Túnez en el año 2019: Movimiento político y desafíos
El 2019 fue un año diferente de los anteriores en términos de los acontecimientos políticos que tuvieron lugar en Túnez.
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Túnez en el año 2019: Movimiento político y desafíos.
El 2019 fue un año diferente de los anteriores en términos de los acontecimientos políticos que tuvieron lugar en Túnez.
Un movimiento político consolidó los partidos tunecinos y algunos hitos importantes, cuyos más destacados fueron la celebración por segunda vez –después de la Revolución– de las elecciones legislativas y presidenciales en circunstancias excepcionales, y los resultados de las urnas constituyeron una "mancha" que volcó las balanzas y creó nuevos equilibrios políticos sorprendentes.
Los desafíos en Túnez han sido grandes desde los principios de 2019, fue el año de las elecciones electorales que comenzaron con la elección del presidente de la Comisión Superior Independiente de Elecciones, Nabil Bafoun, el 30 de enero de 2019, en lugar de Mohamed Tlili Al-Mansari, quien anunció su renuncia en julio de 2018, debido a las diferencias que azotaban el núcleo de dicha comisión.
La elección de un nuevo presidente de la comisión electoral fue un mensaje de tranquilidad para la opinión pública tunecina, en tanto la comisión había tomado una posición estable después de una larga disputa entre sus miembros y las posteriores aprensiones sobre su disposición en cuanto a los beneficios electorales.
Un proceso electoral difícil
El trabajo de la comisión electoral no ha sido fácil, acontecimientos que hicieron cambiar el curso del calendario electoral y crearon dificultades y temores que provocaron una polémica.
La comisión determinó el curso de las elecciones parlamentarias el 6 de octubre de 2019, que serían seguidos por las elecciones presidenciales el 17 de noviembre, pero la muerte del presidente Beiji Qaed Essebsi el 25 de julio pasado impuso que la comisión adelantara la fecha de las elecciones presidenciales hasta el 15 de septiembre de conformidad con los requisitos constitucionales.
A pesar de la controversia jurídica creada por el vacío en la presidencia de la República en ausencia de un Tribunal Constitucional, Túnez pudo superar esa etapa delicada oportunamente, ya que el presidente del Parlamento, Mohamed Nasser, hizo el juramento constitucional para convertirse en el presidente interino del país por un período máximo de 90 días, lo que impuso la necesidad de aprobar una enmienda excepcional a la ley electoral para poder respetar y cumplir sin demora el plazo de las presidenciales.
El apretado plazo para celebrar las elecciones presidenciales ejerció una enorme presión sobre la comisión electoral y generó preocupaciones entre algunos partidos políticos que previeron tenía un impacto en la conducción de la campaña para las elecciones legislativas.
Las elecciones se llevaron a cabo en circunstancias excepcionales, y fueron atrapadas por acontecimientos que fueron los primeros de su tipo en la experiencia tunecina, que se considera fruto del compromiso con la democracia.
Un candidato que se postula a las elecciones desde la prisión y su candidatura sigue siendo válida y otro se postula a la carrera electoral estando fuera del país y contra quien fueron emitidas órdenes de apresamiento por diferentes motivos desde antes de postularse y aun así su candidatura se mantuvo válida, lo que provocó una gran controversia sobre el tiempo y los motivos en plena campaña electoral.
Espectro político fracturado y vulnerable
A pesar de las circunstancias excepcionales, Túnez pudo ganar la apuesta del reto electoral, una experiencia excepcional, cuyos resultados también fueron excepcionales y sorprendentes.
La sorpresa política fue la victoria de un candidato independiente, Kais Said, en las elecciones presidenciales, con una participación que alcanzó el 73 por ciento. Resultados equivalentes a un "terremoto" o "temblor", como lo describieron los observadores políticos.
Dicha victoria representó un castigo político que los votantes practicaron contra los partidos políticos que habían gobernado desde la revolución hasta el día de hoy, y es algo que les hizo hablar de un cambio profundo en el "sistema" tunecino y una segunda revolución contra el “stablishment” político y una rectificación del camino revolucionario.
Por otro lado, las elecciones dieron como resultado un parlamento disperso, que ensombreció el curso de las consultas sobre la formación del futuro gobierno debido a la dificultad en la comunicación entre los partidos políticos, lo que obligó al Primer Ministro designado Habib al-Jamali a optar por formar un gobierno tecnócrata de competencias nacionales y no partidistas.
La brecha que existe entre los partidos políticos representados en el parlamento, su negativa a trabajar en conjunto además de la difícil tarea de formar el nuevo gobierno, así como la opción de la mayoría de los partidos de posicionarse como oposición, y por otro lado están los temores sobre el deterioro de la situación económica en Túnez, sin dejar de mencionar que el Fondo Monetario Internacional decidió suspender el desembolso de $ 1.2 mil millones a Túnez en el marco de los pagos sexto y séptimo del préstamo acordado, debido a lo que consideró el fracaso de Túnez en no haber llevado a cabo las reformas requeridas, así como los movimientos de protesta en algunas gobernaciones para denunciar las vulnerables condiciones sociales.
En Túnez, un año se va y otro llega sin haber podido decidirse un nuevo gobierno que toma la batuta, un año que termina con tensiones políticas y conflictos entre fuerzas opuestas, desafíos económicos y sociales que se complicaron aún más por las condiciones regionales y los riesgos de la guerra en Libia.
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