal, y que no se adhirió a las ideas de Lenin.
Putin resumió el enfoque que tenía el liderazgo durante el período soviético señalando que, como siempre en el pasado, “ninguno de ellos pensó en el futuro”, y concluyó que “la falsificación, la sustitución de conceptos, la manipulación de la conciencia pública y el engaño tienen un precio, y es que la bacteria de las ambiciones nacionales no ha desaparecido”, y que hoy, “sigue debilitando la inmunidad del estado en contra del contagio del nacionalismo”.
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Putin describió el final de la época soviética, señalando que fue consecuencia de los problemas económicos y sociales que agotaron la economía comunista, sin que la dirigencia del Partido Comunista pudiera darle solución y sin poder abordar las aspiraciones y los anhelos de los pueblos, conformándose con “el planteamiento hueco sobre el restablecimiento del principio leninista de la autodeterminación”; la lectura de Putin concluye que los líderes soviéticos competían por alcanzar el poder y buscaban expandir sus bases populares a expensas de los intereses del estado y de sus pueblos, de una manera que condujo a la evaporación de la influencia del propio Partido Comunista, responsabilizando “las conciencias de aquellos dirigentes por el colapso de la Rusia histórica bajo el nombre de Unión Soviética”.
La responsabilidad versus el engaño y el chantaje
En el proceso de repasar la historia, según los hechos que percibe el presidente ruso, este último habló de “engaños, saqueos e injusticias a las que fue sometida Rusia”, señalando que el pueblo ruso reconoció las nuevas realidades geopolíticas que siguieron al colapso de la Unión Soviética, y que también reconoció a los estados que se habían independizado; este reconocimiento no fue solo político o jurídico, sino que también incluyó la responsabilidad de apoyar a Ucrania; los expertos estiman que el apoyo total brindado por Rusia al presupuesto ucraniano, en el período que se extiende entre 1991 y 2013, ascendió a alrededor de 250 millardos de dólares estadounidenses, cancelando Rusia la totalidad de la deuda soviética en 2017.
Por otro lado y según aseveró el presidente ruso, Ucrania incumplió los términos de su acuerdo con Rusia en 1994 sobre el fondo de diamantes, las reservas de oro y las propiedades y otros activos de la antigua Unión Soviética en el exterior, así como acusó a Kiev de utilizar el chantaje y acumular ventajas aprovechando el espíritu de asociación entre los dos países, y que utilizó el diálogo con Moscú para negociar con occidente y también para chantajearlo, dándole a entender de que debería temer la posibilidad de que se produzca una hegemonía Rusa sobre Ucrania.
Una élite ucraniana artificial, desvinculada de la historia
Putin opina que la élite ucraniana, formada tras el golpe de Estado de 2014, estableció su sistema político negando todo lo que une a Ucrania y Rusia, y trató de distorsionar la conciencia colectiva y la memoria histórica de los ucranianos, y señaló, que sus políticas en el gobierno tomaron un carácter hostil, con el crecimiento de la tendencia neonazi contra Rusia; pero esta élite, según su visión, se apoyó en las potencias extranjeras que crearon esta élite, la promovieron, llevando al poder su red de “agentes” a través de un “gran tejido de organizaciones no gubernamentales y servicios privados” y en ausencia de la tradición especial y firme del estado autentico, separando de esta manera a Ucrania de su historia, por medio de la selección del “copiado mecánico de otros modelos”; creció una “oligarquía ucraniana” pro-occidental sometida a los designios de los opositores geopolíticos de Moscú, la cual explota al mismo tiempo, al electorado incumpliendo sus promesas, con el fin de implementar políticas contrarias a su voluntad, a cambio de acumular “los millardos robados a los ucranianos en las cuentas de esta élite en los bancos occidentales”.
Son ocho años de acumulación, los que dieron lugar a este discurso en el que Putin detalló la posición de su país sobre la crisis ucraniana; el presidente ruso se refirió a la erosión del estado ucraniano y su transformación en una herramienta en manos de los estadounidenses y al apoyo financiero brindado por la embajada estadounidense al campamento de la protesta en la Plaza de la Independencia (Maidán) en Kiev en 2014, por un monto de un millón de dólares diarios, además de “transferir enormes sumas a las cuentas bancarias de los líderes opositores que ascendían a unas decenas de millones de dólares”.
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Además, Putin habló de la práctica del terrorismo real por parte de los que habían acaparado el poder, como los calificó, contra todos los que se opusieron al golpe, recordando la “horrible tragedia que tuvo lugar en Odessa en la que fueron brutalmente asesinados los participantes en una protesta pacífica y quemados vivos en el edificio del Sindicato”, prometiendo buscar a estas personas y responsabilizarlas por lo sucedido.
Las políticas hostiles de Kiev han perjudicado en primer lugar la economía ucraniana, y prueba de ello, según el discurso de Putin, es que unos seis millones de ucranianos se vieron obligados a emigrar en 2019, lo que supone alrededor del 15 % de la población total del país, a la que calificó como “un orgullo no solo para su propio pueblo, sino para toda la Unión Soviética”.
Putin señala que la élite ucraniana destruyó el legado de Catalina II, que construyó los astilleros, así como perdió las fábricas de aviones y el potencial industrial y tecnológico, y entregó el poder judicial ucraniano a representantes de organizaciones internacionales y permitió que la embajada de los Estados Unidos controlara directamente el Departamento Nacional Anticorrupción y la Oficina Nacional Anticorrupción, y a pesar de esto, la corrupción en Ucrania sigue en auge.
Más allá, Putin profundizó detallando los esfuerzos de la élite gobernante ucraniana para “limpiar el país de rusos e intentar hacer conversiones forzadas” adoptando resoluciones racistas al considerar extranjeros a los ciudadanos que se consideran rusos y al excluir el idioma ruso de las instituciones educativas imponiéndole sanciones a las personas y a sus instituciones, incluyendo a sus diputados en el Parlamento.
El presidente ruso no se olvidó de mencionar los intentos de dividir la Iglesia Ortodoxa y las legislaciones ucranianas emitidas en contra el clero de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana cuya referencia es el Patriarcado de Moscú y los millones de su congregación.
Documento militar hostil y ambición de armas nucleares
En uno de los puntos más destacados de su discurso, que se refiere al inicio de una nueva era en el trato con Kiev, Putin se refirió a la adopción, en marzo de 2021, por parte de Ucrania del nuevo documento estratégico militar dedicado al enfrentamiento con Rusia, y según señala, este busca atraer a países extranjeros a un choque con Rusia, aludiendo al apoyo militar de la comunidad internacional a Kiev “en el conflicto geopolítico con la Federación Rusa”.
Además, el presidente ruso opina que Ucrania tiene la intención de fabricar su propio armamento nuclear y que posee la tecnología necesaria para lograrlo desde el período de la antigua Unión Soviética, incluidos los medios de transporte de armas nucleares y las técnicas de aviación; Putin cree que la fabricación de “más que eso” es solo cuestión de tiempo, y que el armamento actual de Ucrania, especialmente en caso de obtener armas nucleares, cambiará la realidad en todo el mundo y en Europa en particular, agregando que, estas ambiciones se confirman a través del apoyo militar occidental y el entrenamiento que se le da a Ucrania, que asciende a millardos de dólares.
En resumen, este peligro ucraniano-atlántico existe para Rusia y los dirigentes rusos están convencidos de que el ingreso de Ucrania a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) no sería más que la expresión política y jurídica de una realidad que está tomando forma, y que es solo cuestión de tiempo antes de que estalle la guerra desde Ucrania en contra de Rusia; Ucrania recibe a expertos occidentales y a unidades militares pertenecientes a esa organización, y realiza con estos maniobras centradas en Rusia, y reorganiza los sistemas de gestión y mando de su ejército de forma coherente con la estructura militar de la OTAN, y lo incorpora a su estructura militar, de modo que, tan solo en el último año, “más de veintitrés mil soldados, y más de mil piezas de guerra, se sumaron a estas maniobras”, mientras tanto, aprobó durante 2022 una legislación que permite el ingreso de tropas de otros países al territorio ucraniano para realizar ejercicios conjuntos, a pesar de que esto se contradice con la Constitución ucraniana, puesto que el artículo diecisiete de la Constitución de Ucrania prohíbe el despliegue de bases militares para tropas de países extranjeros en el territorio del país.
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A cambio, Putin reafirma el cumplimiento por parte de su país de todos sus compromisos, incluida la retirada de sus fuerzas de Europa occidental, central y oriental, y el ofrecimiento a la OTAN de diversas formas de cooperación, incluso en el marco del Consejo Rusia-OTAN, y en el marco de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), y habla por primera vez de la pregunta que le hizo al expresidente estadounidense Bill Clinton sobre la posición de su país con respecto a la aceptación de Rusia en la OTAN, y cómo es que la respuesta de Clinton fue modesta, y que Putin interpretó como indiferencia, que concuerda con la indiferencia occidental en la actualidad sobre las reservas de Rusia en relación a la expansión de la OTAN hacia el este, y la retirada del tratado del escudo antimisiles, queriendo occidente a Rusia como un enemigo y no como un socio.
Por consiguiente, el discurso histórico de Putin confirma que, “la OTAN se ha convertido en la causante de la crisis de seguridad europea, y ha afectado directamente las relaciones internacionales y la pérdida de confianza y la situación ha empezado a deteriorarse, incluso en el ámbito estratégico”; Putin confirma esta lectura con detalles técnico-militares sobre la posibilidad de que la OTAN lleve a cabo un ataque repentino contra Rusia; un ataque que se basa en los documentos estadounidenses para la planificación estratégica fundada en el principio de un ataque preventivo contra el enemigo, mientras que los propios documentos confirman que este enemigo es Rusia.
En suma, Putin no aceptará nada menos que el cumplimiento de las garantías de seguridad que planteó en las tres exigencias: primero, no permitir que la OTAN se expanda; en segundo, el rechazo al despliegue de bases y sistemas ofensivos cerca de las fronteras rusas; Tercero, el regreso a las fronteras del despliegue de la OTAN de 1997.