¿Por qué Biden no puede detener la guerra en Gaza?
El respaldo estadounidense a “Israel” no es nuevo; es el principal partidario de esta entidad desde su fundación, tanto políticamente como económicamente y militarmente.
Desde el inicio de la operación "Diluvio de Al-Aqsa", Estados Unidos mostró un gran apoyo y simpatía ilimitada hacia “Israel”, declarando su derecho a "defenderse contra los actos terroristas perpetrados por Hamas contra los colonos".
El respaldo estadounidense a “Israel” no es nuevo; es el principal partidario de esta entidad desde su fundación, tanto políticamente como económicamente y militarmente. Los presidentes estadounidenses, ya sean republicanos o demócratas, se esforzaron por demostrar su respaldo y simpatía hacia “Israel”, aunque la magnitud de este apoyo varió de un presidente a otro.
Históricamente, los republicanos mostraron más inclinación hacia “Israel”, mientras que el apoyo de los demócratas a la entidad sionista fue más suave y a veces más impactante.
El presidente Biden fue históricamente partidario de la idea de la solución de dos Estados, pero al asumir la presidencia, las circunstancias eran diferentes. Esto puede deberse a la consolidación del expresidente Donald Trump del "Acuero del Siglo" y el reconocimiento de Jerusalén como la capital de “Israel” en diciembre de 2017, así como al traslado de la embajada estadounidense de Tel Aviv a Jerusalén.
Además, con la presencia de un gobierno israelí liderado por Netanyahu, cuya relación con Biden se vio afectada debido a las reformas judiciales implementadas por su gobierno, criticadas por la administración Biden como una amenaza a la democracia en “Israel”.
Netanyahu no recibió ninguna invitación para visitar Estados Unidos desde que asumió el cargo de primer ministro de “Israel” en diciembre de 2022. El único encuentro que tuvo con el presidente Biden fue durante las reuniones de la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre de 2023 en Nueva York. Esto indica un cambio en las orientaciones políticas de ambos individuos.
*Biden y Netanyahu: dos figuras excepcionales
El presidente Biden es una figura excepcional en la política estadounidense, siendo el senador más joven (29 años) y el presidente de mayor edad (82 años). Su experiencia en la vida política ha superado medio siglo. Aunque Biden reconoce la importancia de Israel y su derecho a existir, también sostiene que su presencia no debería anular la existencia de un Estado palestino, una posición rechazada por Netanyahu.
A pesar de la vasta experiencia política de Biden, su administración fue débil y tiene poca experiencia en asuntos del Medio Oriente, ya que priorizó una estrategia de retirada estadounidense de la región para centrarse en contener a China y Rusia.
Además, la edad y la salud afectaron la imagen y la autoridad de Biden, generando críticas y burlas en muchas de sus acciones, lo que repercutieron en la imagen de Estados Unidos y su capacidad de toma de decisiones políticas.
El hecho de que Biden se postule para un segundo mandato refleja los problemas dentro del Partido Demócrata, que parece incapaz de presentar una alternativa. Esto también es un problema para el Partido Republicano, que será representado por Trump en las próximas elecciones presidenciales.
En cuanto a Netanyahu, fue primer ministro de “Israel” desde 1996-1999, volvió a liderar el gobierno de 2009 a 2021 y regresó en 2022. Netanyahu se convirtió así en el primer ministro con el mandato más largo en la historia de “Israel”, sirviendo durante más de 15 años. Su extensa carrera política le permitió convertirse en el líder único del Likud, controlando el destino de “Israel” y delineando su futuro, a pesar de su historial de corrupción.
La filosofía política de Netanyahu se plasmó en su libro "Un lugar bajo el sol", que establece la idea del realismo extremo, sugiriendo que el futuro del pueblo judío, que ha sufrido a manos de imperios que han gobernado sobre él, cambiará de ser una comunidad oprimida a convertirse en una comunidad opresora. Su pensamiento extremista es de naturaleza ideológica, estando dispuesto a hacer cualquier cosa para lograrlo.
Por lo tanto, llamó a su hijo Yair, quien vivía en Florida, para unirse al "ejército" de ocupación israelí, a pesar de que ya había cumplido con su servicio militar obligatorio hace años.
El dilema de Biden
La reacción de Biden a la operación "Diluvio de Al-Aqsa" fue exagerada desde el punto de vista político. Fue el primer presidente estadounidense en visitar “Israel” durante un estado de guerra. Las lágrimas de Biden, su afirmación sionista y su firme creencia en la inevitabilidad de la existencia de Israel alentaron a Netanyahu a continuar su guerra en Gaza.
Sin embargo, la guerra se prolongó más de lo esperado, y los días demostraron la debilidad del "ejército" israelí y su incapacidad para lograr sus objetivos declarados, especialmente la liberación de rehenes y la eliminación de Hamas.
La opinión pública mundial, el impacto de la guerra en las tendencias de los votantes estadounidenses, especialmente los jóvenes y los musulmanes, y la expansión de la guerra a Yemen, Líbano, Siria e Irak, con ataques contra las fuerzas estadounidenses en la región, llevaron a Biden a solicitar a Netanyahu que detuviera la guerra o la reemplazara por operaciones selectivas dirigidas a líderes de Hamas y redujeran las bajas civiles, según él.
Esto, además de la situación económica en Estados Unidos y en el mundo, donde la ayuda estadounidense a Ucrania en los últimos dos años ascendió a 124 mil millones de dólares.
La deuda pública de Estados Unidos alcanzó los 2.3 billones de dólares, después de ser de aproximadamente 700 mil millones antes de la guerra en Ucrania.
La incapacidad de Estados Unidos para asegurar suministros suficientes para Ucrania e Israel, especialmente dado el consumo de municiones en Gaza, superó las expectativas.
Aquí surge una gran pregunta que sigue siendo motivo de controversia entre muchos analistas e interesados: ¿Realmente Estados Unidos quiere detener la guerra en Gaza? ¿O es la guerra en la región una guerra estadounidense llevada a cabo por Israel? Llegamos a la pregunta más importante: ¿Puede el presidente Biden presionar a Netanyahu para obligarlo a detener la guerra en Gaza? ¿O todo lo que se dice sobre las diferencias entre Estados Unidos e Israel no va más allá de ser simplemente una distribución de roles?
Acuerdo en la estrategia y diferencia en la táctica
La posición declarada por Biden y su administración coincide con la estrategia de Netanyahu (la necesidad de eliminar a Hamas), pero difiere en la táctica (las herramientas y la forma de implementación) para lograr el objetivo declarado. La discrepancia entre Biden y Netanyahu es lógica, en el sentido de que hay un desacuerdo real, ya que la política de Netanyahu se ha vuelto perjudicial para los intereses generales de Estados Unidos y, en particular, para las perspectivas electorales del presidente Biden.
Las encuestas de opinión indican que la popularidad de Biden es actualmente la más baja y que ha perdido votos de sus partidarios entre los jóvenes estadounidenses, quienes han mostrado una fuerte oposición a la guerra en Gaza y la postura estadounidense al respecto.
Hay un consenso general de que el presidente Biden fue débil en su manejo de Netanyahu, y esta debilidad se debe a varias razones, como:
- La personalidad del presidente Biden y su salud, y, por lo tanto, la administración de la Casa Blanca por parte de miembros de su equipo más cercano a "Israel" (el secretario de Estado Blinken, el asesor de seguridad nacional Jake Sullivan y John Kirby, el principal portavoz del Consejo de Seguridad Nacional del presidente).
- La personalidad de Netanyahu y su situación política que lo obliga a continuar la guerra, cualquiera sea el costo, o enfrentar destitución y prisión.
- La influencia del lobby sionista y el papel del Congreso presionando para enviar más armas a "Israel", priorizando sobre Ucrania y Taiwán.
- Esto, además de la oposición republicana en el Congreso a las políticas de Biden y los intentos de sabotearlo. Es importante señalar que criticar el comportamiento de "Israel" no significa negar su derecho a existir.
- La ausencia de una posición árabe unificada capaz de presionar a Estados Unidos y advertirle sobre la amenaza a sus intereses en la región.
- La falta de un papel activo por parte de Rusia y China, ya que ambas tienen sus propios cálculos e intereses, y es del interés de ambas agotar a Estados Unidos en el Medio Oriente. Rusia y China necesitan demostrar hoy su idoneidad para liderar el nuevo orden mundial.
- La ausencia de cualquier papel europeo capaz de contener a Netanyahu, al igual que lo hizo el expresidente francés Charles de Gaulle después de la guerra de 1967 al detener la venta de armas a "Israel".
Estas razones y otras hacen difícil prever que el presidente estadounidense, incluso si quisiera, pueda obligar a Netanyahu a detener la guerra en Gaza, especialmente cuando no hay presiones de los países árabes e islámicos para que lo haga, y no hay nada que amenace los intereses estadounidenses en la región más que lo que hace el eje de la resistencia.
Todas las indicaciones apuntan a que Netanyahu se ha convertido en una carga para la comunidad internacional, y deshacerse de él sirve al interés de todos, liderados por "Israel" y los Estados Unidos.