Cuba-EE.UU.: Los espejismos de Biden
El pasado primero de mayo fue un día especial en Cuba. Más de cinco millones de personas se movilizaron por toda la Isla tras dos años de la COVID-19 que hicieron imposible estas habituales, coloridas y multitudinarias manifestaciones.
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Cuba-EE.UU.: Los espejismos de Biden.
La singularidad de este año está marcada por el contexto que vive la Isla y el hemisferio. Para los cubanos, la llegada de la pandemia y las administraciones de Donald Trump y Joe Biden constituyen una combinación odiosa. También la guerra en Europa complica más la situación. Trump y Biden se han empeñado en derrotar a la Revolución.
La persecución financiera, el boicot a las importaciones energéticas, las trabas a las remesas de cubanos y a los viajes de estadounidenses a Cuba, la inclusión del país en la lista de los que "promueven el terrorismo", la campaña contra la exportación de servicios, las "sanciones" contra empresas cubanas, los obstáculos a las compras de medicinas y oxígeno en medio de la pandemia, y la instrumentación de un fallido golpe suave son solo algunos ejemplos representativos del "cariño" de Trump y Biden por el pueblo cubano.
La COVID-19 con sus efectos en la industria del turismo, en los precios internacionales de los alimentos y en las cadenas de suministro se convirtió en un aliado oportunista del plan estadounidense contra la mayor de las Antillas.
Sin embargo, cualquiera que vio las calles de las principales ciudades de la Isla abarrotadas de gente feliz, debe detenerse a pensar qué tiene el pueblo cubano que no se rinde.
Aislamiento contraproducente. Pero si los cubanos somos firmes en nuestro empeño victorioso, hay que reconocer que los gobiernos estadounidenses son tozudos en sus planes. Como si no bastaran los fracasos que ya enumeran, Biden y su equipo apuestan también al aislamiento regional.
No se puede ver esta táctica ajena al resto de las acciones anticubanas, pero sorprende por su flaca eficacia y su nula eficiencia. Desde el triunfo pírrico e inmoral que se anotó Trump gracias a Iván Duque, quien facilitó la incongruente inclusión de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo; la bufonada del mandatario uruguayo, al que sin duda no asesoraron; y la genuflexa y oportunista decisión de un par de gobiernos que accedieron a ponerle más difícil la emigración a los cubanos que lo decidan, la Casa Blanca no ha logrado poner a Latinoamérica y el Caribe contra Cuba.
Es por ello que la Cumbre de las Américas se muestra como el escenario perfecto para que Biden intente dar un golpe en la mesa y alinear a algunos gobiernos acorde a sus intereses, justo cuando su hegemonía global está seriamente cuestionada.
La exclusión de Cuba, Venezuela y Nicaragua era de esperar y no sorprende. Tampoco Asombra que la marginación venga de la mano de una oferta: un par de planes financieros para salud y emigración, clavos calientes para cualquier país en la zona.
No obstante, es altamente probable que la ausencia de estos países se convierta más en un dolor de cabeza que en un triunfo para Washington. En lo que respecta a Cuba, el plan de Biden está de antemano derrotado.
A la demostración de consenso y unidad nacional dada por el pueblo el primero de mayo se unen varios eventos que confirman que Cuba no está aislada. La Isla ha sido en menos de diez días sede de cuatro eventos internacionales en sectores claves para el país: el turismo, las ciencias biomédicas, la cultura y la política.
Una Feria del Turismo con la asistencia de más de cien empresarios y directivos internacionales del sector; el Congreso Internacional BioHabana 2022 con la presencia de científicos de más de 50 países; la Feria del Libro de La Habana dedicada a México; y un Encuentro Internacional de Solidaridad con Cuba con la presencia de centenares de amigos de todo el mundo, entre ellos figuras como Evo Morales, Manu Pineda y José Luis Centella, quienes acompañaron al pueblo de la capital en el desfile por el 1ro de Mayo.
Además, arribaron a la Isla los primeros ministros de Belice y Dominica y se espera la próxima visita del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador. Con estos y otros países se abren nuevas posibilidades de cooperación económica.
El pretendido aislamiento es un bumerán para Biden. El mandatario desconoce tanto factores objetivos que descomponen sus sueños como los subjetivos que hacen posible la demostración de apoyo popular a la Revolución dada el Día de los Trabajadores.
Biden hará su Cumbre, la prensa lo respaldará, pero como su ya habitual amigo imaginario, su "victoria" no pasará de ser un espejismo.