¿Se enfrenta el mundo a una nueva guerra fría o a un cambio en el orden global?
El lenguaje de Minsk se ha convertido en una cosa del pasado ¿Estamos ante un gran giro en el contexto de las transformaciones de todo el orden internacional?
Los Estados Unidos de América, a través de la OTAN, expandieron su influencia en la región del Mar Negro desde 2004 y continuó hasta 2020, incluyendo a todos los países de Europa del Este, que formaban parte de la Unión Soviética, a la OTAN, que son, respectivamente: Bulgaria y Estonia Letonia, Lituania, Rumania, Eslovaquia, Eslovenia, Albania, Croacia, Montenegro y Macedonia del Norte, mientras que la referida Organización se encargaba de anexar a Georgia y Ucrania.
EE.UU. envió armas a Ucrania, incluidos misiles antitanques (Javelin), en el contexto de fortalecer de la asociación estratégica entre Washington y los países de la OTAN, lo que aumentó de la preocupación de Rusia por la instalación de los sistemas de defensa antimisiles estadounidenses en Ucrania, similares a los de Polonia y Rumanía, y pasar por alto a sus demandas relacionadas con la exclusión de la OTAN de sus fronteras y la no inclusión de Ucrania en la alianza, lo que constituye un daño a su seguridad nacional.
Estos factores se encuentran entre las causas de la crisis que vive hoy Ucrania, ya que, durante la última semana del pasado mes de febrero, las fuerzas rusas lanzaron un ataque militar contra varios puestos ucranianos, especialmente la capital, Kiev, dos días después de que el presidente Vladimir Putin reconociera la independencia de Donbás y las repúblicas de Donetsk y Lugansk.
El objetivo de Moscú era desarmar a Kiev. Los ataques militares rusos se centraron en los puestos de mando, aeródromos y depósitos militares ucranianos. Los países europeos respondieron imponiendo sanciones "duras" a Moscú, y EEUU consideró que el presidente ruso escogió la guerra y que "el mundo castigará a Rusia".
Las sanciones de EE.UU. acabaron con el sector energético ruso, pero la economía de EE.UU. también sufrirá secuelas, especialmente porque la administración estadounidense está haciendo esfuerzos para recuperar su economía de las consecuencias de la pandemia de la COVID-19. El mercado mundial también se verá afectado, y a su vez estará expuesto a más crisis con la subida de los precios del petróleo que superó los 100 dólares por barril tras de la guerra, la más alta en siete años, además del aumento de los precios de otros productos básicos.
Además, hay expectativas de que las sanciones estadounidenses eleven los precios del petróleo a 140 dólares por barril, un aumento que beneficiará a la economía rusa. EE.UU. tiene miedo de pagar el costo de la crisis ucraniana con tal aumento tras la operación militar rusa, por primera vez desde 2014, así como el aumento del costo de vida, ya que los elevados precios del petróleo aumentarán los gastos de calefacción de viviendas y la electricidad. Asimismo, el aumento de los precios de la energía aumentará el costo de la aviación y aumentarán los costos de transporte e insumos para las empresas. Por eso, una delegación estadounidense se dirigió a Venezuela para negociar con ella la importación de petróleo.
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EE.UU. había desplegado 3 mil soldados adicionales en Polonia, así que, el número total de refuerzos estadounidenses que se enviaron a Europa en el período reciente alcanzó es alrededor de 5 mil soldados. Washington no enviará tropas para apoyar a Kiev, pero ha prometido respaldar al pueblo ucraniano y a su gobierno con armas defensivas y ayuda económica.
Sin embargo, cuando Rusia logre sus objetivos militares en Ucrania, Moscú habrá alcanzado su propósito al hacer avanzar sus líneas defensivas en las fronteras de contacto directo con la OTAN. Putin insistió en completar la operación militar en Ucrania y someter a Kiev, y fue claro en su llamado a que el ejército ucraniano tome las riendas del poder.
Está claro que las reglas del juego entre Rusia y los países de la OTAN han cambiado. El presidente ucraniano Zelensky pidió negociar con el presidente ruso, y para ello propuso como intermediario al presidente turco Recep Tayyip Erdogan, quien está preocupado porque el conflicto afectará a su país económica y militarmente, pero Moscú cree que Turquía no debe suministrar drones "Bayraktar" a Ucrania porque estos participan en los combates de forma eficaz, pero, a la vez, agradece su mediación.
El primer ministro israelí, Naftali Bennett, también visitó Moscú y se reunió con el presidente ruso, antes de que la situación empeorara, "Israel" estaba del lado de Rusia y claramente alineado con ella, lo que enfureció a Ucrania. Bennett contactó a Alemania y Francia sobre este asunto. Finalmente, el presidente francés, Emmanuel Macron, se acercó al presidente Putin para activar la diplomacia. La respuesta rusa fue aceptar negociaciones, lo que equivaldría a rendirse. Moscú quiere que Occidente reconozca Crimea y las repúblicas de Donetsk y Luhansk, y no inmiscuirse en Ucrania, y seguirá luchando contra los neonazis, lo que significa que Moscú y Occidente adoptarán nuevas reglas de enfrentamiento.
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Los Estados Unidos de América y varios países occidentales confirmaron el fortalecimiento del estado de defensa en los países de Europa del Este. La provisión de apoyo militar de Estados Unidos a Kiev, el abasto de fondos de Washington a las tropas ucranianas y la escalada militar rusa aumentan la posibilidad de una nueva guerra fría indirecta entre EE. UU. y Rusia en Ucrania.
¿Necesitará la guerra un mediador neutral entre Moscú y la OTAN? Washington afirma que no está cerrando la puerta ante una solución diplomática, mientras que China parece calificada, por su posición internacional, para desempeñar el papel de mediador, a la luz del contacto entre la política exterior china y estadounidense, especialmente a la luz de las débiles posibilidades de contener la crisis tras la guerra de Ucrania.
El idioma de Minsk se ha convertido en una cosa del pasado. ¿Estamos ante un gran punto de inflexión en el contexto de las transformaciones de todo el sistema internacional?