United States of America, democracia fallida
Hay terror en los Estados Unidos de América, bien harían en incluirse en su propia lista.
Que la historia de los Estados Unidos de América puede contarse por el hilo conductor de la violencia es algo que pocos discuten. Esa característica de la sociedad estadounidense es una amenaza constante para la ciudadanía del propio país, pero también desborda sus fronteras y se expresa en su política exterior. Financiamiento para ejercer la violencia, envío de armas, tropas encubiertas, guerras abiertas, sanciones unilaterales, han hecho de este un mundo más inseguro a nombre de la seguridad nacional de los EE.UU. Vaya si lo sabremos en Cuba, donde más de 60 años no han logrado cambiar la lógica violenta de la actuación del coloso del Norte hacia nuestro país.
El pasado domingo, el presidente Biden declaró cinco días de duelo nacional por las víctimas de un tiroteo masivo ocurrido el sábado 6 de mayo en un centro comercial de Allen en Texas, en el que fueron asesinadas ocho personas y cayó abatido el atacante, el cual disparó indiscriminadamente con un fusil de asalto de los cuales –según datos de los últimos cinco años- se han vendido en el país más de un millón y medio. En el tiroteo perdió la vida un niño de solo cinco años como confirmó el propio presidente quien se lamentó porque la causa mayor de muertes de niños en los EEUU es precisamente la violencia armada.
Dejemos fuera del análisis el hecho de que Biden dice que deplora las muertes por armas de fuego en los EE.UU. mientras no hace nada por evitar las que provoca fuera de sus fronteras.
Solo en lo que va de año se han producido más de 200 tiroteos calificados como “masivos” (los que dejan cuatro o más víctimas mortales), mientras los muertos por armas de fuego han promediado según estimados reconocidos, casi cuatro muertos cada hora. Los hechos de violencia armada se multiplican en episodios inconcebibles como el de los recientes disparos contra un adolescente que llamó a la puerta equivocada, detrás de la cual había un desvariado hombre… armado con un revólver.
Biden expresó públicamente su pesar por los muertos en Allen y reiteró su petición al Congreso de que este elabore un proyecto de ley para prohibir las armas de asalto y los cargadores de alta capacidad…, otras armas de fuego al parecer no las considera peligrosas el mandatario estadounidense, mientras en medio de su público pesar no olvidó aprovechar la oportunidad para hacer política y echar toda la culpa a los republicanos, quienes sin duda la comparten.
Biden habló de “…actos de violencia sin sentido”, Trump en su momento calificó de “acto de maldad pura” el sangriento tiroteo en un concierto en Las Vegas que acabó con la vida de decenas de personas. Fueron públicas las lágrimas de Obama cuando el tiroteo en una escuela en Newtown, Connecticut, a finales del 2012. ¿Y? Tirios y troyanos en la política estadounidense soslayan el tema de fondo de la sociedad de ese país, en el que pesan más los intereses económicos que la vida y la salud de su gente mientras se instala una cultura de la violencia y el odio. La tenencia de armas de fuego y el empleo de la violencia como primera opción se naturalizan peligrosamente en la sociedad estadounidense.
Cabe preguntarse de que sirve un sistema social y político incapaz de proteger a sus ciudadanos, en el que el individualismo y el egoísmo exacerbados se ensañan en su desprecio por la vida del prójimo, donde películas, series, juegos, literatura, ensalzan la violencia, mientras bajo un falso concepto de libertad los gobiernos se suceden sin que exista una voluntad política real de detener la matanza.
Hay terror en los Estados Unidos de América, bien harían en incluirse en su propia lista.