Éxito en las estrategias evolutivas de los coleópteros
El cambio de hospedador al que parasitan, como los saltamontes, han sido claves para la supervivencia de la especie.
Un equipo de investigadores españoles en el que participan el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid (MNCN-CSIC) y el Real Jardín Botánico (RJB-CSIC) ha estudiado la evolución de dos complejas estrategias de vida de los coleópteros de la familia Meloidae, conocidos por su capacidad para producir el potente veneno denominado cantaridina.
Especialmente, han analizado el tipo de insecto al que parasitan para obtener el alimento, y la foresis, comportamiento mediante el cual un individuo utiliza a otro para desplazarse; relacionándolos con la riqueza de especies de los grupos y su tasa de extinción. Los resultados, que se publican en la revista Molecular Ecology, indican que la foresis y el cambio de hospedador al que parasitan, como los saltamontes, han sido claves para la supervivencia de la especie.
La familia Meloidae cuenta con alrededor de 3000 especies y se divide en tres subfamilias: Eleticinae, Meloinae y Nemognathinae. Los individuos pertenecientes a estas dos últimas presentan una metamorfosis compleja con varias fases y estados larvarios. “La mayoría de los grupos incluidos en estas subfamilias son parásitos de abejas, aunque también los hay que parasitan saltamontes. Mediante este comportamiento, los coleópteros invaden los nidos de estos otros insectos y se alimentan de sus huevos y larvas”, explica Karen López, investigadora del MNCN participante en el estudio.
“Por otro lado, estas subfamilias incluyen grupos sin y con foresis, en este último caso, esto quiere decir que las larvas se agarran a las abejas para llegar hasta sus nidos cuando estos se acercan a las flores”, puntualiza la investigadora.
Coleópteros
“En la naturaleza, todas las especies tienen que adaptarse a la disponibilidad de recursos. En el caso de los coleópteros, la fluctuación en la presencia de los insectos a los que parasitan como las abejas, hace que tengan que cambiar sus hospedadores y/o sus estrategias de alimentación”, explica Isabel Sanmartín, investigadora del RJB.
“Gracias a este estudio, en el que realizamos un análisis filogenético de la evolución de estos rasgos en la familia Meloidae, sabemos que el ancestro común de estas dos subfamilias era parásito de abejas y no forético. Además, observamos que la aparición de la foresis y el cambio de hospedador ha ocurrido varias veces a lo largo de su historia evolutiva”, detalla Mario García París, también investigador del MNCN.
Además, el equipo quiso saber cuán efectivas han resultado estas estrategias para los meloidos, relacionando la foresis y el tipo de hospedador con la riqueza de especies y las tasas de extinción en los grupos. “Comprobamos por primera vez que, efectivamente, los grupos no foréticos y únicamente parásitos de abejas presentaron, a lo largo de la historia evolutiva de Meloidae, una mayor tasa de extinción y menos riqueza que los grupos con foresis o que cambiaron de hospedador. Lo que demuestran estas observaciones es que, en el caso de los meloidos, el cambio de estrategias a pesar de ser arriesgado, ha resultado un éxito para evitar la extinción”, señala López.