El famoso mosaico Barada de la Mezquita de los Omeyas en Damasco
Con casi 100 años de reinado en Siria, el califato de los Omeyas fundió el imperio más grande que había visto el mundo hasta la fecha, y no desapareció sin dejar uno de los tesoros más importantes y antiguos para la humanidad: la Gran Mezquita de Damasco y sus famosos mosaicos que adornan las paredes.
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El famoso mosaico Barada de la Mezquita de los Omeyas en Damasco. Foto: SANA
Al recorrer el casco histórico de Damasco, el visitante no puede pasar al zoco, comprar los pimientos, beber el té y fumar su narguile en el café Al Nofara sin entrar en la Gran Mezquita, que habría ocupado un anterior templo romano.
Su construcción en 705 sobre la catedral bizantina dedicada a Juan el Bautista recuerda a una basílica católica.
Tiene cuatro puertas, una cúpula y tres minaretes. Y hasta ahora se pueden observar en los muros externos ornamentos e insignias griegas.
Se dice que su capilla contiene la cabeza de san Juan Bautista, así como otro lugar donde se conserva la cabeza de Husein bin Ali, nieto del profeta Mahoma. Por esas razones, es visitada tanto por los musulmanes como los cristianos.
El interior de la mezquita representa una obra maestra lujosa por los mosaicos que se encuentran en las partes superiores, así como el mármol en las inferiores.
En la entrada, se encabeza un mosaico fenomenal que llama la atención. los pedazos se mezclan de manera ingeniosa que constituye una historia completa alrededor del rio Barada.
Una verdadera creatividad artesanal de la época omeya.
Los artistas, locales y/o extranjeros, pusieron todos sus conocimientos técnicos al servicio de este mosaico como si fuera real. Los 34,5m de longitud y 7.15m de ancho representan el lecho del río Barada, el famoso y único río de Damasco, que desciende de la izquierda a la derecha, regando en su camino los albaricoqueros, los manzanos y las palmeras, riqueza agrícola del país en esta época.
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Era el orgullo de los califatos durante años y años hasta la llegada del imperio Otomano que lo cubrió de yeso. Foto: SANA
Por la orilla del río, se vislumbran diferentes edificios y palacios con algunos motivos decorativos de color verde y azul, con fondo dorado. Y en segundo plano la ghouta y sus pueblos.
No cabe duda, el mosaico, inspirado del arte bizantino, iba evolucionando de manera muy notable hasta lograr sus propias reglas y estilo.
Era el orgullo de los califatos durante el paso de los años hasta la llegada del imperio Otomano que lo cubrió de yeso. Fue sólo en 1929 cuando se reveló de nuevo su forma artística y pudo recuperar su esplendor gracias al empeño de los artistas y artesanales sirios.