Estados Unidos y China... ¿Guerra comercial o batalla de influencias?
Los aranceles son dolorosos para China y su economía, pero Beijing los ve como una oportunidad para mejorar su situación mediante un mayor enfoque en la autosuficiencia en la producción, especialmente en el sector de los semiconductores.
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Estados Unidos y China... ¿Guerra comercial o batalla de influencias?
No hay nada en la historia de las relaciones internacionales tan compleja como los vínculos entre China y Estados Unidos, que a veces se calman y otras veces se intensifican, debido a la falta de confianza entre ambos países y su deseo de expandir su influencia a nivel global.
Una guerra comercial fue desatada por el presidente estadounidense Donald Trump contra la mayoría de los países del mundo, especialmente China, que luego intensificó la situación al responder a los gravámenes con tarifas arancelarias similares.
La reacción de China sorprendió a Trump, quien no esperaba tal respuesta, pues creía que Beijing cedería a las demandas estadounidenses y que el presidente Xi Jinping se apresuraría a contactarlo para eliminar los aranceles, como lo hicieron otros funcionarios.
Trump había declarado en numerosas ocasiones que deseaba comunicarse con Xi y que estaba esperando su llamada, y se hablaba de un posible encuentro entre los dos presidentes en un futuro cercano.
Además, China no cedió ante las presiones estadounidenses para obligarla a vender la aplicación TikTok, y detuvo las negociaciones para la venta de la misma después de que Trump impusiera aranceles en lo que él llamó "Día de la Liberación".
Beijing solo aceptaría vender la aplicación si obtuviera grandes concesiones de Estados Unidos, incluso si el fracaso de las negociaciones resultaría en la prohibición de la plataforma en territorio estadounidense.
China considera que, a pesar de los daños que podría sufrir la empresa "ByteDance", propietaria de la aplicación, las pérdidas por la prohibición de TikTok en Estados Unidos serán mayores.
La mitad de la población estadounidense utiliza la aplicación y una gran parte de ellos depende de ella para generar ingresos, además de su papel importante durante las elecciones presidenciales estadounidenses.
Beijing respondió de forma calcula y racional a los aranceles impuestos por Trump sobre las importaciones chinas, que alcanzaron el 145 por ciento.
China se había estado preparando para este momento, ya que anticipaba la imposición de aranceles sobre sus importaciones.
Trump había amenazado repetidamente a China durante su campaña electoral con aranceles que podrían llegar al 60 o incluso al 100 por ciento.
Durante el primer mandato de Trump, China ya sufrió la imposición de aranceles sobre sus productos, por lo que era de esperar que comenzara a tomar medidas para protegerse de futuros aranceles, implementando planes para fortalecer el consumo interno, buscar nuevos mercados para sus productos y no depender del mercado estadounidense, así como establecer medidas específicas para proteger su economía.
Lo que aumentó la frustración de Trump hacia China fue que él esperaba que Xi lo llamara, pero este último optó por mantener discusiones oficiales entre los funcionarios de ambos países.
Además, existe el problema de la posibilidad de que se realicen encuentros entre los ministros de Exteriores de ambos países, dado que China impuso sanciones al secretario de Estado estadounidense Marco Rubio desde 2020.
Beijing prefiere que las discusiones se realicen en privado y lejos de los medios, como las que tuvieron lugar entre el ministro de Exteriores chino, Wang Yi, y el exasesor de seguridad nacional, Jake Sullivan, que resultaron en un encuentro entre Xi y el expresidente Joe Biden.
Trump, quien creía que al imponer aranceles a China podría debilitarla y forzarla a hacer concesiones, subestimó la situación, ya que la China que él había tratado en su primer mandato no era la misma que la de hoy.
De hecho, le ofreció a China una oportunidad para presentarse ante el mundo como un país que busca el desarrollo y la prosperidad, y construir una comunidad compartida para la humanidad.
Los aranceles impuestos por Trump, que fueron suspendidos, perjudicaron las relaciones con aliados y socios clave de Estados Unidos, alejándolos de Washington y acercándolos a China.
Sin embargo, esto no significa que abandonen a Estados Unidos, que sigue siendo el principal aliado en materia de seguridad, pero los aranceles llevaron a un aumento de la cooperación comercial entre China y estos países, como Corea del Sur, Japón y Vietnam.
Además, la tensión en las relaciones entre Estados Unidos y la Unión Europea, a la que Trump también impuso aranceles antes de suspenderlos, llevó al bloque a reconsiderar sus relaciones con China, marcadas por algunas tensiones.
En la actualidad, se están negociando la eliminación de los aranceles impuestos por la Unión Europea sobre los automóviles eléctricos chinos.
Es muy probable que la visita del presidente chino a Vietnam, Malasia y Camboya resulte en la firma de decenas de acuerdos y un aumento del intercambio comercial entre estos países.
Por otro lado, China ha logrado, a través de la imposición de aranceles sobre las importaciones estadounidenses, demostrar al mundo que tiene una alta confianza en sí misma y que puede ser un polo dentro del mundo multipolar que busca establecer junto a Rusia y otras naciones, sin temer a la confrontación con Washington y luchando hasta el final, a pesar de saber que no hay ganadores en una guerra comercial.
Es cierto que los aranceles son dolorosos para China y su economía, pero Beijing los ve como una oportunidad para mejorar su situación mediante un mayor enfoque en la autosuficiencia en la producción, especialmente en el sector de los semiconductores.
Además, la confrontación con Estados Unidos ha representado un desafío para el presidente chino, quien ha asumido la responsabilidad del sueño chino, que consiste en lograr el gran renacimiento de la nación china.
En su discurso de 2021, con motivo del centenario de la fundación del Partido Comunista Chino, Xi Jinping afirmó que la época en la que se podía intimidar al pueblo chino había quedado atrás para siempre.
Por lo tanto, retroceder en la imposición de aranceles mostraría a Xi como un líder débil.
La imposición de aranceles recíprocos entre China y Estados Unidos no es solo una guerra comercial, sino una cuestión de poder entre las dos economías más grandes del mundo. Es un juego de quién grita primero por el dolor.
Al final, es probable que Beijing y Washington lleguen a un acuerdo comercial.
Sin embargo, las tensiones seguirán marcando la relación entre ambos países, ya que Trump busca mantener a Estados Unidos como la potencia dominante a nivel global bajo el lema "Estados Unidos Primero", mientras que China aspira a eliminar la hegemonía estadounidense y construir un mundo en el que sea un actor principal.