Pequeñas ciudades submarinas…aún respiran
La Unesco diseña estrategias para salvar los arrecifes de coral de la extinción.
Los arrecifes de coral protegen las costas de las tormentas y la erosión, y sirven de medio de subsistencia para cientos de comunidades indígenas. No obstante, estos ecosistemas marinos corren el riesgo de desaparecer a finales del presente siglo, advierte la Unesco.
Actualmente, se reconoce que la decoloración coralina está sucediendo de manera mucho más rápida de lo que sugería la ciencia en un inicio. Los corales “blanqueados” son vulnerables a la inanición y tienen una tasa de mortalidad elevada.
Cuando el coral muere a causa de un acontecimiento como la decoloración, los pedazos se desprenden y se acumulan en el arrecife, creando una especie de “escombros” que impiden el crecimiento de nuevos corales.
¿Qué consecuencias trae esta enfermedad? Según el artículo “Scientists´ perceptions of threats to coral reefs: results of survey of coral reef researchers”, firmado por los autores Joan A. Kleypas y C. Mark Eakin, el crecimiento de la población humana, el desarrollo costero y la cercanía a las grandes ciudades provoca que los mares reciban impactos de magnitudes y orígenes muy diversos.
Sin embargo, los investigadores aseguran que la mayor amenaza para los arrecifes de coral de todo el mundo es el calentamiento de las temperaturas oceánicas debido a las emisiones globales de dióxido de carbono.
Los últimos datos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático confirman que, incluso si logramos estabilizar el aumento de la temperatura global a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales, se perderá entre 70 y 90 por cientode los arrecifes de coral a mediados de siglo.
Arrecifes resilientes
Para evitar la total desaparición de estas pequeñas ciudades submarinas, en 2018, durante la Cumbre Nuestro Océano, diferentes organizaciones internacionales acordaron la Iniciativa de Arrecifes Resilientes en cuatro sitios pilotos: Australia, Belice, Nueva Caledonia (Francia) y Palau.
Desde entonces, en la Laguna Sur de las Islas Rocas (Palau), grupos medioambientalistas educan al personal y a las comunidades regionales en los últimos conocimientos científicos y de gestión pesquera, adaptación y resiliencia.
Por otra parte, en la costa australiana de Ningaloo, la población indígena local crea pequeñas estructuras de barras de acero, las cuales permiten que los huevos fecundados se asientan y crezcan.
En los casos de Belice y Nueva Caledonia, el proyecto estudia los ecosistemas marinos en función de cuidar el equilibrio biológico.
Específicamente en el Caribe beliceño, las autoridades aprobaron una ley con el objetivo de proteger los peces herbívoros (pez loro y pez cirujano), esenciales para la reducción de las algas que amenazan la salud de los arrecifes.
Aun así, la asociación entre la Unesco y el Fondo Mundial para los Arrecifes de Coral, un consorcio público-privado liderado por las Naciones Unidas, intensificará las inversiones en estrategias de resiliencia climática.
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