La seguridad regional víctima del mal uso de la Liga Árabe
Al abandonar los sistemas árabes, los fundamentos y objetivos para los cuales fue creada la Liga de Estados Árabes, la región pasó de ser un actor regional capaz de desempeñar roles internacionales a ser un simple escenario donde las potencias internacionales y regionales luchan por repartirse la influencia.
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La seguridad regional árabe requerirá identificar a su consideración el interés común y desarrollarlo.
Algunos cometen el error de considerar la seguridad regional árabe un reflejo de las políticas exteriores de los sistemas árabes.
Sin embargo, la definición de seguridad regional implica la intersección de varios países vecinos en torno a un conjunto de fundamentos, intereses y principios comunes.
El modelo europeo de seguridad regional, por ejemplo, demuestra la convicción de la alianza sobre la unidad del destino, lo cual hace coherentes sus políticas exteriores sean coherentes y el alcance de objetivos específicos por encima de los intereses de un solo país.
Por lo tanto, si el investigador parte de esta descripción, la seguridad regional árabe deberá definir y considerar el interés común y construir sobre ello en el proceso de toma de decisiones a nivel de cada país en particular.
Ello es un punto de inflexión para el mundo árabe, al desarrollar la idea de seguridad regional, en principio, por medio de la Liga de Estados Árabes, basada en un conjunto de fundamentos relacionados con factores de lengua, civilización, religión, historia y amenazas comunes.
Por lo tanto, la idea de seguridad regional árabe tiene fundamentos sólidos y supera con creces los sustentados por otras agrupaciones regionales.
La simple comparación de la realidad árabe con otras, como la europea o la americana, sería injusta, pues ya superó los obstáculos enfrentados por otras agrupaciones como las guerras religiosas, étnicas o la lucha por colonias y áreas de influencia.
Mientras esas agrupaciones tuvieron como base un criterio de interés abstracto en la repartición de la influencia y la prevención de guerras entre sus países, la realidad árabe, en sus inicios, centró su idea en la solidaridad y apoyo mutuo entre un grupo de pueblos con lealtades religiosas, culturales y lingüísticas comunes, sin olvidar los enfrentamientos de ambiciones coloniales.
Así, esa realidad indicó una cohesión y solidaridad social y política y facilitó la transformación en un proceso de construcción de un proyecto de seguridad regional avanzado a nivel institucional y de efectividad.
Y aunque las potencias coloniales fracasaron en limitar las aspiraciones y el ímpetu de los pueblos árabes, ya que estos lograron, en más de una ocasión, imponer su visión de integración y trazaron, al inicio de la formación de la idea de la Liga Árabe, objetivos centrados en cuestiones comunes como la causa palestina y el sueño de unidad y solidaridad entre los países ricos en recursos y el resto de la región, el colonialismo logró imponer agendas políticas a muchos de los sistemas y comenzó a aflorar en sus relaciones exteriores el criterio de búsqueda del interés de cada sistema, además de consolidar un criterio de diferenciación entre los pueblos en base a fundamentos sectarios, regionales y de clase, lo cual contribuyó a que esos pueblos abandonaran sus causas comunes.
La historia contemporánea de la región árabe proporcionó muchas pruebas sobre la desviación de sus pueblos del camino hacia la unidad, y comenzó desde la forma en que los sistemas árabes trataron las guerras entre ellos y "Israel" y su relación con la resistencia palestina y su desplazamiento de un país a otro, hasta cómo manejaron entre ellos las disputas fronterizas y otros asuntos, sin olvidar la privación de los pueblos árabes de la producción del poder en sus naciones según principios democráticos y su derecho a ejercer el gobierno.
En este contexto, surgió una de las problemáticas más graves para la región y sus pueblos, donde los sistemas lograron mantener a la Liga de Estados Árabes, mecanismo de trabajo falso en torno a la seguridad regional.
Bajo el título de solidaridad árabe, la Liga de Estados Árabes produjo numerosas decisiones y adoptó muchas orientaciones en favor de las agendas de algunos sistemas, bajo la consigna de solidaridad y apoyo falso expresados en nombre de los pueblos, lo cual contribuyó a eliminar los mecanismos de trabajo de resistencia a través de la normalización y adopción de rutas occidentales interesadas en derrocar a algunos sistemas y sitiar a otros.
Y si las experiencias de otros en la unión demostraron su apego a la opción de integración y solidaridad como un medio para lograr los intereses nacionales y comunes de sus países, presentando pruebas claras de su apuesta por sus instituciones comunes a través de las concesiones relacionadas con la soberanía y la visión nacional pura, los países árabes, en contraposición a la lógica, optaron por el aislamiento e intentaron construir alianzas en su contra.
En primer lugar, el proyecto de “integración” debilitó a esos países al someterse a la influencia de potencias internacionales y depender de sus líneas rojas, las cuales les impiden beneficiarse de sus propios recursos y la adhesión a los principios al abandonarlos, y ello significa poner fin a la voluntad de los pueblos y de sus Estados.
Para ilustrar esto, el Diluvio Al-Aqsa fue una clara evidencia de lo mencionado, pues la mayoría de los países árabes fueron simples observadores y desempeñaron un papel de mediador pasivo, mientras otros conspiraron contra la resistencia, lo cual puede considerarse una identificación con el proyecto israelí.
Y aunque algunos negarán esta conclusión al culpar a la resistencia por lo ocurrido, olvidaron la consecuencia natural de la agresión del enemigo israelí y el abandono de los países árabes de desempeñar un papel activo para encontrar una solución a la causa del pueblo palestino.
Muchos países árabes aún están aferrados a la Iniciativa de Beirut de 2002, rechazada por la entidad, sin olvidar su comportamiento desde entonces al no resolver la causa del pueblo palestino ni parte de sus derechos, sino fueron más allá para lograr su proyecto histórico de desplazar a los palestinos de Gaza y Cisjordania, fragmentar a los países de la región y anexar grandes partes de ellos.
La última reunión de la Liga de Estados Árabes mostró la esterilidad de las opciones de los sistemas frente a un enemigo que habla de sus ambiciones sin vergüenza, y no distingue entre quienes normalizan relaciones y quienes oponen a la normalización.
Ante el peligro de desplazar a los habitantes de Gaza y Cisjordania hacia Egipto y Jordania, además de ocupar nuevas tierras en Siria y llevar a cabo agresiones contra Líbano, los sistemas árabes reunidos en El Cairo no propusieron una visión unificada para enfrentar al ente israelí, sino permitieron al ente sionista lograr lo no alcanzado durante su reciente agresión, y olvidaron la Liga Árabe como espacio para lograr la seguridad nacional árabe.
Por lo tanto, la opción actual adoptada por los sistemas árabes, es decir, la Liga Árabe, fue utilizada para fines diferentes a aquellos para los cuales fue creada, y afectó de manera negativa la seguridad regional árabe y la volvió ineficaz frente a los desafíos de la zona.
Al abandonar los sistemas árabes, los fundamentos y objetivos para los cuales fue creada la Liga de Estados Árabes, la región pasó de ser un actor regional capaz de desempeñar roles internacionales a ser un simple escenario donde las potencias internacionales y regionales luchan por repartirse la influencia.
Como resultado del fracaso árabe en trazar un marco de seguridad regional árabe de manera efectiva, “Israel” proclama de forma abierta la reconfiguración del mapa de la región, y decide el grado de poder y los límites de movimiento permitido a algunos países árabes, mientras en otro lugar Donald Trump presenta su visión sobre la realidad de Palestina, sin olvidar que algunos países quedaron aferrados a sus consideraciones sobre los derechos adquiridos en la región.