Discurso del Sayyed Khamenei en el homenaje del Sayyed Nasrallah... Lectura de los motivos y las dimensiones
El ataque iraní y la visión delineada en el discurso del Imam Khamenei podrían abrir la puerta a una respuesta israelí, y a su vez, una contrarespuesta iraní, desencadenando escenarios que difieren en forma y contexto de aquellos que han definido los equilibrios de poder en la región.
Ya no es posible caracterizar la postura iraní frente a los acontecimientos que han sacudido la región tras el Diluvio de Al-Aqsa y la agresión en Gaza y Líbano como algo tradicional, limitado al apoyo logístico.
El reciente ataque llevado a cabo por las fuerzas iraníes contra bases militares y aeropuertos israelíes reveló una implicación completa en la guerra.
Los hechos que precedieron el ataque mostraron un distintivo enfoque iraní en la toma de decisiones, ya que Teherán llevó a cabo una maniobra que logró consolidar una convicción en los círculos de decisión occidentales e israelíes, basada en la vacilación y la incapacidad de escalar la confrontación a un nivel que implicara una decisión firme de atacar.
Esto ocurrió sin dejar de lado el modo, la magnitud y la efectividad del ataque, que restauró el equilibrio en el contexto de la confrontación estratégica entre el eje y el régimen israelí.
Por otro lado, el discurso del líder de la Revolución Islámica en Irán fue distinto al tono predominante en los últimos tiempos, tanto en forma como en contenido.
Fue un discurso de campo y estuvo acompañado de una alocución en árabe durante la oración del viernes en la mezquita del Imam Jomeiní, donde presentó la visión de la República Islámica sobre la fase que se avecina y la naturaleza del conflicto actual.
En cuanto a la forma, la República Islámica quiso mostrar al mundo el consenso iraní respecto a la decisión de confrontación directa, lo que constituye una respuesta directa a lo que se había difundido anteriormente, sugiriendo que el sistema de "Wilayat al-Faqih" (tutela del ulema) había perdido influencia tras la elección del reformista Pezeshkian como presidente de la República Islámica.
En este sentido, el Imam Khamenei demostró que los sectores de Irán, tanto reformistas como conservadores, no divergen en temas de seguridad nacional, y que la estructura administrativa que organiza el trabajo político en la República no se ve afectada por las disputas políticas relacionadas con los asuntos internos o con la gestión de las orientaciones exteriores del régimen.
Así pues, quedó claro que algunas declaraciones emitidas por responsables iraníes, tales como la idea de que las fuerzas de resistencia no necesitaban intervención iraní o que la condena al régimen israelí se hacía sin amenazas explícitas, eran maniobras destinadas a generar una falsa sensación de seguridad en los líderes israelíes y sus aliados, haciéndoles creer que la intervención directa de Irán era improbable.
Esto fue malinterpretado como un éxito de la política de amenazas llevada a cabo por Estados Unidos desde el asesinato del comandante Ismail Haniyeh.
Respecto al contenido, puede afirmarse que los efectos del discurso no fueron menos impactantes que el ataque con misiles, ya que el Imam Khamenei delineó los contornos de la batalla actual bajo una perspectiva que trasciende la narrativa de la defensa israelí para elevarla al nivel de una lucha que busca definir el horizonte de la próxima fase.
El énfasis en que la guerra que se libra en la región es dirigida desde una única sala de operaciones subraya la decisión de mantener la unidad de los frentes.
El vínculo entre la operación Diluvio de Al-Aqsa y las acciones de los frentes de apoyo, además de la operación Promesa Veraz 2, traza las líneas de la confrontación futura de manera equivalente a los objetivos que persigue Estados Unidos en la región.
Al observar el comportamiento estadounidense, que trata las masacres cometidas contra civiles en Gaza y Líbano como daños colaterales que no requieren acción internacional, o ni siquiera una reprimenda pública, además de proporcionar un puente de suministro militar, financiero y apoyo ilimitado en foros internacionales, se puede inferir que el contexto actual refleja un proyecto integral que supera las capacidades e intenciones del régimen israelí, expresando una orientación estadounidense que rechaza concesiones en la región debido a su percepción de la pérdida de liderazgo y hegemonía global.
Además, el Imam Khamenei señaló los verdaderos objetivos de este proyecto agresivo, al enfocarse en la meta de convertir a Israel en una puerta de exportación de energía de los países árabes hacia Europa e importación de bienes de esta última.
El proyecto económico de Joe Biden, anunciado el año pasado en la Cumbre del G20 celebrada en Nueva Delhi en septiembre de 2023, requiere eliminar las amenazas que enfrenta el régimen.
Así, la referencia fue clara en cuanto a que la reciente agresión contra Gaza y Líbano no está realmente vinculada con el Diluvio de Al-Aqsa o con el regreso de los colonos al norte.
Por lo tanto, el Imam Khamenei elevó el nivel de la confrontación, asegurando que la resistencia en la región no se detendrá y que la victoria será suya. Por otro lado, el discurso mostró una firmeza iraní en enfrentar el proyecto estadounidense de manera directa, sin adherirse a las reglas de enfrentamiento que han regido las etapas anteriores.
El enfoque estadounidense de no intervenir directamente y confiar únicamente en la máquina de guerra israelí, bajo la presunción de que lo que ocurre hoy en la región puede ser gestionado como una guerra por delegación, no fue bien recibido por Irán por varias razones.
Estados Unidos, que tiene el lujo de mantener su territorio fuera de peligro, podría estar intentando llevar a cabo su proyecto sin poner en riesgo sus intereses o bases en la región.
Desde la ocupación de Irak, la realidad estratégica ha mostrado una superioridad estadounidense debido al éxito de sus administraciones sucesivas en vender la amenaza iraní como un peligro para los Estados del Golfo, además de haber allanado el camino para las rutas de normalización, siendo los Acuerdos de Abraham y el plan de normalización entre Arabia Saudita e "Israel" los más recientes.
Esto sin olvidar su esfuerzo constante por mantener la superioridad militar del régimen israelí desde su creación. Por lo tanto, el discurso del Khamenei destacó la conciencia de la institución iraní sobre la verdadera intención de la administración estadounidense de aislar y eliminar gradualmente a las fuerzas de resistencia, facilitando así en el futuro el cerco y la caída de la República Islámica.
En el plano ideológico, el Sayyed insistió en presentar su narrativa de una manera que subraya que el conflicto actual no es más que una confrontación doctrinal entre un eje que se arma con la verdad y la humanidad y una alianza de fuerzas con objetivos coloniales.
Al describir al mártir Sayyed Hassan Nasrallah como un hermano querido, motivo de orgullo y una figura amada en el mundo islámico, y al señalar que su asesinato incrementó la ira y fortaleció los motivos de la resistencia, además de destacar cómo bajo su liderazgo Hizbullah creció etapa tras etapa, enfrentando existencialmente a los enemigos en varias fases, derrotando a la entidad sionista, que hoy lucha por mantener su existencia, comparando a Israel con un "árbol maldito" y a la resistencia con un "árbol bendito", el Imam Khamenei mostró un aspecto religioso de esta guerra, lo que puede considerarse una respuesta directa al reciente discurso de Netanyahu en la ONU, donde habló sobre la reconciliación entre judíos y musulmanes, entre La Meca y Jerusalén.
Finalmente, cabe señalar que este discurso marcó un hito, partiendo del asesinato del estimado Sayyed Nasrallah y la operación Promesa Veraz, reafirmando que la fase próxima se regirá por reglas de enfrentamiento directo, lo que podría interpretarse como el abandono de la teoría de la victoria por puntos por parte del eje de la resistencia.
El ataque iraní y la visión delineada en el discurso del Imam Khamenei podrían abrir la puerta a una respuesta israelí, y a su vez, una contrarespuesta iraní, desencadenando escenarios que difieren en forma y contexto de aquellos que han definido los equilibrios de poder en la región desde el surgimiento del Eje de Resistencia como una alianza efectiva.