¿Acaso Washington se abstuvo o falló en interceptar un misil norcoreano?
Los polos del establishment gobernante en torno al desempeño del arsenal estadounidense se ha planteado una pregunta obvia: "¿por qué Washington no derribó y dejó caer este último misil norcoreano después de sobrevolar el espacio aéreo japonés durante su tercer y último vuelo?
Lejos de la mera observación de las múltiples preguntas de líderes políticos, militares, elites intelectuales e informativas diferentes sobre la importancia del hecho, pretendemos arrojar luz precisamente sobre el aspecto técnico y el nivel de la "disposición militar" de Estados Unidos, donde el Pentágono y otros cuerpos del Estado no dejaron de sentirse orgullosos de su capacidad y modernidad para afrontar "todos los desafíos y peligros".
En todo caso cabe señalar las garantías emitidas por el Departamento de Defensa Antimisiles del Pentágono, sobre la disposición de las armas interceptoras, en la última declaración hecha por su jefe, el general Samuel Graves, el 10 de agosto del mes pasado... "Los sistemas de defensa contra misiles balísticos desplegados pueden afrontar los retos actuales". Pero el mismo departamento informó al Congreso el 22 de junio de 2017: "No hemos llegado a la certeza de la capacidad de interceptar misiles durante su vuelo”.
Los datos del Pentágono indican el alto costo del programa de defensa antimisiles, que cuesta más de 40 mil millones de dólares, sin resultados satisfactorios, según ha publicado la cadena NBC News el 19 de abril de 2017.
En términos puramente militares, Pyongyang disparó un misil balístico, sobrevoló la isla de Hokkaido, en el norte Japonés, que tardó unos 14 minutos "en un ángulo de inclinación de 550 kilómetros (550 millas) con un alcance de 2 mil 700 kilómetros" en el punto de impacto del Océano Pacífico, a mil 180 kilómetros al este de la isla japonesa.
La primera pregunta se refiere a la identificación de la "identidad" del misil después de determinar su supuesto alcance. Los informes se contradicen sobre si se trata de un misil balístico de alcance intermedio o de otro modelo. A este respecto, la agencia de inteligencia de Stratfor , y basándose en los datos digitales arriba mencionados, dijo: “ podemos decir que se trata de un "misil balístico de alcance intermedio ", agrega, usando una frase condicional, "pero la probabilidad es que Corea del Norte realizó una prueba de un misil de alcance intermedio con una ojiva más grande".
“Basándose en informes de inteligencia estadounidense, los datos indican que el misil balístico se partió en tres pedazos antes de caer en las aguas cercanas”, añadió.
Lo que desconcierta a la institución y sus agencias de inteligencia es su incertidumbre proveniente de no poder clasificar dicho misil, ya sea el IRBM de un intermedio alcance, o el ICBM un misil balístico intercontinental.
Intercepción y confrontación
¿Era posible a intercepción del misil? El liderazgo militar estadounidense ha evitado dar respuestas directas. Después que el sitio de noticias de Defenson, especialista en asuntos militares, el 29 de agosto preguntó al mando de las fuerzas estadounidenses en el Pacífico, con sede en Honolulu, Hawai, ¿por qué no intentaron derribar el misil? No respondió el mando de las fuerzas y simplemente emitió una declaración breve e inadecuada, que decía lo siguiente: "El Comando de la Defensa Aérea y de las Fuerzas Espaciales de Estados Unidos decidió que el misil lanzado desde una base en Corea del Norte no representaba una amenaza para el territorio norteaméricano".
Los expertos en misiles fueron más sinceros al decir que "la altura y velocidad del misil Huasong-12 durante su vuelo implicó una gran dificultad técnica para destruirlo durante el proceso de vuelo, mientras que el fracaso del intento sería una vergüenza para Japón".
Algunas de las avanzadas capacidades técnicas y militares a disposición de las fuerzas estadounidenses se centran en "cuatro satélites que orbitan la órbita exterior del globo armado con alarmas infrarrojas". Además del sistema de alerta temprana [J-ALERT] disponible para Japón, a través del cual Japón envió múltiples advertencias a sus ciudadanos a través de teléfonos personales y estaciones de radio y televisión.
Estados Unidos también está usando tres de los destructores Aegis de tercera generación de equipados con misiles de intercepción que circulan permanentemente el Mar de Japón, seguido por el sistema de defensa antimisiles Patriot, instalado en la base aérea de Chitose en el territorio de Hokkaido.
La "tecnología de sensores" disponible en el arsenal estadounidense puede detectar el misil "dentro de dos segundos" después del lanzamiento, y después de unos segundos puede determinar el probable objetivo del misil. Por lo tanto, los militares estadounidenses se dieron cuenta pronto de que el misil coreano no apunta contra ningun objetivo en territorio estadounidense, así como el alto costo de los misiles interceptores que la economía debería operarlos después de una total certeza.
El posible fracaso por defecto de un intento de intercepción debe ser tenido en cuenta por los comandantes militares. El costo del fracaso es políticamente caro y "diplomáticamente desastroso" para los Estados Unidos, así como la vergüenza . Los aliados de los Estados Unidos, tanto en la región como en el resto del mundo, aumentarán su nivel de preocupación y el fracaso animará a los líderes Corea del Norte y de otros países a desafiar a los estados y a romper la barrera de disuasión.
La agencia de inteligencia de Stratfor , antes mencionada, salvó a los militares de la vergüenza diciendo que la ruta del misil norcoreano era "la menos provocativa" para las políticas de Estados Unidos y que su sobrevuelo de aquella parte de Japón llegó a una zona deshabitada. Si la intercepción falla se recurriría, las repercusiones en el territorio japonés tendrán el menor daño posible y las mínimas bajas posibles.
"La política declarada por Japón no está clara en cuanto a interceptar y derribar el misil norcoreano sobre su territorio, debido a la gran aventura que representa este hecho ante sus ciudadanos”, agregó.
Crisis de la Marina
Las repercusiones de la crisis estadounidense con Corea del Norte han revelado debilidades, tanto en la doctrina de la Marina como en sus misiones. Las vicisitudes de la decisión política entre el ex presidente George W. Bush y su sucesor Barack Obama también contribuyeron a la confusión de sus tareas.
Los sistemas de defensa antimisiles, las misiones y los recursos estaban en el seno del proyecto americano y sus interacciones entre las dos administraciones anteriores. El sistema "favorito" de la administración de Bush era una "nueva" versión del sistema Star Wars: invertir en tecnología de misiles para interceptar misiles de largo alcance que no maduró lo suficiente como para realizar experimentos en vivo. La fuente de la "amenaza" fue Irán.
El proyecto del presidente Bush se basó en el establecimiento de un "sitio de radar avanzado en la República Checa" reforzado con 10 baterías para misiles interceptores en Polonia.
El proyecto de la administración de Obama exigía el despliegue de "unos cientos de sistemas de misiles interceptores" en Europa, apoyados por "estaciones móviles de radar, algunas de ellas en el espacio ultraterrestre, que controlan el movimiento de tres tipos de misiles: el Patriot, SM-3 y plataformas interceptoras apoyadoras instaladas en los Estados de Alaska y California.
El costo material de la estrategia del presidente Bush y del presidente Obama ha alcanzado "56 mil millones de dólares desde 2002" y otros 50 mil millones de dólares al final de 2013.
Las debilidades estructurales de la Armada son diversas e incluyen varios aspectos, que datan de la era del final de la Guerra Fría, según los estudios especializados del Pentágono. Los más prominentes de estos se resumen en lo siguiente:
La reducción del período de formación de los oficiales, que solía ser entre los 6 y 12 meses en la época de la Guerra de Vietnam, se redujo a tres meses, el cambio de los planes de estudios operativos al acoso sexual entre las filas de las fuerzas y la prevención del suicidio, así como el mantenimiento del servicio activo en el mar durante 80 horas semanales a lo largo del servicio antes de la rotación y lo que implica la pérdida de algunos marineros expertos durante la rotación, lo que llevó a una mayor dependencia del elemento humano frente a la tecnología moderna, además de los programas de entrenamientos necesarios.
Una de las características de la Séptima Flota son sus peligrosas misiones en las aguas del Océano Pacífico y en el mar de la China meridional, frente a China y Corea del Norte, sus miembros están sometidos a estrés, agotamiento y los equipamientos también. Al respecto, algunos militares indican que los programas de mantenimiento también se han rebajado a bordo de esos buques y equipos, lo que afecta la velocidad de su respuesta a la operación de los radares especializadas en detectar y localizar misiles.
"Los programas de entrenamiento para oficiales y reclutas se han reducido, la promoción de la carrera de los oficiales se ha deteriorado a costa de la preparación, la falta de elemento humano se ha convertido en algo constante y difícil de tratar", resume un oficial retirado de la Marina las dificultades que sufren los marineros y sus equipos.
La colisión de un buque de carga comercial reveló múltiples deficiencias, sobre todo porque la velocidad de la flota comercial es más lenta que la velocidad de los buques de guerra "avanzados". Cuando éstes últimos no han podido actuar profesionalmente con un incidente "normal", se multiplicaron las cuestiones dudosas entre los principales círculos del Pentágono sobre la credibilidad de la capacidad de su Marina en detectar, perseguir y derribar un misil balístico volando a una velocidad muy alta.
En todo caso cabe señalar las garantías emitidas por el Departamento de Defensa Antimisiles del Pentágono, sobre la disposición de las armas interceptoras, en la última declaración hecha por su jefe, el general Samuel Graves, el 10 de agosto del mes pasado... "Los sistemas de defensa contra misiles balísticos desplegados pueden afrontar los retos actuales". Pero el mismo departamento informó al Congreso el 22 de junio de 2017: "No hemos llegado a la certeza de la capacidad de interceptar misiles durante su vuelo”.
Los datos del Pentágono indican el alto costo del programa de defensa antimisiles, que cuesta más de 40 mil millones de dólares, sin resultados satisfactorios, según ha publicado la cadena NBC News el 19 de abril de 2017.
En términos puramente militares, Pyongyang disparó un misil balístico, sobrevoló la isla de Hokkaido, en el norte Japonés, que tardó unos 14 minutos "en un ángulo de inclinación de 550 kilómetros (550 millas) con un alcance de 2 mil 700 kilómetros" en el punto de impacto del Océano Pacífico, a mil 180 kilómetros al este de la isla japonesa.
La primera pregunta se refiere a la identificación de la "identidad" del misil después de determinar su supuesto alcance. Los informes se contradicen sobre si se trata de un misil balístico de alcance intermedio o de otro modelo. A este respecto, la agencia de inteligencia de Stratfor , y basándose en los datos digitales arriba mencionados, dijo: “ podemos decir que se trata de un "misil balístico de alcance intermedio ", agrega, usando una frase condicional, "pero la probabilidad es que Corea del Norte realizó una prueba de un misil de alcance intermedio con una ojiva más grande".
“Basándose en informes de inteligencia estadounidense, los datos indican que el misil balístico se partió en tres pedazos antes de caer en las aguas cercanas”, añadió.
Lo que desconcierta a la institución y sus agencias de inteligencia es su incertidumbre proveniente de no poder clasificar dicho misil, ya sea el IRBM de un intermedio alcance, o el ICBM un misil balístico intercontinental.
Intercepción y confrontación
¿Era posible a intercepción del misil? El liderazgo militar estadounidense ha evitado dar respuestas directas. Después que el sitio de noticias de Defenson, especialista en asuntos militares, el 29 de agosto preguntó al mando de las fuerzas estadounidenses en el Pacífico, con sede en Honolulu, Hawai, ¿por qué no intentaron derribar el misil? No respondió el mando de las fuerzas y simplemente emitió una declaración breve e inadecuada, que decía lo siguiente: "El Comando de la Defensa Aérea y de las Fuerzas Espaciales de Estados Unidos decidió que el misil lanzado desde una base en Corea del Norte no representaba una amenaza para el territorio norteaméricano".
Los expertos en misiles fueron más sinceros al decir que "la altura y velocidad del misil Huasong-12 durante su vuelo implicó una gran dificultad técnica para destruirlo durante el proceso de vuelo, mientras que el fracaso del intento sería una vergüenza para Japón".
Algunas de las avanzadas capacidades técnicas y militares a disposición de las fuerzas estadounidenses se centran en "cuatro satélites que orbitan la órbita exterior del globo armado con alarmas infrarrojas". Además del sistema de alerta temprana [J-ALERT] disponible para Japón, a través del cual Japón envió múltiples advertencias a sus ciudadanos a través de teléfonos personales y estaciones de radio y televisión.
Estados Unidos también está usando tres de los destructores Aegis de tercera generación de equipados con misiles de intercepción que circulan permanentemente el Mar de Japón, seguido por el sistema de defensa antimisiles Patriot, instalado en la base aérea de Chitose en el territorio de Hokkaido.
La "tecnología de sensores" disponible en el arsenal estadounidense puede detectar el misil "dentro de dos segundos" después del lanzamiento, y después de unos segundos puede determinar el probable objetivo del misil. Por lo tanto, los militares estadounidenses se dieron cuenta pronto de que el misil coreano no apunta contra ningun objetivo en territorio estadounidense, así como el alto costo de los misiles interceptores que la economía debería operarlos después de una total certeza.
El posible fracaso por defecto de un intento de intercepción debe ser tenido en cuenta por los comandantes militares. El costo del fracaso es políticamente caro y "diplomáticamente desastroso" para los Estados Unidos, así como la vergüenza . Los aliados de los Estados Unidos, tanto en la región como en el resto del mundo, aumentarán su nivel de preocupación y el fracaso animará a los líderes Corea del Norte y de otros países a desafiar a los estados y a romper la barrera de disuasión.
La agencia de inteligencia de Stratfor , antes mencionada, salvó a los militares de la vergüenza diciendo que la ruta del misil norcoreano era "la menos provocativa" para las políticas de Estados Unidos y que su sobrevuelo de aquella parte de Japón llegó a una zona deshabitada. Si la intercepción falla se recurriría, las repercusiones en el territorio japonés tendrán el menor daño posible y las mínimas bajas posibles.
"La política declarada por Japón no está clara en cuanto a interceptar y derribar el misil norcoreano sobre su territorio, debido a la gran aventura que representa este hecho ante sus ciudadanos”, agregó.
Crisis de la Marina
Las repercusiones de la crisis estadounidense con Corea del Norte han revelado debilidades, tanto en la doctrina de la Marina como en sus misiones. Las vicisitudes de la decisión política entre el ex presidente George W. Bush y su sucesor Barack Obama también contribuyeron a la confusión de sus tareas.
Los sistemas de defensa antimisiles, las misiones y los recursos estaban en el seno del proyecto americano y sus interacciones entre las dos administraciones anteriores. El sistema "favorito" de la administración de Bush era una "nueva" versión del sistema Star Wars: invertir en tecnología de misiles para interceptar misiles de largo alcance que no maduró lo suficiente como para realizar experimentos en vivo. La fuente de la "amenaza" fue Irán.
El proyecto del presidente Bush se basó en el establecimiento de un "sitio de radar avanzado en la República Checa" reforzado con 10 baterías para misiles interceptores en Polonia.
El proyecto de la administración de Obama exigía el despliegue de "unos cientos de sistemas de misiles interceptores" en Europa, apoyados por "estaciones móviles de radar, algunas de ellas en el espacio ultraterrestre, que controlan el movimiento de tres tipos de misiles: el Patriot, SM-3 y plataformas interceptoras apoyadoras instaladas en los Estados de Alaska y California.
El costo material de la estrategia del presidente Bush y del presidente Obama ha alcanzado "56 mil millones de dólares desde 2002" y otros 50 mil millones de dólares al final de 2013.
Las debilidades estructurales de la Armada son diversas e incluyen varios aspectos, que datan de la era del final de la Guerra Fría, según los estudios especializados del Pentágono. Los más prominentes de estos se resumen en lo siguiente:
La reducción del período de formación de los oficiales, que solía ser entre los 6 y 12 meses en la época de la Guerra de Vietnam, se redujo a tres meses, el cambio de los planes de estudios operativos al acoso sexual entre las filas de las fuerzas y la prevención del suicidio, así como el mantenimiento del servicio activo en el mar durante 80 horas semanales a lo largo del servicio antes de la rotación y lo que implica la pérdida de algunos marineros expertos durante la rotación, lo que llevó a una mayor dependencia del elemento humano frente a la tecnología moderna, además de los programas de entrenamientos necesarios.
Una de las características de la Séptima Flota son sus peligrosas misiones en las aguas del Océano Pacífico y en el mar de la China meridional, frente a China y Corea del Norte, sus miembros están sometidos a estrés, agotamiento y los equipamientos también. Al respecto, algunos militares indican que los programas de mantenimiento también se han rebajado a bordo de esos buques y equipos, lo que afecta la velocidad de su respuesta a la operación de los radares especializadas en detectar y localizar misiles.
"Los programas de entrenamiento para oficiales y reclutas se han reducido, la promoción de la carrera de los oficiales se ha deteriorado a costa de la preparación, la falta de elemento humano se ha convertido en algo constante y difícil de tratar", resume un oficial retirado de la Marina las dificultades que sufren los marineros y sus equipos.
La colisión de un buque de carga comercial reveló múltiples deficiencias, sobre todo porque la velocidad de la flota comercial es más lenta que la velocidad de los buques de guerra "avanzados". Cuando éstes últimos no han podido actuar profesionalmente con un incidente "normal", se multiplicaron las cuestiones dudosas entre los principales círculos del Pentágono sobre la credibilidad de la capacidad de su Marina en detectar, perseguir y derribar un misil balístico volando a una velocidad muy alta.